Hay chances de que el espectador haya visto antes a Ana de Armas. Aunque no es una marca registrada del mundo del cine, la foto de la actriz cubana aparece en uno de los posters de Blade Runner 2049 que se vieron por todas partes; tratándose de una película de ciencia ficción en la que también participan Ryan Gosling, Harrison Ford y Jared Leto, no caben dudas de que su imagen aparece bajo los focos de atención como nunca antes. Y, gracias a su gran trabajo en el film, es probable que permanezca allí. Dos semanas antes del estreno, y a pesar de que el periodismo tuvo acceso a una limitada cantidad de material de la película (para evitar la posibilidad de “spoilers”), De Armas estuvo disponible para un diálogo sobre la secuela del clásico film realizado por Ridley Scott en 1982, la mudanza a Hollywood y el modo de lidiar con su nueva fama.

–El material que pudo verse luce fantástico. ¿Usted pudo ver el corte final antes del estreno?

–Sí, y creo que es una película muy especial, muy emocional. Cuando la vi, me llevó veinte minutos con una caja de pañuelos de papel para procesar todo. Es un poema de casi tres horas.

–Todos en la producción se manejaron con un secreto enorme, casi surrealista. Es hasta difícil hablar de la película...

–Para nosotros es muy difícil, también. Esta experiencia ha sido muy, muy intensa, y en mi caso hubo mucho para aprender. El proceso de construcción de este personaje fue algo muy excitante. Desearía poder hablar en extenso, porque en estas entrevistas realmente no le estamos haciendo justicia a la película.

–¿Es cierto que en el set quemaban los guiones después de cada toma?

–Ni siquiera tuvimos guiones. Siempre estaba todo en computadoras.

–Este es probablemente el proyecto más grande en el que haya tomado parte. ¿Eso fue excitante o intimidante?

–Ambos: fue intimidante y excitante al mismo tiempo. Cuando hice la audición, no sabía absolutamente nada del guión, de la historia o del personaje. No había ningún tipo de información sobre nada. Lo único que sabía era que quería ser parte de esto, y que siempre había querido trabajar con gente como Denis Villeneuve, Ryan Gosling, Jared Leto y Harrison Ford. Por supuesto, era algo que imponía respeto porque quedar en el proyecto significaba tener por delante cinco meses que requerían mucha disciplina, estar enfocada, y que podían llegar a ser emocionalmente desgastantes. Una quiere entregar lo que se espera de uno y en el mismo nivel que todos los demás. Me llevó algo de tiempo acostumbrarme a la idea, pero fue algo realmente inspirador.

–Suena como un set dominado por hombres...

–No, no creo, porque había una buena cantidad de mujeres involucradas en la película. Todos son personajes fuertes. Si uno mira las películas de Denis ve que hay personajes femeninos con fortaleza, eso es muy importante en lo que ha hecho. Es cierto que Ryan y Harrison son una gran parte de esto, pero también que hay mujeres con roles importantes. Son las pequeñas piedras entre las grandes, los vínculos entre los grandes eventos. Presentamos a diferentes mujeres, y diferentes clases de mujeres.

–¿Cómo se siente con respecto al futuro de su carrera? No caben dudas de que Blade Runner 2049 la va a impulsar a un nuevo nivel de fama.

–De alguna manera, eso es lo que todos queremos como actores. Una quiere ese nivel de exposición, que permita poder involucrarse en proyectos cada vez mejores. Es parte del juego, es algo que viene con este trabajo. No pienso demasiado en eso, pero ya veremos qué sucede. La verdad es que no quiero crear expectativas sobre mi carrera y mi vida.

–A la hora de investigar sobre usted, uno de los artículos principales que aparece en Google tiene que ver con... lo que estaba vistiendo un día. Hay que lidiar con eso.

–Pero estoy acostumbrada. Cuando vivía en España trabajé durante tres años en un programa televisivo muy famoso, El internado. Una vez que trabajaste en la televisión realmente entendés lo que significa ser famoso, lo que significa que te reconozca hasta la última persona en la calle. Atravesé esa situación entre los 18 y los 21 años, así que no es algo que me resulte nuevo. Ahora es una historia diferente, claro, pero es algo con lo que intento lidiar de la mejor manera posible. 

–¿Cómo mantiene los pies sobre la tierra?

–Lo consigo porque tengo una gran familia y un magnífico grupo de amigos. Ellos son lo que realmente me importa. Es la zona en la que invierto la mayoría de mi tiempo y mi energía. Esta clase de situaciones puede hacer que te disperses, pero cuando tenés una base sólida a la que aferrarte, un lugar donde conectar, todo cobra sentido. Un poco como en la misma película...

–¿Cómo es la experiencia en Hollywood, comparada con España?

–Muy, muy diferente. Para mí fue como un nuevo comienzo. Cuando llegás a Hollywood tenés que empezar de cero, hayas hecho lo que hayas hecho antes. Cuando llegué allí, tres años atrás, ni siquiera hablaba inglés. Fue un muy buen ejercicio para mi ego. Luego de tener toda una carrera en España, ocho años de trabajo, volví a ser una perfecta desconocida, a tener que probarme a mí misma y demostrar a la industria que valía, probar que podía actuar en un lenguaje diferente. Fue un buen desafío, y no me puedo quejar del resultado. Ha sido una batalla constante, porque aun para las actrices estadounidenses es difícil conseguir buenos roles. Imagínese para una latina cuyo inglés no es muy bueno. Pero estuve trabajando con gente maravillosa, y realmente nunca paré. He crecido, y fui tomando pequeños pasos para llegar hasta aquí. Y es un proceso que aún continúa. Por lo menos sigo adelante, y no me detengo.

–¿Piensa que podría haber sido más fácil si fuera hombre?

–Hay más personajes para hombres, es así de simple. Tenés más oportunidades de conseguir una parte porque eso es lo que escriben. La cuestión es convencer a la gente de que un personaje que no fue escrito para una mujer latina –o quizás ni siquiera escrito para una mujer, punto– es un rol femenino. Tenés que convencerlos de que podés hacerlo. Todas estamos lidiando con eso en estos tiempos. 

–¿Está progresando Hollywood en ese sentido?

–Se está moviendo un poco, pero no demasiado.

–¿Qué cosas se ve haciendo en el futuro?

–¡No tengo idea! Definitivamente quiero mantenerme actuando, eso es seguro. En cierto punto me gustaría empezar a crear mis propias cosas. Si los que se encargan de eso no escriben los guiones que me gustan, entonces tendré que escribir los míos. Aunque empecé a los 14 años y ya he hecho muchas cosas, siento que todavía estoy en los comienzos de mi carrera.

–¿Hay algún modelo de actriz al que le gustaría seguir los pasos?

–Hay muchas grandes actrices ahí fuer. Obviamente, me inspiran personas como Cate Blanchett y Kate Winslet. La figura clásica es Meryl Streep, aunque creo que nadie puede compararse a ella. Penélope Cruz es otra inspiración... ¡pero hay muchas más!

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.