El nombre de Elizabeth Holmes se convirtió en tendencia en las últimas horas, luego de que se conociera que la exempresaria estadounidense fue ingresada a una prisión del estado de Texas, donde cumplirá su sentencia de 11 años de cárcel por varios cargos de fraude. Pero, cómo fue que la mujer pasó de ser multimillonaria en Silicon Valley a la decadencia y el encierro. 

Holmes nació en Washington D.C., Estados Unidos, el 3 de febrero de 1984. Entró a la carrera de Química en la Stanford University, pero cuando estaba en segundo año dejó la institución para fundar la empresa Real-Time Cures, que después se convirtió en Theranos, una compañía que prometía producir pruebas sanguíneas instantáneas.

Según promocionaba Holmes y su equipo, las personas podrían saber qué enfermedades o afecciones padecían en cuestión de minutos y con tan solo unas gotas de sangre. 

La mujer puso en marcha su empresa en 2003 utilizando lo que habría sido el dinero de su matrícula en Stanford, y en poco menos de un año recaudó hasta 6 millones de dólares. El primer millón lo consiguió gracias a Tim Draper, un inversor de capital riesgo y padre de una de sus amigas de la infancia. Posteriormente, se fueron uniendo al proyecto otros destacados inversores, como el expresidente Bill Clinton, los magnates Carlos Slim y Rupert Murdoch, el fundador de Oracle, Larry Ellison; y la cadena de farmacias Walgreens.

De este modo, Holmes no solo logró convertirse en multimillonaria a muy temprana edad, sino que además cobró gran popularidad y algunos la llamaron “la Steve Jobs de la biotecnología”. 

Tal es así que fue protagonista de diversos reportajes en medios como Forbes, Fortune, Inc, The New York Times, entre otros, que la describían como la mujer que revolucionaría el sector sanitario.

Además, para 2014, su fortuna se calculaba en US$4500 millones y ocupaba el sexto puesto en la lista de los empresarios más ricos de Estados Unidos con menos de 40 años.

Sin embargo, la suerte de Holmes y de su compañía, que estaba valorada en 9.000 millones de dólares, llegó a su fin en 2015, cuando una investigación de The Wall Street Journal develó que los análisis sanguíneos realizados por los equipos de Theranos no cumplían con lo que prometían.

Tras ello, en 2016, se rescindió el acuerdo de la startup con la farmeceútica Walgreens, lo que provocó el cierre de 40 centros de bienestar Theranos en todo Arizona, y la compañía comenzó a ser investigada por la Comisión del Mercado de Valores, la Administración de Alimentos y Medicamentos, los Centros de Medicare y Medicaid, el Departamento de Salud de Pensilvania y el Departamento de Salud de Arizona.

Finalmente, tras un largo proceso judicial, Holmes fue encontrada culpable en noviembre del año pasado, al igual que su exnovio y exdirector de operaciones de Theranos, Ramesh Balwani, por fraude a pacientes, inversores y médicos, y condenada a 11 años y 3 meses de prisión.

Además de cumplir condena en prisión, tanto Balwani (que ya cumple su condena en una cárcel de California) como Holmes fueron penados a pagar 452.047.268 dólares a los inversores implicados. 

Cómo es la cárcel en la que está recluida Holmes

La exempresaria estadounidense, madre de dos niños pequeños (uno de casi 2 años y la otra de apenas 3 meses) y esposa de Billy Evans, heredero del Evans Hotel Group, fue recluída en la Prisión Federal de mujeres Camp Bryan, cerca de Houston. 

La prisión FPC Bryan ocupa un terreno de unas 15 hectáreas y alberga entre 500 y 700 reclusas, la mayoría cumpliendo penas por crímenes no violentos o delitos financieros. 

El manual interno de conducta y convivencia indica que las detenidas deben vestir un pantalón y una camisa caqui, y despertarse a las 06:00 am todos los días, para cumplir con las actividades.

Las internas pueden estar solas o con una compañera de celda; y la vida en esa prisión federal se centra en el trabajo y los programas extracurriculares.

A las reclusas se les paga entre 12 centavos y US$1,15 por hora de trabajo; y muchas están involucradas en el servicio de alimentos y el trabajo de manufactura.

Fuera de esos deberes, pueden tomar clases de habilidades comerciales e idiomas, ver televisión, practicar deportes e ir a servicios religiosos.

Como otras internas, se espera que Holmes goce de una hora para la comida del menú regular de la Oficina Federal de Prisiones, que consiste en alimentos como pollo, hamburguesas, panchos, tacos o macarrones.

Medidas disciplinarias

Según el manual de la prisión, Holmes podrá hablar con su familia a través de videollamadas. Además, a las internas también se les permite tener visitas los fines de semana y días festivos, pero con contacto físico limitado.

En caso de faltas, las internas pueden enfrentar medidas disciplinarias por infracciones como no mantener ordenada su celda o habitación, dormir más allá de la hora designada, compartir su cuenta telefónica con otras reclusas, o moverse de lugar durante el pase de lista, lo cual sucede cinco veces al día.