El ex superintendente de Servicios de Salud, Luis Scervino, atribuyó su salida de ese cargo al malestar que provocó en el Gobierno la multitudinaria marcha que la CGT realizó ayer junto a las dos CTA y los movimientos sociales a Plaza de Mayo. Scervino, un hombre vinculado a José Luis Lingeri, el titular del gremio de Obras Sanitarias, analizó que su salida y la del viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, quien también fue removido tras la movilización, son "un mensaje que le quieren pasar a algún sector de la dirigencia sindical".

Scervino estaba la frente de la Superintendencia de Servicios de Salud, un organismo clave en el flujo de los recursos que reciben las obras sociales sindicales, desde el comienzo de la gestión de Macri, en 2015. Ayer fue su último día en el cargo.

"Me resulta un poco incomprensible porque hace 15 meses que asumí y mi rol es técnico, yo no soy ni dirigente político, ni dirigente sindical, tengo 40 años de médico y la mitad de mi carrera me dediqué al estudio de la seguridad social", expresó Scervino.

Según relató hoy el propio Scervino, quien lo llamó para pedirle la renuncia fue el ministro de Salud , Jorge Lemus, quien le contó que había "cierta incomodidad en un sector del Gobierno por la marcha de la CGT". "No es una decisión de él, sino que le bajaron esa línea y él es el encargado de comunicármelo", completó.

“Fue por culpa de la marcha de la CGT”, sintetizó Scervino, que reconoció tener relaciones con dirigentes gremiales pero remarcó que él es “un técnico (de seguridad social) y no un dirigente sindical”. "La prensa en su conjunto dijo que yo era un hombre de la CGT y no hay peor mentira que una verdad a medias", afirmó.

Scervino fue durante 15 años director de la obra social del gremio de Obras Sanitarias. "Obviamente tengo una relación con él", explicó en alusión a Lingeri, jefe de ese sindicato. También aseveró que "lógicamente" tiene "relación con sector de las obras sociales" y conoce a la dirigencia gremial. 

Scervino declaró también que la represalia de Macri lo tomó por "sorpresa" y lamentó que algunos funcionarios del Poder Ejecutivo “pensaran que yo podría ser funcional a la CGT” porque dijo que tener puesta “la camiseta de la seguridad social y no la del sindicalismo”. Aún así trató de preservar la figura de Macri, a quien “un gran político”.

Desde el oficialismo, el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, justificó la decisión de Macri y dijo que tiene que ver con "un alineamiento de equipo interno, ordenar las piezas, que otro tipo de situación". Santilli, uno de los puentes del macrismo con el mundo sindical calificó, además, de "política" a la movilización a Plaza de Mayo y criticó a la CGT de quejarse "en vez de buscar mesas de diálogo".

Los desplazamientos de Scervino y Sabor fueron cuestionados desde el sindicalismo. “Nosotros no le pedimos (a Macri) que eche a nadie, le pedimos que le dé respuesta a los trabajadores, a los jubilados, a los que se están quedando sin trabajo", aseveró el titular del gremio de los judiciales, Julio Piumato.