La participación superó el 77 por ciento, porcentaje elevado para una Primaria Abierta Simultánea y Obligatoria (PASO) que seguramente trepará más en octubre. La jornada fue pacífica, no se produjeron incidentes dignos de mención, millones de argentinos se expresaron en casi 100.000 mesas. 

Los escrutinios dejaron algunas sospechas, para analizar en los días por venir.

Esta nota se cierra pasadas las tres de la mañana del lunes, con varios escrutinios incompletos o recién terminados por lo que se evita consignar porcentajes, en general.

De cualquier modo se verificaron tendencias firmes. No definen la renovación de bancas para el Congreso Nacional porque, como ya se sabe, la elección de autoridades es el 22 de octubre. Pero se acumulan veredictos sobre preferencias que, sin ser irreversibles, se insinúan como difíciles de torcer o de alterar en gran medida.

El oficialismo nacional hizo una muy buena elección, mirada desde cualquier ángulo.

Con los guarismos provisorios parece ir rumbo a superar, en el escrutinio total de los votos para diputados, el porcentaje obtenido por el presidente Mauricio Macri en la primera vuelta de 2015. Quizás vez superó hasta sus propias ilusiones.

Ganó en numerosos distritos y fue competitivo prácticamente en todos los demás. 

Conservó primacía en cuatro de las provincias que gobierna: Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Mendoza, Jujuy y Corrientes. 

A Buenos Aires le dedicamos un apartado aparte, más adelante. Anticipemos que es clavado que el Gobierno manipuló la carga de datos para que muchas personas se fueran a dormir pensando que Esteban Bullrich había superado cómodamente a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. No fue así pero hubo competencia “palo y palo”. Y la lista de diputados amarilla superó a la de Unidad Ciudadana (UC), por margen estrecho.

El oficialismo nacional dejó muy atrás al gobernador cordobés Juan Schiaretti.

En Santa Fe le sacó un campo de distancia al socialismo del gobernador Miguel Lifschitz, quedó en paridad con el justicialismo.

Venció en San Luis y Santa Cruz, cuyos  gobernadores Alberto Rodríguez Saá y Alicia Kirchner apoyaban a UC, con diferentes énfasis y antigüedad.

Arranca la segunda etapa de la votación, los opositores conservan una oportunidad para recalcular, interpelar a quienes no los apoyaron, obtener apoyos a expensas de terceros partidos. Todo un desafío para la creatividad de campaña y el optimismo de la voluntad. 

Con el resultado de ayer puesto, a Cambiemos le basta con conservar lo que obtuvo. Sus adversarios deben crecer, renovarse, sumar nuevas adhesiones.


Misteriosa Buenos Aires: De nuevo: medió un manejo taimado de la carga de datos, se instaló que Bullrich se imponía por varios cuerpos, terminaron cabeza a cabeza.

La disputa para octubre queda con final abierto. Todo modo, el macrismo salió fortificado en “la Provincia”. Por la paridad con CFK y por la cantidad de personas que lo acompañaron. 

Cristina se mostró competitiva, dura de vencer. Deberá repensar cómo moverse frente a un escenario que mutó. Y redoblar la dotación de fiscales de UC…

Queda para la polémica si fueron acertadas las tácticas antagónicas de Cristina y de Florencio Randazzo. Si “ella” no debió habilitar las PASO. 

Y, visto desde la otra vereda, qué sentido tuvo la obstinación de su ex ministro en presentarse. El hombre imantó pocas adhesiones y su módico caudal será asediado desde varias tiendas rivales. Está en serio riesgo de sufrir una diáspora de adherentes.

Los kirchneristas podrían reprocharle que le quitara a CFK el porcentaje justo para ganar. Claro que ese debate  es menos imperioso que la labor de congregar nuevas adhesiones o “recuperar” a los bonaerenses que siguieron a Randazzo o a Massa. Gentes del común que alguna vez que en 2011 contribuyeron a formar el 54 por ciento del padrón nacional.


Los candidatos y el proyecto: Cambiemos designó a pocos candidatos taquilleros, con atractivo electoral propio. Los dos más conocidos, la diputada porteña Elisa Carrió y el diputado cordobés Héctor Baldassi, golearon en sus territorios. Estaba dentro de lo previsible: Lilita desde el vamos, “La coneja” Baldassi, a medida que se fueron conociendo encuestas y sensación térmica.

También cumplieron buenos desempeños dirigentes tan deslucidos como Bullrich en Buenos Aires o ignotos como Albor Cantard en Santa Fe. 

