El mundo de la historieta tiene en Fernando Calvi una de sus miradas más sensibles, más complejas. Su talento le ha llevado a publicar en medios locales e internacionales, con resonancia particular en revista Fierro. De su tarea reciente, destaca la participación en DisTinta, el libro compilado por Martín Pérez y Liniers; junto a Ser Súper, el "revistón" que ocupa esta nota, editado por el sello rosarino Szama.

Las 24 páginas de tamaño generoso (29x21) remedan el formato comic‑book pero de modo expandido. Un "giant‑size" a todo color que rápidamente se identifica con la imaginería de los superhéroes. "Ser Súper es la historieta en donde más claramente hago una reelaboración de mis lecturas infantiles y de la adolescencia, de todas esas historietas de superhéroes que leí. Es donde más se nota que estoy remixando, recontando cosas que fui leyendo y me impactaron mucho", le dice Calvi a Rosario/12. "En general, yo hago historietas porque me gustan mucho las historietas, es un acto reflejo, me la paso leyéndolas, y cada vez que leo algo que me gusta mucho, me digo: 'Vamos a hacer una historieta que trate de transmitir aunque sea un poco de lo que ésta me transmitió'. Desde luego que lo hago a mi manera".

En cuanto a la impronta que motiva este Ser Súper, Calvi explica que tiene que ver con "esas historietas de Superman de los años '50, '60, que siempre me gustaron mucho, ese fue el punto de partida general de la colección, y más que nada de este número". En Ser Súper, el héroe enfrenta una langosta gigante, pero lo que parecía violencia trueca en romance. Hay que verlo, no puede describirse. El abordaje formal de Calvi es llamativo, por lo geométrico del trazo, por la suspensión temporal que juega entre cuadro y cuadro, por la comprensión integral que tiene de las páginas en tanto unidades gráficas.

"Hace rato que venía haciendo algunos laburos cien por ciento en digital, sin que nada del dibujo estuviera hecho por fuera de la computadora. Me parece un estilo muy libre, que además se separa mucho del 80 por ciento de mi trabajo, que está todo hecho con papel, pinceles y plumas. Me entusiasmaba esto, y me pareció que era un estilo que daba una sensación de futurismo, de cosa extraterrestre, que es un poco lo que quería transmitir. Una vez que tuve más o menos clara la historia, elegí la técnica y la técnica fue llevando el argumento más allá, la historia se volvió más extrema".

‑ Tenés un cuidado meticuloso en la página, pero da la impresión de que te dejás llevar también por la intuición.

‑ Me pasa muchas veces de dejarme llevar y eso está bueno, hago cosas que me doy cuenta de por qué las hice recién al leerlas. Ahí entiendo por qué tomé ciertas decisiones. Al inconsciente hay que dejarlo trabajar, hacer lo suyo. Por eso, para mí el montaje es fundamental, está por delante del dibujo y del guión, cómo construir las secuencias para llegar al lector es lo más importante. En Ser Súper pude trabajar con tiempos relajados y darle espacio a todo, hacer saltos temporales tremendos entre una viñeta y la otra y después dejar una página entera para un solo instante. En general, muchas de las decisiones que parecen plásticas, fueron tomadas por una cuestión narrativa.

‑ En el montaje, de hecho, dejas espacios vacíos, como si quisieras que sea el lector quien complete, de manera interpretativa o emocional.

‑ Las historietas que me parecen buenas son las que me impactaron de alguna manera, por eso trato de dejar en todos mis trabajos un espacio al lector para que se proyecte y ponga lo suyo, que elija dónde quiere estar en esa historieta, qué historia quiere leer. Es un poco lo que me pasa a mí con esa historieta de Superman enamorado de una sirena (Lori Lemaris), que es un poco el punto de partida de este Ser Súper; la leí cuando tenía ocho años, algo pasó con esa historieta, más allá de un entretenimiento de quince minutos con una revista mexicana de Novaro. Me interesa trabajar en esa dirección.