¿Qué reacción te produjo la desaparición de Santiago Maldonado primero y el hallazgo de su cuerpo? 

–No digo que este gobierno es dictatorial. Pero el accionar de este gobierno es autoritario. Y frío, perverso, con las consecuencias que sufrimos a partir de las decisiones que toman. Gobiernan para pocos, no tienen sensibilidad. Un Presidente que no se puso a disposición de los familiares de las víctimas, se fue a tomar helado, a tirar globitos mientras se buscaba a una persona desaparecida por el Estado. Y acompañaba los disparates de la ministra Patricia Bullrich. Tienen una posición ideológica muy parecida a la de la dictadura, aunque con el título de democracia. 

–¿Cómo fue aquella reunión con Macri?

–El día que conocí a Macri y le di la mano casi me descompongo y es difícil que yo me descomponga. Ya lo había visto en embajadas, en situaciones protocolares. Pero fue tan fea la impresión de esa cara, fría, ojos de vidrio, apenas te da la mano. Después cambió un poco, estuvo más agradable. Ese hombre no tiene corazón... 

–Es una definición fuerte 

–Lo digo con total seguridad, no tiene corazón, no tiene corazón para su pueblo. Ahora tenemos este muerto y esperemos que Milagro Sala sea bien atendida.

–¿Qué le pedirías al Presidente? 

–Lleva dos años de gobierno, le faltan dos. Le pido que cambie. Que cambie 180 grados lo que piensa, lo que dice, lo que hace. Que corrija lo que hizo. Si quiere, puede hacerlo. El y su entorno. Que gobierne para todo el pueblo, no para pocos. Lo de Milagro Sala, lo de Sergio Maldonado son el ejemplo desgarrador de algo visible. Hay mucho más. Yo viajo todos los días a La Plata con custodios. Hace poco me tiraron una piedra en el camino. Hizo un buraco en el vidrio de atrás. No me pasó nada. Los custodios avisaron a los jefes y me llamó el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo. Me preguntó qué pensaba que había sido. Yo le dije ‘no fue un atentado, lo hicieron dos chicos muertos de hambre, que como sus padres no tienen trabajo y ellos no tienen para comer salen a robar’. Le pasé la factura. Estuvo bien en llamar. Pero yo digo lo que pienso, en público y en privado.