Como el mito del eterno retorno, el crimen de María Marta García Belsunce regresa a escena con el correr de los años. Y vuelve a estarlo a tres semanas de la prescripción del caso. Dos fiscales llamaron a indagatoria a Nicolás Pacheco, el vecino del country Carmel de Pilar señalado como sospechoso por la familia de la socióloga. Pachelo deberá declarar junto a su ex esposa Inés Dávalos.

La citación se hace sin pedido de detención, ya que los fiscales María Inés Domínguez y Andrés Quintana consideraron que el matrimonio ha estado a derecho todo este tiempo. Respecto de Dávalos, le pedirán que se someta a un análisis de ADN para determinar si su patrón genético se corresponde con el perfil NN femenino hallado junto a dos perfiles NN masculinos en una pared del baño donde ocurrido el asesinato. Ella declarará en Pilar el viernes 13, mientras que Pachelo lo hará el 17 de octubre.

La nueva vuelta de tuerca en el caso, uno de los más conmocionantes de la crónica policial argentina, se produce cuando la causa está al borde de la extinción. La ley establece quince años de lapso para investigar y condenar un caso de homicidio. Esa fecha se alcanzará en tres semanas, al llegar a los tres lustros del 27 de octubre de 2002, cuando la víctima apareció muerta en el baño de su casa. Fue enterrada, considerándose en principio que había sido un accidente. La mujer se habría golpeado con el grifo y quedado inconsciente, produciéndose la muerte por inmersión en la bañera.

Sin embargo, se hizo una autopsia al mes y se descubrió que las lesiones en el cráneo eran por cinco impactos de bala. Las miradas se posaron en la familia, que se negó a  hacerse análisis de sangre para cotejar las muestras de ADN encontradas en el baño. Mientras, los García Belsunce apuntaban a Pachelo, un vecino sindicado como responsable de robos en el country.

La causa llegó a juicio en 2007, con el viudo Carlos Carrascosa en el banquillo. El Tribunal Oral Número 6 de San Isidro lo absolvió por el crimen, pero lo condenó por encubrimiento. Dos años más tarde, el Tribunal de Casación Penal bonaerense lo condenó a reclusión perpetua por homicidio calificado. En noviembre de 2011 hubo penas de hasta cinco años a otros integrantes de la familia por el encubrimiento. También se condenó al médico que llegó y no detectó los orificios de bala.

En 2012, la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires rechazó la excarcelación de Carrascosa al negar pedidos de nulidad de la defensa, pero dejó la cárcel en 2016, luego que la Corte Suprema de la Nación ordenase a Casación bonaerense que revisara el fallo.     

Su salida de la cárcel pudo haber motorizado esta reactivación del caso. “Esto es consecuencia de la absolución”, no dudó en afirmar Fernando Díaz Cantón, abogado de Carrascosa. Es que, en opinión del letrado, los fiscales estaban obligados a hora a investigar las hipótesis dejadas de lado cuando la pesquisa se orientó hacia el viudo.

De esta forma, ahora se vuelve a la teoría del robo, en la que los ladrones fueron reconocidos por la víctima y por eso la mataron. Así, la causa se caratularía como "robo agravado por el uso de armas y en concurso real con homicidio criminis causae", lo cual prevé condena a perpetua.

Pachelo era a quien hacia apuntaban los familiares de García Belsunce apenas se confirmó que la muerte no había sido por accidente. Arrastraba antecedentes penales y declaró que a la hora del crimen estaba en un shopping de Palermo con su madre. Lo cual resultó ser falso: tres testigos lo habían visto en el Carmel y las cámaras de seguridad lo registraron saliendo después de las 19, cuando ya se había producido el homicidio. La madre de Pachelo se sucedió en plena efervescencia del caso, en mayo de 2003, arrojándose al vacío de su departamento en Retiro.

Ahora, la investigación se focalizará en las tres muestras de ADN, una femenina y dos masculinas, y las miradas se posarán sobre Inés Dávalos. Es que en su momento Pachelo se sacó sangre y su resultado dio negativo.