Cambiemos consiguió implantación nacional, ser acompañado más allá de las condiciones de muchos de sus abanderados.

Desde ya, la calidad del candidato siempre pesa. Y queda por verse como rinden los ganadores de ayer dentro de dos meses. Todo modo: ir adelante da ínfulas, fortifica, potencia. Arrancar en pole position no equivale a ganar la carrera pero, en general, lo posibilita. 


Los que zafaron: Pocos gobernadores zafaron de la oleada. Los de San Juan, Misiones, Chaco, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja.

Los mejores resultados del kirchnerismo o sectores afines en una jornada muy adversa, se dieron “de visitante” en desmedro de taitas locales. 

En Río Negro dejando atrás al gobernador Alberto Weretilneck  y a Cambiemos. 

Otra coalición K, con base en Comodoro Rivadavia, derrotó al gobernador Mario Das Neves. 

El ex diputado santafesino Agustín Rossi quedó muy bien colocado para la votación general en octubre. Prevaleció con comodidad en una interna atractiva, quedó a la par de Cambiemos (escrutinio empiojado y frenado en la madrugada) y puede superar su techo. 

Vale para este caso como para otros: en la disputa por las senadurías la diferencia entre salir primero o segundo es sustancial (dos bancas versus una). Ni qué decir lo que le cabe a los terceros, que quedan afuera. 

Para los diputados, en cambio, rige el sistema proporcional que hace menos determinante la posición que se ocupa y más el total de sufragios o las diferencias entre las listas. 

Traducido en referencias concretas: para Cristina o para Bullrich  es crucial el primer puesto: medio punto de diferencia gravita una enormidad.  En cambio al “Chivo” Rossi lo fortalecería llegar primero en octubre pero es verosímil que coseche el mismo número de bancas si queda segundo, cerca.


Más allá de la suma. Más allá de la sumatoria de sufragios el oficialismo emerge como la única fuerza nacional, conforme pretendía. 

El pan peronismo es un colectivo virtual, que puede confluir en circunstancias propicias: el cuadro de situación generado ayer no lo es. El kirchnerismo cumplió un papel discreto y fueron batidos gobernadores de distintos pelajes, como ya comentamos: kirchneristas, “federales” anti K como Schiaretti y Das Neves, tibios como el entrerriano Gustavo Bordet.

El diputado Sergio Massa es hábil en campaña o lo fue hasta este año. Tendrá que potenciar sus dotes para suturar la polarización que le dejó disponible un puñado de votos en Buenos Aires, muy por debajo de los que conquistó en 2013 y 2015. No le queda casi nada construido en otras provincias.

 Randazzo y el ex ministro Martín Lousteau que se arriesgaron a terciar terminaron muy abajo, sin figurar ni haberse lucido en la campaña.

El Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) mejoró sus marcas en muchas provincias, con más tiempo deberá leerse mejor como le fue y qué perspectivas le asisten. Por lo pronto, sigue en carrera. 


Un mundo por delante: El pronunciamiento colectivo fue mucho más que una encuesta y mucho menos que la elección de octubre. 

Si se calcaran los números de ayer, Cambiemos tendría causas para festejar aunque no mejoraría sustantivamente su representación en el Congreso. Recomendamos mirar la simulación del posible reparto de bancas en la excelente cobertura interactiva preparada por Andy Tow, accesible en el portal de este diario: www.pagina12.com.ar. 

 Los oficialismos cuentan con una ventaja de antemano para estos intervalos entre dos comicios: pueden hacer y pueden repartir bienes, merced a políticas públicas valiosas o a clientelismo liso y llano.

Su desventaja, simétrica, es que están expuestos a los desaciertos de su gestión.

Para el archipiélago opositor, la tarea es más “política”. En cualquier tienda de campaña, como en cualquier tertulia de café ya se están pensando tácticas, dibujando TEGs o especulando acerca de quienes no participaron ayer o de los votantes “blandos”.

La disputa por Buenos Aires, que comprueba la centralidad de Cristina, queda abierta lo que en el contexto de ayer fue buena nueva para la Casa Rosada. Dentro de dos meses, habrá que ver.

¿Habrá conformado el resultado a los “inversores” y a su novia “la City porteña”?  Tal vez los guarismos hayan evitado el primer “autogolpe de mercado” de la historia de Occidente, al menos de momento.

Para no olvidar: Milagro Sala sigue presa. Santiago Maldonado está desaparecido. 

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