A casi una semana del acuerdo que consagró a Sergio Massa como precandidato a Presidente de Unión por la Patria, los principales protagonistas de la precuela que anticipó el anuncio se prodigaron gestos y fotos mutuas, con el objetivo de cerrar las heridas que pudieran haberse provocado en las conversaciones que derivaron en la proclamación del tigrense y dejó fuera de batalla a los por entonces lanzados "Wado" De Pedro y Daniel Scioli.

El lunes, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner compartió acto en Aeroparque con Massa, en ocasión de la recuperación del avión destinado a vuelos de la muerte durante la dictadura, que será emplazado en la ex ESMA. Poco más tarde, Massa compartió acto en Lomas con De Pedro y Máximo Kirchner. Allí, el ministro del Interior fue muy enfático  en su apoyo a la fórmula que completa el santafesino Agustín Rossi. En la seguidilla de gestos, Scioli visitó a Cristina Kirchner en el Senado y anticipó un encuentro entre el ministro de Economía y el embajador en Brasil, que finalmente se dió este jueves. 

Ese continuado de fotos y declaraciones públicas, que también incluyó una foto oficial con los candidatos a sucederlo en la elección de octubre, certificó que, más allá de algunas críticas públicas a Alberto Fernández, la interna parece ser cosa del pasado. Al menos, al nivel de la superestructura.

El otro cambio, los que no fueron

Una de las condiciones que en su momento puso el presidente del Partido Justicialista bonaerense, Máximo Kirchner, con el objetivo de evitar la interna, era que para competir hubiera que presentar listas completas, es decir, también a cargos electivos locales: intendente, concejales y consejeros escolares en cada uno de los 135 distritos. Ese punto, sin embargo, no bastó para que Daniel Scioli desistiera de la competencia, aunque con el kirchnerismo, el massismo y los intendentes jugando para el mismo lado, al ex gobernador no le quedaban tantas opciones de candidatos para la reedición de la ola naranja. Esa carencia explicó la necesidad de pelear a cara de perro el porcentaje que estipula el reglamento para alcanzar la minoría, hasta llegar al punto de la amenaza judicial.

Tras ocho años como gobernador, Scioli conserva relaciones en los distintos territorios, que le permitieron completar, en borrador, una gran cantidad de los casilleros necesarios. En eso trabajaron varios de los que fueron sus ministros hasta 2015. El desafío mayor de esas candidaturas nonatas era la instalación: en muchos casos, se trataba de decisiones recientes, más obligadas por las circunstancias o pensadas como devolución de favores que impulsadas por vocación política.

En Tres de Febrero, por ejemplo, la candidata del sciolismo iba a ser Julia Chávez, conocida como “la Pulga”. Es la hija de un dirigente histórico del justicialismo local e ingresó al legislativo local hace un año, donde preside la comisión de Cultura y Educación. Hace apenas tres semanas, Cháves fue anfitriona de Scioli y Tolosa Paz, que fueron a recorrer el distrito. Fue la primera actividad territorial de campaña que dio a conocer.

En Vicente López, otro distrito de la primera sección electoral con gobierno municipal del PRO, en este caso Soledad Martínez, se presentaba un escenario similar. El candidato de Wado de Pedro y Axel Kicillof es Lucas Boyanovsky, y podría haber sido enfrentado por el referente del espacio sciolista a nivel local, Lorenzo Beccaria. Sin embargo esa decisión se dilató demasiado y la unidad detrás de la fórmula Massa-Rossi se definió antes de que las intenciones se plasmaran en lanzamientos. 

Algo similar ocurrió en el distrito vecino, San Isidro. Allí la mesa Daniel Scioli Presidente era conducida por el concejal Mateo Bartolini, el ex concejal Federico Gelay y representación de las agrupaciones Espacio San Isidro, ParTE San Isidro, Causa San Isidro, Consenso por San Isidro y JPBA. Son los mismos que perdieron la interna partidaria hace un año, a pesar del apoyo del canciller Santiago Cafiero, contra la senadora provincial María Teresa García. 

En la tercera, el principal armador del sciolismo era el ex intendente de Avellaneda Baldomero “Cacho” Álvarez, que dejó ese cargo en 2009 para integrar el gabinete provincial de Scioli como ministro de Desarrollo Social. "Cacho" recurrió a personajes que integraron la agrupación “Peronismo sin Fronteras” o que participaron de las dos gestiones bonaerenses de Scioli en puestos intermedios. 

Es el caso de Miguel Solís en Florencio Varela. “El Gordo” Solís pasó por distintas reparticiones públicas e integró varias listas de concejales en puestos no entrantes y siempre fue respetuoso de la conducción del PJ local. Con estos antecedentes, iba a ser candidato a intendente de uno de los distritos más populosos de la sección.

La ciudad capital, La Plata, que a su vez conforma una sección propia, la octava, es un distrito con superpoblación de candidatos. Como contó BuenosAires/12 hay trece inscriptos buscando llegar a octubre. Allí, Victoria Tolosa Paz acompañó durante un buen tiempo a Guillermo Escudero, pero finalmente le soltó la mano por su cercanía con los Bruera, con quienes la ministra de Desarrollo Social nunca se llevó bien. Entonces optó por  impulsar al concejal de su espacio, Juan Manuel Granillo Fernández. Pero Escudero es precandidato, apoyado por el sector de los intendentes, y Granillo Fernández se quedó en la largada.

A diferencia de los casos mencionados, hay distritos en los que el sciolismo estaba integrado por estructuras políticas preexistentes, que hubieran podido darle un mayor volumen político. Es el caso de Luján, donde la boleta local iba a ser encabezada por el  ex presidente del Concejo Deliberante y referente de la agrupación “Compromiso Peronista”, Ariel Notta, que compartió boleta con el intendente Leonardo Botto en 2019. 

En Tigre, el pago del candidato Massa y su compañera, la titular de AySA, Malena Galmarini, el candidato del sciolismo iba a ser el actual intendente, Julio Zamora. Zamora llegó al sillón municipal de la mano de Massa en 2013 y, como es habitual en estos casos, se fueron distanciando. Uno de los motivos por los que se demoró el anuncio de la candidatura de Verónica Magario a vicegobernadora es que se intentó, hasta último momento, convencer a Galmarini de ocupar ese lugar. Pero la funcionaria está decidida a competir por la intendencia. 

Zamora, lejos de quedarse sin boleta, se anotó por adentro y por afuera. En el peor de los escenarios, jugará con boleta corta. Ninguno de los dos se baja de nada, son dos trenes a toda velocidad, yendo uno hacia el otro.