El germen del festival Abrazos grandes para gente pequeña fue la última nochevieja, como una manera de resistir el recorte de las propuestas que este verano tiene para los más chicos en la ciudad. La productora Sandra Yudchak invitó a sus amigas y colegas Luciana González y Valeria Donati para fin de año, y “les dije que armemos algo porque este verano nos iba a consumir”, confiesa. “En el brindis de fin de año surgió la idea de que tenemos que abrazarnos, y quedó la idea de abrazos grandes para gente pequeña en función de esa charla”, cuenta a Página/12, y Ernesto Sánchez (integrante de Los Cazurros) agrega que “es una quijotada seguir produciendo contenidos para las infancias, por eso nos pone muy contentos eventos como este, con artistas y productoras que apuestan al arte para las infancias, para seguir siendo una alternativa cultural”, se entusiasman con lo que puede verse en febrero los viernes a las 19 y domingos a las 11 en Espacio Quetrén (Olazábal 1784).

Hubo un primer intento de festival de espectáculos para los más chicos en 2020, pero la pandemia lo convirtió en virtual. Pasado el tiempo las ganas de compartir espacios, jugar, aprender, disfrutar de la música en vivo, el teatro y el circo fue creciendo. Y el resultado es una grilla con música, circo y teatro de la mano de Mecache Rock, Coté, Los Raviolis, Copla Colores, Cien Volando, Suflaifla, Valor Vereda, Las Parlanchinas, Los Ludic, Los Cazurros, Vuelta Canela, artistas con años de trayectoria y noveles transitando el escenario e invitándose para compartir momentos de sus shows. Además habrá espacios lúdicos y talleres de ciencias, juegos con instrumentos musicales, talleres de pintura y circo y una feria de artesanos que amplían la oferta artística del festival. Un abanico de propuestas pensadas para grandes y chicos, porque el arte no entiende de alturas.

Para Sánchez, que como integrante de Los Cazurros lleva 30 años trabajando para todo público, no puede haber diferencias en la calidad del espectáculo, y eso es lo que destaca de esta propuesta. “Hay músicos impresionantes, de talento increíble, que más allá de hacer su trabajo para adultos volcaron también su propuesta para infancias con la misma calidad”, se planta y ejemplifica: “¡María Elena Walsh es la David Bowie de los artistas para infancias! Y esa mujer hacía cosas para adultos con una poesía increíble, no escatimó porque era para infancias. El camino es ese”, apuesta. Por su parte, Yudchak sostiene que la manera de conocer a los artistas que se dedican a las infancias “cambió de cuando yo llevaba a mis hijos a ver un espectáculo, a hoy que se lo ponen en el celular, que los hacen escuchar, que los pibes en los shows se conocen las canciones. Se fue aggiornando, los padres se comprometan de otra manera. Y el padre que se fanatiza con un grupo lleva a sus hijos siempre”, compara, y agrega: “¡Mis hijos eran fans de Los Cazurros!”, y ambos ríen.

Organizar un festival para las infancias es, en este verano recesivo, también una apuesta, porque hay incertidumbre en lo que pasará en los próximos meses y entonces se cuida más en qué gastar. Eso Yudchak y Sánchez lo tienen claro, y con las canillas estatales cerradas la opción es la autogestión. “Las productoras somos un poco las madres de nuestros artistas”, bromea Yudchak justificando el riesgo de la competencia con todo lo que puede encontrarse en la web, pero rescatando el encuentro como objetivo artístico. “El juego es lo que debería ser para desarrollar la creatividad, la imaginación, la posibilidad de poner su cuerpo en escena. Ahora el pibe está tan inmerso en la tecnología que parece disruptivo convocarlo a jugar”, analiza la productora, y el cazurro se explaya: “Si fuera chico estaría con la tablet todo el día, se encuentra de todo ahí. El trabajo es ofrecerles algo que los convoque. Los Cazurros se basa todo en el juego: el teatro es como un juego, la sala es un espacio de juego, hay dos o tres anfitriones que invitan… Cuando le das juego el chico lo acepta porque es lo que quiere: jugar”, remarca.

Trabajar para las infancias es una elección a la hora de crear y presentar un espectáculo. Muchas veces menospreciado como “género menor”, el universo de las infancias crece al ritmo de artistas comprometidos con un público abierto a (casi) todo tipo de experiencias, tal vez la primera de sus vidas. “Los protagonistas son ellos”, piensa Sánchez. “Tenés que ser sensible sobre a quién le estás hablando. Podés hacer lo que vos quieras, pero nunca perder de vista que el que te está escuchando es un chico o una chica porque a veces relegás cosas que te pueden gustar por quién te está escuchando”, plantea, y Yudchak dice que trabajar con chicos es lo suyo hace muchos años, aunque le tuvieron que abrir los ojos para que dé el paso como productora. “Fui maestra jardinera 30 años, y la pasé muy bien”, recuerda. Y revela que al principio rechazó producir a Bigolates de Chocote. “Les dije que nunca había hecho producción para infancias. Y Patricio, líder de la banda en ese momento, me dijo: 'Hace 30 años que trabajás para infancias y 10 que trabajás con Daniela Herrero y Julia Zenko. ¿Qué parte no te das cuenta?'”, estalla.

* Las entradas se consiguen en el sitio www.alternativateatral.com.ar buscando “abrazos grandes” o en Quetrén. Menores de 2 años no pagan entrada. Los espectáculos no se suspenden por lluvia.


Palabra de artistas

Página/12 consultó a los grupos que pueblan la grilla de Abrazos grandes para gente pequeña sobre sus expectativas respecto del festival, que ofrece espectáculos con invitados de otros grupos para darse a conocer al público, y también armar redes entre artistas. Mecache, de Mecache Rock, subraya que “nos encanta ver cómo los niños se emocionan y se divierten con nuestra música, y cómo se conectan con las canciones y las letras. Además, trabajar para niños nos brinda la oportunidad de transmitir mensajes positivos y educativos a través de la música, fomentando valores como la amistad, la diversidad y el respeto”, y Nina Lenze, de Vuelta Canela, comparte esa experiencia de aprendizajes mutuos: “Que podamos ofrecerle a las infancias una mirada bella del mundo desde el arte, la música, la risa y los colores. Y también recibir de parte de los niños y las niñas sus ocurrencias, sus disparates y también sus verdades. Ese corazón abierto al mundo, que es lo que nos enriquece mutuamente.”

Todos y todas coinciden en la responsabilidad que implica presentarse ante el público infantil, sin perder por eso el disfrute sobre el escenario. Diego Mazurok de Valor Vereda asegura que “disfruto ese ida y vuelta, lo espontáneo que es. La capacidad de abrir mundos, explorar y conocer. También la responsabilidad, como adulto, de trabajar para las infancias”, y Eric Slobodjanac de Copla Colores se suma a la misma idea: “La alegría y la libertad que tengo sobre el escenario. Me siento feliz de compartir con ellos esa espontaneidad, la alegría y la ilusión de la infancia. También la ingeniosidad que tienen los niños en sus comentarios, y toda la ilusión de la niñez.” Por su parte, Diego Lejtman y Raúl Beron de Los Ludic rescatan la parte lúdica del encuentro artístico: “Disfrutamos compartir, más que trabajar, la posibilidad de interactuar con les chiques, crear elementos no convencionales y ver sus reacciones y juegos con estos objetos. Lo que proponen para jugar dado que el hilo conductor es el juego con les chiques, y también con las mamás y los papás”, concluyen.