El día 2 del debate de la Ley Ómnibus contó con la presencia de uno de los principales armadores políticos de La Libertad Avanza, Guillermo Francos. El ministro de Interior había sido convocado al plenario de comisiones de la Cámara de Diputados para defender el capítulo de reforma electoral que propone eliminar las PASO y, a su vez, reemplazar el sistema proporcional para la designación de diputados nacionales por un sistema de circunscripciones electorales: dos propuestas que acumularon tantas críticas de parte de la oposición - peronistas y radicales, PRO e izquierda - que llevó a que hasta el propio Francos reconociera que "si no están los votos" eso no iba a representar un obstáculo para el resto del proyecto. Una nueva señal de que la ley enviada por Javier Milei no saldrá a "todo o nada" como pretende el presidente. 

"Estamos dispuestos a contestar y entender que algunos errores cometidos en la redacción de la ley van a ser modificados", arrancó, en tono conciliador, Guillermo Francos pasadas las 9 de la mañana en el Anexo de la Cámara de Diputados. Convocado para defender la reforma política incluida en uno de los 664 artículos del mega proyecto, Francos destacó que estos cambios permitirían "simplificar el calendario electoral", así como a trasladar el costo de las internas a los partidos políticos. Pese al buen clima del inicio del debate, que la noche anterior había terminado a los gritos, la oposición no tardó en unificar postura detrás de una impugnación generalizada a los cambios propuestos al sistema electoral (así como a la rapidez con los cuales se los buscaba tratar en medio del mega proyecto).

"Si vamos esquema de circunscripciones el financiamiento de la política la van a hacer las corporaciones y grupos concentrados de cada circunscripción y los diputados van a dejar de ser los diputados del pueblo, sino los diputados de las corporaciones", comenzó disparando Germán Martínez, el titular de la bancada de UxP. Martínez cuestionó que con el sistema de circunscripciones electorales se eliminaría a las minorías y denunció: "No solo estamos construyendo un proyecto hegemónico con un DNU inaceptable, no solo estamos queriendo aprobar una Ley Ómnibus a toda velocidad con 280 artículos sin que giren a comisiones, sino que además estamos queriendo construir reglas de juego electorales a medida del gobierno".

"Este es un debate que podría dilatar una ley que entendemos que el gobierno necesita. Y por eso lo más razonable sería fijar prioridades", deslizó, más conciliadora, Silvia Lospennato (PRO), que después advirtió con el sistema de circunscripciones electorales podría convertir a la Cámara de Diputados en "una cámara de partido único del conurbano". Las impugnaciones venían hasta de los más cercanos aliados del oficialismo e, incluso, en un momento, del mismo oficialismo. Este fue el caso del fueguino Santiago Pauli, quien advirtió que el sistema uninominal perjudicaría la representación de la región patagónica, especialmente la de Tierra del Fuego (que pasaría a tener solo un diputado nacional). 

"Ahuyentemos esta idea de que nos están usando de chivo expiatorio para discusiones que no tienen nada que ver con la marcha económica del país. Saquemos estos temas, despendejemos esta ley", insistió, por su parte, el titular del bloque radical, Rodrigo de Loredo. 

La acumulación de críticas y cuestionamientos fue tal que lo primero que dijo Francos, cuando volvió a tomar la palabra, fue: "Percibo que hay un apoyo muy claro al proyecto". Los diputados le respondieron con risas y aplausos: un anticipo de que LLA no tendrá el número para aprobar, en particular, la reforma electoral. Pese a esto Francos intentó defender la decisión de avanzar con la reforma argumentando que Milei había sido un candidato que había hecho campaña contra el sistema político. Pero, finalmente, cuando reconoció que, para aprobarse, requeriría de una mayoría absoluta, admitió: "Obviamente si no están los votos para tratar las reformas electorales eso no va a retener el tratamiento del resto de la ley".

El debate se desenvolvió de manera más bien cordial hasta el breve momento que, por solo 10 minutos, José Luis Espert pasó a presidir la comisión en reemplazo de Gabriel Bornoroni. Estaba hablando Nicolás del Caño, cuestionando la forma que el sistema perjudicaba a las minorías, cuando Espert lo empezó a interrumpir amenazándolo con cortarle el micrófono. Hasta que lo hizo y empezaron los gritos (inexistentes hasta ese momento). "Espert se va a comer una piña si sigue así", murmuraba, agotado, un diputado de UxP. Francos, después, intentó calmar un poco los ánimos, pero con una chicana que volvió a avivar el malestar: "No creo que usted sea representante de la clase trabajadora porque los votos que tiene no son de todos los trabajadores. Representan una minoría". Myriam Bregman, a unos metros, agarró el micrófono para recordarle: "Ustedes también representan una minoría acá en la Cámara de Diputados". 

Capítulo aparte mereció la discusión en torno la flexibilización de normas ambientales - como la reforma de la Ley de Bosques y la Ley de Glaciares - que se incluye, a su vez, la Ley Ómnibus. Le valió críticas de la izquierda, la Coalición Cívica, UxP, entre otros. "Se observa una disminución del poder de policía ambiental y eso provocaría una reducción de la protección ambiental que establece hoy toda la normativa argentina", cuestionó, por ejemplo, Maximiliano Ferraro, presidente de la Coalición Cívica.