Javier Milei prometió que, de ser presidente, “el salario en dólares va a volar”. Al dolarizar la economía, el candidato libertario aseguró que “el dólar ya no subiría, el valor de los transables no aumentarían, los precios mayoristas van a subir menos y después vienen los minoristas, que ya venían subiendo, pero van a hacerlo más que los mayoristas. ¿Quiénes siguen en la cola? Los salarios. Son los que más van a subir porque van a quedar todos equiparados, por decirlo de alguna manera”, indicó Milei pronosticando “una fuerte reducción de la indigencia y de la pobreza”.

El planteo de Milei respecto al impacto de la dolarización sobre los salarios y la pobreza tiene una parte de verdad y otra de mentira. En esquemas de tipo de cambio fijo, como la convertibilidad y la dolarización, el precio de los bienes y servicios que no se comercializan con el exterior tienden a aumentar más que los productos importados y exportables, como los alimentos. Justamente, ese es el resultado de las pujas distributivas que generan inflación interna en dólares, que tiende a encarecer la economía local y tornarla poco competitiva. 

En ese proceso, el valor de los salarios en dólares puede encarecerse y mejorar su poder adquisitivo en relación a los productos importados y exportables. Sin embargo, esa mejora del poder adquisitivo por el efecto de la apreciación cambiaria, es la que puede comprometer la viabilidad del esquema de cambio fijo, dado que la menor competitividad puede traducirse en déficit comerciales que mermen el ingreso de dólares a la economía y, en el mediano plazo, puedan terminar por quebrar el esquema como sucedió en 2001 con la convertibilidad.

Si bien la dolarización puede aumentar el salario en dólares con el paso del tiempo, hay que ver con qué valor comienza. Es decir, si dada la falta de reservas para cubrir las tenencias en pesos, la dolarización implica una suba del dólar hacia el valor del paralelo, un salario medio de Argentina que al oficial está en 700 dólares, pasaría a valer 350 dólares. Si, en cambio, el valor del dólar que se precisa para instalar la dolarización duplica la actual cotización del paralelo, un salario medio rondará los 175 dólares. En otras palabras, la dolarización puede generar cierto incremento del valor del salario en dólares a mediano plazo, pero también implica una brusca reducción inicial de su valor.

Pero el principal inconveniente para los trabajadores de esquemas como la dolarización no es la evolución del salario, sino la del empleo. La falta de competitividad junto a la apertura importadora pueden generar la quiebra de muchas empresas nacionales con la consiguiente pérdida de fuentes de trabajo. A ello hay que sumar los despedidos del sector público que implica el plan motosierra. Para dar una idea, durante la convertibilidad, la desocupación inicial era del 7 por ciento que trepó en los primeros tres años hasta un pico del 18 por ciento, manteniéndose en un promedio del 15 por ciento desde ese entonces. Con esas tasas de desempleo, la reducción de la pobreza y la indigencia no es más que una ilusión.

@AndresAsiain