Vértigo, puro vértigo. De ese vértigo que provoca el deseo. Sí, porque nos mueve el deseo de cambiarlo todo. Eso sentí cuando empezó a amasarse la idea gigante y potente de armar asamblea feminista en El Bolsón. Asamblea de mujeres, lesbianas, trans y travestis, acá enel sur del sur. Acá donde peleamos por la tierra porque nuestros cuerpos son también nuestro primer territorio.

La asamblea fue una invitación a articular nuestras luchas, a atrevernos a estar juntas frente al contexto represivo que militariza nuestras vidas cotidianas, que criminaliza nuestras luchas y nuestros cuerpos y nos construye como peligrosas. Un desafío para escucharnos ycomprender que todas las luchas son indispensables, que no hay jerarquías entre ellas a pesar de nuestras muchas diferencias y heterogeneidades. Y que por suerte nos tenemos entre nosotras.

Intensidad, pura intensidad. La intensidad de todo lo que se mueve y se conmueve cuando nos juntamos. La tierra tiembla decíamos el 8 de marzo ante la convocatoria al paro internacional de mujeres que nos devolvía los ecos de aquello que venía creciendo y fortaleciéndose. Y nos iba devolviendo a lo que íbamos creando en esa vorágine. Las

complicidades y articulaciones que venimos construyendo fueron el piso que nos permitió encontrarnos para la asamblea feminista de este sábado 23 de Septiembre. Y sí, la comarca volvió a temblar recibiendo a mujeres diversas, venidas de muchos lados, para debatir y analizar estrategias de conjunto, para pensar juntas, para permitirnos escuchar-nos en nuestras diferencias pero también en la urgencia de buscar nuestras sintonías.

Casi cuatrocientas mujeres que nos desafiamos a escucharnos, a sacudirnos y a afrontar la tarea de redimensionar qué significa acompañarnos y generar confianza dentro de las que estamos luchando porque creemos (queremos) que existen otros modos de habitar estas tierras.

Casi cuatrocientas mujeres que nos animamos a preguntarnos juntas, desde nuestros cuerpos y desde nuestros territorios, ¿dónde está Santiago Maldonado?

Y como cada vez, los encuentros entre nosotras nos devuelven otras.

* Andrea González es integrante de Socorro Rosa de la Comarca Andina.