El presidente del Banco Nación, Daniel Tillard, ordenó hacer una inversión millonaria en una obligación negociable colocada por la empresa de su propio hijo. La decisión de la máxima autoridad del banco, generó una ola de críticas y cuestionamientos sobre la conducta ética y la transparencia en la gestión del máximo representante de la entidad estatal, que busca ser privatizada en breve, por el Gobierno de Javier Milei.

La reciente operación, que implicó la adquisición de títulos Clase IX de la petrolera Aconcagua Energía, se llevó a cabo sin contar con la aprobación previa del directorio del Banco Nación. Este hecho, sumado a la falta de transparencia en el proceso de selección y adquisición de la inversión, levantó serias sospechas sobre posibles conflictos de interés y favoritismos dentro de la institución financiera.

Es que, la maniobra resultó especialmente preocupante por el hecho de que la colocación del bono haya contado con la participación de Max Capital– que tiene entre los titulares al hijo, Ignacio Tillard–, el Agente de Liquidación y Compensación Integral (AlyC) vinculado al presidente del Banco Nación. Esta conexión directa entre la institución bancaria y la empresa familiar de Tillard, donde su propio hijo siembra serias dudas sobre la imparcialidad y la integridad en la toma de decisiones financieras.

La operación le permitió a Ignacio Tillard, hijo del presidente del Banco Nación, beneficiarse con el 1% de la comisión generada por la transacción como colocador del bono, lo que claramente supone un conflicto de interés que socava la confianza en la gestión del banco estatal. Además, la aparición repentina de una calificación crediticia favorable, que amplió el margen de inversión del Banco Nación en hasta 700 millones de pesos, planteó interrogantes sobre posibles irregularidades y falta de transparencia en el proceso.

Esta situación pone en entredicho la integridad y la imparcialidad de Daniel Tillard como presidente del Banco Nación. Su falta de rendición de cuentas y su aparente preferencia por favorecer intereses personales y familiares en detrimento de los intereses del banco y del país, reflejan una alarmante falta de liderazgo y responsabilidad ética.

El camino hacia la privatización

El Gobierno de Javier Milei quiere privatizar el Banco Nación, cuya capitalización podría rondar los u$s25.000 millones. Tillard mismo fue el encargado de asegurar que "la transformación en Sociedad Anónima del Nación es central para el gobierno"

"En los últimos años, el BNA no priorizó su objeto de canalizar los depósitos y transformarlos en préstamos a favor de las PyMEs y las familias argentinas", consideró en declaraciones difundidas por la prensa de la institución en las redes sociales. "El reordenamiento económico de la Argentina generará un cambio sustancial del negocio bancario", agregó Tillard en enero pasado.

En la misma línea, el presidente del Banco Nación --que compró Obligaciones Negociables a la empresa de su hijo con dinero del Estado -- hablaba de la mejora en la credibilidad y la transparencia que significaba el cambio de situación de la entidad estatal: "la transformación en Sociedad Anónima es central para crecer, alcanzar eficiencia y mejorar la transparencia en la gestión del BNA. Un comienzo será reemplazar la sindicatura unipersonal actual a favor de una sindicatura colegiada de tres miembros como en todas las sociedades".

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