Más de 7 millones de argentinos votaron a Javier Milei en las elecciones primarias posicionándolo como el precandidato a presidente con mayor piso electoral. A pesar de que este fenómeno responde a una tendencia global que podemos observar desde que Donald Trump asumió la presidencia en Estados Unidos, para muchos fue una sorpresa, sobre todo para provincias como La Rioja en donde hace 3 meses el oficialismo ganó con más del 50% de los votos. El desconcierto está centrado en que miles de electores que eligieron este gobierno, no eligieron a los precandidatos nacionales de Unión por la Patria.

Los números

Con el 97,39% de las mesas escrutadas sabemos que tanto a nivel provincial como a nivel nacional la participación fue menor al 70%. A nivel nacional casi 12 millones de personas no votaron y más de un millón votó en blanco. A 40 años de la recuperación de la democracia, la crisis de representatividad se evidencia cuando quien resulta ganador de la elección tiene menos votos que los ciudadanos que prefieren no participar de este proceso. Y en La Rioja esa tendencia se mantuvo; hubo un 66% de participación, de los 304,344 electores habilitados participaron 192,686, casi unos 20 mil menos que en mayo, cuando participaron 212,898 votantes. Pero la variable más significativa fue que de esos electores en mayo, 103,549 eligieron a Ricardo Quintela y 28,926 a Martín Menem, pero al elegir precandidato presidencial el voto de Unión por la Patria pasó a ser de 60.160 y el de Libertad Avanza 69.607.

Por otro lado Juntos por el Cambio en mayo sacó 60,827 votos y le adjudicó la derrota a la participación electoral de la Libertad Avanza a pesar de que en 2019 tuvo un resultado muy similar con 65.561 votos. En esta ocasión las dos listas de Juntos por el Cambio sumaron 38.659 votos, por lo que podríamos deducir que parte de los electores de Cambiemos, así como parte de los electores de Quintela optaron por votar a Milei en esta oportunidad.

El voto libertario

Muchos están interpretando este triunfo como voto bronca, pero este quiebre del bipartidismo y el acelerado ascenso de Milei no debería reducirse al factor de rechazo que el electorado está expresando. Por supuesto que Milei es quien mejor a logrado capitalizar las frustraciones de lo que estos gobiernos no han resuelto, desde ya que en el electorado hay un fuerte mensaje de reproche a los gobernantes actuales, pero también Milei es parte de un movimiento de ultraderechas que han crecido como producto de los fenómenos de post verdad de los que aún nos falta mucho por aprender y debatir para cuidar nuestra democracia.

No es un dato menor que en la Argentina la incursión de Cambridge Analitica hizo su prueba piloto con la elección de Macri en 2015 para luego vender ese servicio ayudando a ganar la presidencia a Donal Trump. La campaña contra Hilary Clinton fue muy similar a la ejecutada contra Cristina Kirchner.

Hace unos años Daniel Feierstein en su libro “La Construcción del Enano fascista: Los Usos del Odio como Estrategia Política en Argentina”, alertaba que “estas nuevas derechas se han propuesto incentivar nuestros odios, transformar nuestras frustraciones ya no en parálisis sino en agresión frente al familiar, frente al par, frente al vecino. Ahora sí se nos propone desatar la violencia contenida contra el inmigrante, el desocupado, el piquetero, el negro, el vendedor ambulante, el ratero, el manifestante urbano, la abortera, el árabe, el gitano o el judío. Insultarlos, molerlos a palos, atacarlos en banda, lincharlos, atropellarlos, acuchillarlos. Exactamente de eso se trata el fascismo en tanto práctica social”.

No es casualidad que el cierre de campaña de estas elecciones haya sido una porción del electorado justificando los eufemismos de candidatos responsables de una muerte durante una represión policial en una protesta.

Es una falacia que los 7 millones de electores de Milei pertenecen al segmento del voto joven, lo que sí es cierto es que Milei supo escuchar y conversar con juventudes que se sintieron desplazadas por sus gobernantes. Al igual que Trump, él supo capitalizar lo que afectaba a esos varones incómodos con el feminismo, supo vender soluciones fantásticas a problemas reales, supo conectar con lo “políticamente incorrecto”, logró proyectar el macho alfa rey de la selva con el que aspiran a identificarse sus electores y vendió combos de populismo de ultraderecha eficientemente micro segmentados, combinados con una cibermilitancia que puso el cuerpo y sus ideas en los ejes de todos los debates de redes sociales.

La Libertad Avanza en La Rioja

Este fenómeno global no iba a dejar de permear en la ciudadanía riojana, mucho menos cuando el usufructo de los discursos de odio se hicieron transversales a todo tipo de práctica comunicacional. Mientras el gobernador de La Rioja observaba con preocupación los ataques que padece por algunos medios de Buenos Aires, las redes sociales y los medios de comunicación de todo el país legitiman discursos de odio destinados a desacreditar políticas públicas que el peronismo viene promoviendo, incluso algunas declaraciones públicas de sus propios funcionarios reforzaban ese tipo de mensajes.

Mientras tanto, el candidato a Senador de Libertad Avanza, el abogado Juan Carlos Pagotto desplegaba su propia campaña en favor al punitivismo y el antifeminismo. El letrado conocido por ser la defensa de varios genocidas en los crímenes de lesa humanidad, junto al sobrino del expresidente Carlos Saul Menem, encarnaron a nivel local los referentes del neomenismo encabezado por Javier Milei.

Si bien el relato de este partido es combatir la casta política, la realidad es que su estructura y financiamiento son parte de la misma casta que dicen combatir. En Tucumán, su referente es el hijo del genocida Bussi y en La Rioja Martin Menem demuestran esa disonancia.

Tras la votación, Martín Menem compartió unas palabras junto a su padre, Eduardo Menem, quien expresó: “mi hermano decía cuando asumió estamos mal pero vamos bien, yo ahora digo, estamos mal y vamos peor” refiriéndose al panorama actual y manifestó tener esperanza en que “la gente nueva pueda cambiar la política”. 

El Diputado provincia Martin Menem junto a su padre, el ex Legislador Nacional, Eduardo Menem, durante los comicios del las elecciones primarias