El Gobierno no tiene dólares genuinos ni no genuinos, y con los niveles de inflación actuales -desacoplados de las microdevaluaciones del BCRA- la sartén por el mango de la liberación de divisas la tienen los sectores exportadores, que no quieren liquidar porque quieren un dólar más caro. Esa situación es la que forzó a Javier Milei a hablar, otra vez, de que "no hay atraso cambiario. "Dado lo intenso que está el tema sobre si hay atraso cambiario, me parece relevante tener este debate porque desde mi punto de vista, sacando raras excepciones, lo que están diciendo la mayoría de los analistas está mal (...) Con respecto al atraso cambiario yo propongo un debate más serio, intelectualmente honesto, porque para definir atraso yo tengo que conocer el vector de precios de equilibrio en la economía", expresó en un almuerzo organizado por el Consejo del Comercio y la Producción (Cicyp), un polo que reúne a buena parte de los empresarios de peso nacionales y extranjeros, muchos de los cuales entienden, a diferencia del presidente, que con este tipo de cambio es dificil producir, invertir y mucho menos liquidar divisas. 

No es la primera vez que, ante la falta de divisas, el Gobierno se ve forzado a salir a confrontar con el Club de los Devaluadores, históricos sectores de Argentina que pulsean por corregir por esa vía. Ya lo había hecho el mismo Milei en la Fundación Libertad, en el Foro Llao Llao y, también, el ministro de Economía, Luis Caputo, en AMCHA, y su vice, Juan Pazo, el foro A todo trigo, en Mar del Plata, donde incluso especuló con un dólar de 600 pesos, tratando de que los agroexportadores liquiden y no esperen una devaluación. 

En la platea del Hotel Alvear, donde se desarrolló el convite, había de hecho muchos dirigentes del campo, que admiten que ya deberían estar entrando 300 millones de dólares diarios a las arcas del Banco Central (BCRA), pero se dan a razón de 100 millones, porque el agro guarda la cosecha esperando una devaluación. Uno de ellos era, precisamente, el presidente del Cicyp y vice de la Sociedad Rural, Marcos Pereda Born, un confeso militante PRO-Libertario que se deshizo en elogios al Presidente, mientras las bases del campo guardan los granos

De todos modos, Milei insistió ante el Cicyp que "si tuviéramos un problema de atraso tendríamos una sistemática caída de las reservas, sin embargo, no paramos de comprar”. La ponencia es una verdad a medias, dado que si el Gobierno decidiera pagar importaciones pendientes y su flujo actual, las arcas del BCRA quedaría en número negativo. 

Por último, Milei aseguró que "querer corregir esta situación devaluando lo único que hace es aumentar la cantidad de pobres e indigentes” y entonces afirmó que “vamos a ir a un régimen donde todas las monedas van a competir contra el peso” de manera de “terminar con el problema de la apreciación cambiaria” y con la posibilidad de que “cualquier político ladrón de este país los vuelva a robar”. 

Un VIP con un pedido especial

Milei llegó temprano al almuerzo y lo esperaba el clásico salón VIP que el Cicyp arma en la previa a los convites de funcionarios. Minutos antes del desembarco en el Hotel, el Presidente pidió por una sóla persona. "Que esté en el VIP", reclamó. El pedido era para la presencia de Eduardo Eurnekian, el líder de Corporación América y mentor de Milei, que fue empleado de esa empresa, de la cual también salieron el jefe de gabinete, Nicolás Posse y el ministro del Interior, Guillermo Francos. 

Eurnekian fue el primer presidente del Cicyp y los que estuvieron en el VIP del Álvear destacaron "el notable sentido de pertenencia que Milei tiene con la empresa Corporación América". Cuentan que el Presidente habla seguido y directamente con su padrino político y, aunque sabe que Eurnekian es crítico, le acepta consejos y recomendaciones. 

Asi es que, además de Eurnekian, lo espararon en el VIP los presidentes del Grupo de los Seis, entre ellos Daniel Funes de Rioja (UIA), Nicolás Pino (SRA), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio), Mario Grinmann (Cámara de Comercio), Gustavo Weiss (Cámara de la Construcción) y Javier Bolzico (Bancos nacionales de ADEBA). Por fuera de ellos, se sumó un tándem de fieles, el petrolero de Bridas, Alejandro Bulgheroni, y su esposa Bettina, íntima amiga de la secretaria de la Presidencia y hermana del Presidente, Karina Milei. Todos ellos adhieren al modelo de Milei, igual que buena parte de los 400 invitados que llenaron el Alvear. "Si no sos del sector productivo, para vos esto es una fiesta", sintetizó uno de los convidados al VIP ante la consulta de Página I12.

El "Chanchito de yeso"

“A Toto hay que llamarlo chanchito de yeso. Para sacarle un mango hay que romperlo, lo cual avalo. Y si alguien lo quiere romper, antes me va a tener que romper a mí, porque yo no voy a entregar el resultado fiscal”, fue otra de las partes interesantes del discurso de Milei en el Cicyp. La confirmación de Caputo, cruzado por rumores de salida ante la falta de resultados concretos, también se leyó en la platea del Alvear como una sobre actuación ante el ataque de los devaluadores. Lo cierto es que Caputo llegó con el objetivo de conseguir dólares, y ni siquiera el Fondo Monetario (FMI) le garantizó nuevos desembolsos. 

Pero el Presidente lo sostiene, a pesar de las operaciones internas en su contra. Y hasta armó una teoría en la cual las divisas no son tan necesarias como mencionan empresarios, economistas y consultores. El mandatario ponderó que “no hay déficit fiscal, el riesgo país está cayendo, no estamos perdiendo reservas ni estamos necesitando el financiamiento de nadie” y aseguró que “el problema no está en el atraso del tipo de cambio”, sino que radica en que el país “sufrió un shock de productividad que se llama 20 años de populismo”. Adelantó allí que encarará un programa de "competencia de monedas", pero sin ponerle fecha. Algún pícaro, desde la platea. Se sonrío mientras Milei hablaba y le comentó a un interlocutor, mientras comían el primer plato: "si la situación es así de estable, que abra el cepo y vemos cuántos pesos vale un dólar".