Es muy posible que la pretemporada de River en los Estados Unidos haya sido un negocio más que interesante para el club. No es la primera vez que sus dirigentes deciden que el plantel profesional y el cuerpo técnico se trasladen al Norte para hacer allí la puesta a punto de cara al comienzo de la actividad oficial. De hecho, River cobra un dinero importante por ir hasta allí. Pero igualmente las cuentas no cierran. Una institución de su inmensidad merece otro trato y no debería jugar un amistoso en condiciones tan penosas como las que tuvo el partido del sábado por la tarde ante Pachuca de México en Dallas.

Resultó irrespetuoso para su historia y jerarquía verlo al último campeón del fútbol argentino hacer equilibrio en una cancha en estado antirreglamentario y señalada además para el fútbol americano. Una de las áreas chicas estaba pintada con un damero cuadriculado coloreado de azul y amarillo y la otra con una inscripción publicitaria que no dejaba ver las líneas. Algo similar tambien había en el círculo central. Además, el piso duro, poceado y desparejo condicionó el manejo de la pelota y el intenso frío reinante (dos grados sobre cero a la hora del comienzo) sumó un factor desfavorable a un espectáculo que en la Argentina se ofreció a través de una señal premium y que terminó siendo poco más que una práctica televisada. Desvirtuada además por la exagerada cantidad de cambios permitidos: River hizo ocho modificaciones y Pachuca, diez.

El cuerpo técnico que encabeza Martín Demichelis y la dirigencia que lidera el presidente Jorge Brito deberían explicarles a los millones de hinchas riverplatenses cual fue la razón, más allá del lucro económico, para exponer a los futbolistas al crudo inverno del sur de los Estados Unidos si a partir del próximo domingo habrán de jugar con temperaturas propias del verano argentino. El frío al aire libre en la IMG Academy de Bradenton en el estado de la Florida fue tan penetrante que la práctica del viernes debió interrumpirse a los diez minutos y proseguir bajo techo porque nadie podía soportarlo. Sería entendible el sacrificio si River tuviera que afrontar el primer tramo de su temporada en condiciones mas o menos similares. Pero en ningún momento del año será así.

Los grandes equipos europeos suelen cruzar el mundo y hacer giras pagas de pretemporada por Asia donde cobran cachets acorde con su prestigio y sus planteles. Pero exigen entrenarse y jugar en instalaciones y estadios acordes. River trata de ir en el mismo sentido pero recorre un camino equivocado. Y resigna jerarquía paseando su grato nombre por escenarios pesimamente presentados y casi sin público. Impropios de su historia. Es posible que el trabajo de afinado y puesta a punto del plantel haya sido satisfactorio. No lo sabemos. Pero resultó doloroso para la grandeza riverplatense de la que tanto se enrogullecen sus dirigentes y sus hinchas ver jugar al equipo en cualquier lado. Regalándose por un puñado de dólares.