HIPNOSIS – ARMA INVISIBLE 6 puntos

Hypnotic; Estados Unidos, 2023

Dirección: Robert Rodriguez.

Guion: Robert Rodriguez y Max Borenstein.

Duración: 83 minutos.

Intérpretes: Ben Affleck, Alice Braga, William Fichtner, JD Pardo, Dayo Okeniyi, Jeff Fahey.

Estreno exclusivamente en salas de cine.

La crítica cinematográfica de los Estados Unidos se ensañó particularmente con el último opus del texano Robert Rodriguez, alguna vez señalado como el joven maravilla del cine de bajo presupuesto (¿recuerda el lector El mariachi, rodada del otro lado de la frontera?). Hipnosis – Arma invisible es ni más ni menos que otro típico producto de la factoría R.R., un thriller de suspenso y un poquito de acción que toma elementos de películas como Scanners (aunque sin cabezas explotadas) y El origen, más alguna pizca de su propia saga Spy Kids, para contar en tiempo récord y sin miedo al ridículo la historia de un hombre confundido. Para ello, con cierta autoconciencia pero no la suficiente como para que todo se transforme en una parodia desembozada, contó con la participación sonámbula de Ben Affleck y la brasileña Alice Braga, más la presencia fugaz de un par de rostros desconocidos para las nuevas generaciones, pero definitivamente familiares para el cinéfilo con varias décadas encima, como es el caso de Jeff Fahey.

Rodriguez, que por estos días se encuentra preparando la secuela Machete Kills in Space –en la cual el personaje interpretado por Danny Trejo viajará… bueno, al espacio–, parte de un cliché harto repetido en decenas de policiales menores: el detective traumado por un hecho del pasado. En este caso, Danny Rourke (Affleck) perdió años atrás a su hija en medio de un parque atestado de gente, aparentemente secuestrada por un joven desequilibrado, pero el paso del tiempo no ha permitido conocer su paradero. En plena sesión de terapia un llamado lo alerta de un posible robo a un banco, y hacia allí se encamina el oficial, intrigado por la aparición de un hombre (William Fichtner, otro gran segundón de alcurnia) cuyo rostro le resulta familiar. A partir de ese momento, la trama pega quichicientas mil vueltas, haciéndole los honores a esa frase que reza que “nada es lo que parece”. A riesgo de rozar la zona del spoiler, sólo detallar que el guion incluye ilusiones de todo tipo y una raza de personas capaces de hipnotizar y manejar a voluntad a otros, amén de una organización gubernamental que anda haciendo de las suyas con esos sujetos de excepción.

Hipnosis es conscientemente berreta y, nobleza obliga, velocísima, en el sentido de que el espectador no puede terminar de reírse del último disparate cuando este ya fue reemplazado por el siguiente. Disparate circunspecto, ya que la película no es dueña de un sentido cómico. Si se la toma demasiado en serio, la más reciente trapisonda del director de Del crepúsculo al amanecer (¿o acaso la más reciente es Miniespías: Armagedón, estrenada hace apenas un mes?) sólo puede ser interpretada como una versión deshilachada y sosa de otros relatos paranoicos donde una compleja confabulación altera aún más la psiquis rota del protagonista. Pero si se la entiende en plan grasiento y derrochón, el cuento de Rodriguez puede transformarse en un divertimento algo hueco y tontorrón que quema sus escuetos noventa minutos en lo que parece un suspiro. Términos medios no hay.