“Una sola vez fui y esa vez cancelaron la película, así que no pude entrar”, dice un entrevistado. Una joven agrega que no sabe cómo es la experiencia de ir al cine porque no tuvo nunca la oportunidad. Su amiga, a su vez, ríe y confiesa: “yo fui una sola vez, pero fue hace mucho”. Así, los testimonios se acumulan uno detrás de otro. Todos provienen de jóvenes estudiantes rurales de Centros Educativos para la Producción Total en la provincia de Buenos Aires (CEPT), y todos coinciden en lo mismo: el cine rara vez llegó a sus vidas. Así comienza “Siembra de cine”, la nueva película documental de Martín Kraut que registra la singular experiencia de ver por primera vez una película argentina, compartirla con amigos y conocer, finalmente, a sus realizadores.

En un contexto donde la educación pública ha sido colocada a la fuerza frente al estrado del neoliberalismo, Siembra de cine tiene la virtud de derribar, en un solo movimiento audiovisual, todos estos discursos mercantilistas recorriendo la particular experiencia de los CEPT bonaerenses y su convergencia con el programa “El cine argentino va a la escuela” de la Fundación de Directores Argentinos Cinematográficos (DAC). Producida por DAC, con el apoyo del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires, la película registra la presencia de un Estado que no solo cubre las necesidades básicas, sino también permite soñar. Su resultado se estrenará este viernes en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con una función gratuita que recibirá a los jóvenes bonaerenses que “vieron por primera vez”, esta vez para encontrarse a ellos mismos en la pantalla.

Una escuela que enseñe a vivir

Fundados a fines de los ochentas, los CEPT son una serie de establecimientos educativos de la provincia de Buenos Aires que ofrecieron una alternativa para los jóvenes bonaerenses que vivían en espacios rurales aislados y que, frente a la necesidad de estudiar, se les presentaban dos alternativas: abandonar su casa y su familia o dejar la educación inconclusa para centrarse en el trabajo agropecuario. Así, los CEPT dieron a los estudiantes una educación enfocada en sus actividades productivas y una pedagogía de alternancia, es decir, una estructura educativa dividida en semanas de internado y semanas de educación a distancia.

En la actualidad existen en la provincia de Buenos Aires 35 centros que reciben, dan alimento, hogar y educación a cientos de jóvenes que no podrían acceder a una formación secundaria de otro modo. Esto lo demuestra Juana, una de las protagonistas de Siembra de cine que vive en el medio del campo y que el CEPT le permitió encontrar un grupo de amigos, una familia más allá de su familia. “Es como reencontrarme con mis amigos después de quince días, es como extrañarlos. Después, no te querés ir del CEPT, lo que querés es volver. Eso de despegarte de tu familia no se siente mucho”, dice sobre su experiencia asistiendo al CEPT Número 9 en Carlos Tejedor.

Sembrar cine, cosechar sueños

“Estos días me preguntaba, tanto que estamos hablando de lo privado y de lo público, qué inversor privado pondría una escuela en un lugar totalmente aislado, donde quizás hay solamente veinte alumnos y donde hay que darles de comer, un espacio para que se queden a dormir, donde necesitan cerdos, vacas y elementos de producción para su formación ¿De cuánto tendría que ser el voucher para esos chicos? Entonces, me parece que estamos ante un ejemplo clarísimo de la importancia del Estado, de lo público. Un ejemplo, además, donde se ve un Estado que piensa desde un lugar empático”, afirmó el director de Siembra de cine que se encontró con los CEPT a través de su proyecto audiovisual. “Fue un mundo que descubrí con Siembra de Cine y que me fascinó desde el comienzo”, afirmó.

El proyecto audiovisual nació con el fin de registrar los resultados de “El cine argentino va a la escuela”, este particular programa de DAC que realiza proyecciones de películas argentinas en escuelas del interior acompañadas de sus realizadores. Ellos se acercan, responden preguntas de los estudiantes y pasan toda una jornada con ellos aprendiendo de sus experiencias. Así, el programa espera crear un intercambio mútuo. No se trata de bajar línea, sino de democratizar los conocimientos.

De este modo, el proyecto documental de DAC resultó, a su vez, un vehículo para narrar la particular experiencia de los CEPT bonaerenses. Kraut se hizo cargo de la ejecución y tomó para la película cuatro CEPT ubicados en Carlos Tejedor, Patagones, Rauch y San Andrés de Giles. Así, en poco más de sesenta minutos Siembra de cine recorre las cuatro instituciones, observa a los jóvenes con sus cuatro proyecciones de cine argentino y registra el intercambio con los profesionales. En este caso: la actriz Ines Efrón, el escritor Eduardo Sacheri, el actor Lautaro Bettoni y el guionista y productor Valentín Javier Diment.

“Para los jóvenes no es lo mismo ver una película argentina que una norteamericana, con la cercanía que te genera tu cultura. Ver una película sobre un adolescente que es argentino, no es lo mismo que ver una película sobre un adolescente yanqui. No es nada en contra de eso, es una cuestión de también tener llegada a nuestras historias, con nuestra idiosincrasia, con nuestra cultura, con nuestras problemáticas. Entonces, me parece que todo lo que rodea este programa tiene algo muy democrático. Volvemos a lo mismo, nadie discute que el Estado tenga cosas para mejorar, pero la solución nunca va a ser eliminándolo”, afirmó Kraut sobre el impacto que tienen estas películas en los jóvenes de su película.

Regresar al cine

Este viernes a las 17 horas se proyectará por primera vez Siembra de Cine en la Sala Chauvin de Mar del Plata. La función tendrá entrada gratuita y contará no sólo con la presencia de su director, sino también con dos de las cuatro escuelas que participaron del documental. Si durante el rodaje muchos de los jóvenes se encontraron por primera vez con una experiencia cercana a la de ir al cine, en Mar del Plata encontrarán su primera experiencia en un festival. Como si fuera poco, lo harán viéndose a sí mismos en la pantalla.

El derecho de los jóvenes del interior rural a ver cine nacional, participar de rodajes y asistir a proyecciones es, como señala Siembra de cine, sólo un paso en un proyecto más grande: el de democratizar el conocimiento y brindar las herramientas para soñar con un cine propio. Quizás en el futuro serán ellos mismos los que narren sus propias historias. Así, el cine nacional se llenará de historias campestres contadas desde el interior, que es donde deben ser contadas.