"Urbanizar los barrios populares es devolverles el futuro a los y las platenses." Bajo ese lema, los habitantes de las barriadas de la ciudad de La Plata llenaron la Asociación Civil El Triunfo para escuchar las experiencias de sus compañeros y el discurso del precandidato a intendente Julio Alak, quien aseguró que "esa urbanización la llevarán a cabo las organizaciones sociales". 

Quien no conoce La Plata se hace una imagen que termina en la catedral, las diagonales, el Estadio Único, el Bosque, Estudiantes, Gimnasia, la Universidad Nacional, y no más que eso. Pero La Plata es el distrito con más barrios populares de todo el territorio bonaerense. Las 162 barriadas platenses representan el 8,4 por ciento del total de los asentamientos de la Provincia de Buenos Aires. De las 521.650 viviendas que componen esos barrios, 30.338 están dentro de la capital bonaerense, lo que hace un total de 122.094 habitantes, un 15, 8 por ciento de la población platense. Dos veces el Estadio Unico lleno. Los barrios populares de La Plata representan 1.596,2 hectáreas, lo que equivale, por ejemplo, a un 59,1 por ciento de la superficie total del Casco Urbano de La Plata.

Al seguir por 60, rumbo hacia el sudoeste, las casas son más bajas, las calles más largas y las veredas comienzan a desaparecer, al igual que las luces led. Los carteles de los comercios son de chapa y pintados a mano. Al entrar en Los Hornos, los techos son de chapa, al igual que las puertas, y el frío se siente puro. El rocío del atardecer humedece el pasto y la puesta del sol enciende aún más el color naranja de los ladrillos sin revocar. El viernes a la tarde, los vecinos emponchados hasta los talones sacaron la pava y el mate para fijarse qué pasaba allí por calle 59 y 164, en la Asociación Civil El Triunfo.

Daniel Gimenez, que vive en Barrio Evita y trabaja en una cooperativa que abarca a 350 trabajadores de su barrio y de Barrio Fierro, le remarca a este diario: "Los habitantes de barrios populares no queremos plata fácil ni regalos, los barrios necesitamos trabajo. Todos quieren trabajar y tener un sueldo digno. Obvio que el Estado debe respaldar, pero el trabajo lo queremos hacer nosotros, porque eso genera dignidad". El Encuentro de Barrios Populares fue organizado por el Movimiento Evita, el Frente Patria Grande y la Agrupación Claudia María Falcone-PSOL, que llegaron desde los barrios de La Piedad, Barrio Evita, La aceitera, Kilómetro 52, Los Hornos, Villa San Martin de Abasto y Puente de Fierro.

"Tenemos la obligación de recuperar la ciudad de La Plata para ponerla al servicio del proyecto nacional y popular", destacó Alak. "La Plata tiene un municipio cerrado a la comunidad. Julio Garro va a trabajar a las 11 de la mañana, promueve barrios privados y es lo único que le preocupa. Es tiempo de reaccionar, y para eso hay que poner todo lo que tenemos". 

"Los vecinos hacen cuentas para que la comida alcance para todos. Miden y resuelven cuánto cemento alcanza para hacer más veredas y que no quede ninguno afuera. Se organizan y discuten con los mejores abogados cuando hay un desalojo, son profesores de fútbol cuando los pibes no tienen donde estar, y son electricistas cuando hay que hacer el cableado, o cuando el gas no viene y tenemos que resolver porque los pibes se cagan de frío. A pesar de que no fueron a la universidad, mis compañeros son técnicos de la economía popular y organizadores de su barrio", dijo bajo una ovación Paula De Rose, candidata a concejal de Unión por la Patria y vecina del Barrio Cementerio.

Al llegar, Alak remarcó: "Hay 180.000 vecinos y vecinas que viven en calles de tierra sin iluminación, salud, educación y seguridad porque tenemos un municipio ausente, que no quiere trabajar con la Provincia, sino que la enfrenta. En La Plata no planifica el municipio, planifica el mercado. Se convirtió en una inmobiliaria para hacer barrios privados y generó un abandono nunca visto en los barrios populares. Esta ciudad no puede tener 200.000 personas sin agua potable". "El municipio no firma el convenio con la Provincia para Caminos Rurales. ¿Cómo puede ser que tengamos un cinturón hortícola con calles de tierra intransitables, y que no se pueda sacar la producción?". "Se niegan a hacer las cosas, boicotearon el plan de vacunación en plena pandemia, metieron denuncias permanentes." 

Alak subrayó que "los compañeros de los barrios no solo militan, sino que nos llenan de ideas, y tienen algo que un funcionario no tiene, que es que les creen". "Existen dos poderes, el económico y el popular, pero el pueblo tiene poder si se organiza. Si organizamos la comunidad, vamos a solucionar rápidamente el dominio de la tierra y lograremos que haya propietarios con escritura. Tengo un fuerte compromiso con los que más sufren, por eso quiero que el municipio sea del pueblo, y que los funcionarios sean compañeros militantes, con corazón grande y sentimientos fuertes. Hay gente talentosa intelectualmente y con un valor inmenso", destacó Alak, que gobernó la ciudad entre 1991 y 2007. También destacó que "El Estado debe comprar la tierra, urbanizarla y después, con el título de propiedad y la escritura en la mano, que el compañero que vaya a habitarla se haga la casa". 

A simple vista se podía apreciar una inmensa mayoría femenina. Las mujeres coparon el encuentro a tal punto que Estela Díaz, la ministra de Mujeres, Género y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, lo resaltó al tomar la palabra: "No es casualidad que la mayoría sean mujeres, porque son ellas las que ponen el cuerpo en los barrios. Este gobierno municipal de Julio Garro, que lleva ocho años, olvidó profundamente a los barrios de esta ciudad, y con ello olvidó a las mujeres". Además, Díaz fue la encargada de llevar el saludo del gobernador Axel Kicillof: "Axel les envía todo su apoyo, y nos convoca e invita a votarlo porque tiene un gran sueño: quiere que esta sea una ciudad capital y que esté gobernada por el mismo proyecto político".

En una esquina del salón de El Triunfo, una mesa llena de hojas y lápices de colores entretuvo a los hijos de los trabajadores que asistieron al encuentro. Al rededor de veinte mujeres llevaban puesta la pechera de Censistas de la Secretaría de Integración Socio Urbana -SISU-, el organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, que nació como una política de los movimientos sociales, con el espíritu de unificar los sectores de la economía popular para resolver las deudas históricas que acarrean las barriadas. 

Nair Servelli, directora de Fortalecimiento Barrial y Comunitario del SISU, dijo que "hay que destacar el rol de los vecinos de barrios populares a la hora de gestionar". "Hoy me toca ser funcionaria, y puedo asegurar que sin las organizaciones no hubiésemos podido hacer las obras que hicimos hasta hoy. El 60% de las obras las hacen las organizaciones sociales y las cooperativas de trabajo". "El rol como vecino es llevar la política pública al barrio, que funcione y arremangarse para laburar y cogestionar con el Estado. El Estado no debe brindar, no tiene que ser un mero sujeto, tiene que cogestionar con los vecinos de los barrios populares, porque así se diseñan políticas públicas exitosas. La integración socio-urbana es algo que no tiene antecedentes al nivel que lo estamos haciendo", destacó.