Para que el actual gobierno de la Ciudad se moleste en contestar alguna pregunta, saben los vecinos, hay que moverse y moverse, o tiene que pasar algo excepcional. Pues el rumor de que el presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump le pidió a su colega especulador inmobiliario y presidente efectivo de Argentina Mauricio Macri que lo ayude con el trámite de habilitación de obra de una Trump Tower en Buenos Aires logró que el gigante despertara. Esta semana, el ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte emitió un comunicado desmintiendo el tema.

Con idas y venidas, el terreno donde se construiría la Torre Trump fue identificado como el del estacionamiento de Bartolomé Mitre y Cerrito. El ministerio dice que en febrero de 2007 la firma Kubic SA pidió un permiso de obra que le fue concedido en julio de ese año, pero que nunca se construyó. El ministerio no deja pasar la oportunidad de afirmar que los permisos de obra duran tres años, cosa que la justicia porteña sistemáticamente desmintió al considerar que duran apenas seis meses. Pero en fin, la cosa es que el trámite fue enviado a archivo “con carácter permanente y definitivo”, y así quedó la cosa hasta agosto de este año. Fue entonces que la firma Repetto Oeste SA pidió que se sacara del archivo el trámite de Kubic y se autorizara comenzar la obra. El ministerio afirma que no se dio ese permiso porque estaba más que caducado y además no constaba en ninguna parte un cambio de firma, o sea un cambio de propiedad del terreno. La conclusión era que había que comenzar de cero el trámite.

Parece poca cosa para que un presidente electo le pida una gestión a un presidente que lo llama para felicitarlo. Ni siquiera en el extraño planeta en el que viven Trump y Macri parece cuerdo.