Difícilmente será transitoria la caída en la actividad económica que resulta inducida (deseada) desde la política económica. El presidente Milei afirmó que "el momento más duro será entre marzo y abril" y luego "como se toca fondo, empezás a rebotar", pero varios analistas ponen en duda sus palabras. Los primeros datos de enero fueron contundentes y dieron cuenta de una recesión aguda, con caídas muy fuertes en la producción y expectativas desmejoradas sobre la creación de empleo. “En el primer trimestre del año, la tasa de desempleo aumentará” y se espera una contracción del PBI de entre un 3 a 4 por ciento en el año. Ante este contexto, los planes del Gobierno se verán desafiados. El rebote quizás nunca llegue, la caída puede ser libre y al ajuste fiscal la recesión le será como un tiro en el pie impidiendo que mejore la recaudación tributaria.

En enero, la venta de insumos para la construcción tuvo una retracción del 29,2 por ciento en la comparación interanual, según el Índice Construya. Los despachos de cemento también cayeron 20 por ciento de acuerdo a los datos de la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland. Las ventas minoristas se desplomaron 28,5 por ciento en igual comparación, según informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came). En cuanto a los patentamientos de autos fue el peor inicio de año desde 2004, a la salida de la crisis de la Convertibilidad, con una caída del 33 por ciento y del 16,7 por ciento en la producción según Adefa. Y la lista puede seguir. Es el ocaso de la producción industrial a pequeña y gran escala en el país, y de la clase media.