Un hombre en una tapa de cartulina amarilla saltando con alas de mariposa y un sable sintetiza el concepto de la revista: la libertad y la lucha. Somos es la publicación manual del FLH (Frente de liberación Homosexual) de 22 x 17 centímetros (oh). Empezó a salir en diciembre del 73 y duró hasta el 76, distribuida de forma clandestina por dos pesos en reuniones, impresa por foto-duplicación; bajo la represión y violencia que se vivía contra la homosexualidad. En total fueron ocho números, que en estos días Hernán Marina homenajea reproduciendo la tipografía de las tapas con luces de neón. En una vitrina de madera, bajo el vidrio, se pueden ver los originales de Somos, seis de las ocho. Soy las abre y remueve un pasado tan oscuro como revolucionario. 

La producción era artesanal y desde la tapa del primer número, con letras manuscritas, anuncia su contenido: Sexo y liberación. Escribían Héctor Anabitarte, Marcelo Manuel Benítez, Zelmar Acevedo, Alejandro Jockl, Néstor Latrónico, Néstor Perlongher, Rodolfo y Eduardo Todesca. Las notas no salían firmadas por los autores; algunas aparecían con seudónimos. Se podía perder el trabajo, la familia y algunos amigos si se daba a conocer la identidad verdadera, la que estaba reservada para la intimidad. La Sociedad Freudiana de Buenos Aires no aceptaba miembros que fuesen alcohólicos ni homosexuales; la consideraba una perversión, aun cuando Freud ya lo había desestimado en su teoría. Rodolfo Rivas escribe Los médicos tienen que desertar. 

En el número 2 de Somos publican la noticia: libreros detenidos por vender ejemplares de Manuel Puig. Solo ángeles, de Enrique Medina, Territorios de Marcelo Pichón-Riviére, La boca de la ballena, de Héctor Lastra y The Buenos Aires affair, de Puig, habían sido incautados y no podían exhibirse en librerías por obscenos. Empezaba a escribir la UFA (Unión Feministas Argentina). El intercambio epistolar con el Grupo Homosexual de Barcelona entre otros hacía crecer al FLH que ya tenía su réplica en Brasil con Glauco Mattoso a la cabeza. Investigaban la situación de los homosexuales en Cuba y a pesar de no contar con Internet. Las cartas iban y venían con la Comunidad del Orgullo Gay de San Juan de Puerto Rico y el FLH de México; los lazos se afianzaban y la lucha se enlazaba con otras organizaciones mundiales. En Portugal las mujeres y los homosexuales luchan por sus derechos, y el New York Times se hacía eco de la noticia. Una denuncia, en el 75, formulada por Somos era reproducida por la revista Así. Se trataba de la detención de personas en bares del centro y estaciones de trenes, “por el solo hecho de parecer homosexuales. Los detenidos fueron demorados una noche en la comisaría y en otros casos remitidos a Villa Devoto, siendo allí penados hasta tres semanas en un pabellón especial”; el edicto 2- H estaba vigente para la detención de homosexuales. 

En el Nº 3, mayo del 74, aparece la traducción de un extracto del Manifiesto para la Revolución Sexual, de Kate Millet, publicado dos años antes en el Gay International News. También había poemas de Jean Cocteau y Alejandra Pizarnik.

La tapa de Somos, diciembre del 74, tenía a un enorme halcón, negro, sobre un papel rosa suave, con la inscripción Central Intelligence Agency en sus alas, gigantes, en plena acción: arañando con las garras a una mariposa, bajo una mirada siniestra. “Veinte años de razzia” titularon la nota central haciendo un recorrido por distintos medios que reproducían las razzias de la Policía Federal, en el 54. Fueron detenidas 300 personas debido a una puja del gobierno de Perón con la Iglesia Católica, donde ésta se vio beneficiada. La Prensa decía: “Fueron aprehendidos más de 100 amorales”. El inspector Miguel Gamboa declaraba que la campaña era “para poner punto a las peligrosas desviaciones que representa la actividad de estos individuos para la sociedad. Se ordenó estricta vigilancia en distintas zonas”. Al día siguiente la noticia se agrandaba con la detención de “otros 50 amorales” a los que se les imponía 30 días de arresto. Noticias gráficas publicó una foto de tres homosexuales que se refugiaban en Mar del Plata. Decía: “Individuos de pésima catadura en gesto de pudor ocultan sus rostros. Procurase poner término a una verdadera lacra social”. “Los baños públicos son nuestros salones de fiesta” escribía Rodolfo Rivas intentando volver al placer entre tanta oscuridad.

Una sección llamada “Asesinatos” daba la noticia: En Mar del Plata, el 24 de marzo de 1975 un homosexual uruguayo, fue asesinado a balazos, y fueron detenidos otros cinco, por ser amigos del fallecido. En el número 6 de Somos se reproduce un testimonio de El cronista comercial, del 5 de mayo de 1975: “Una camioneta me llevó a la comisaría. Un médico me dijo que era homosexual y me revisó el ano. Tardaron en ir a buscar a mi amigo. Me avisaron que había muerto y tuve una crisis. Me llevaron al Borda”. 

Hasta el 27 de septiembre en la Galería Henrique Faria, Libertad 1628.