Tras el ataque a Télam, este martes el Gobierno nacional lanzó un nuevo embate. Esta vez contra la industria del cine local, al confirmar su intención de desfinanciar y achicar al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), organismo encargado de fomentar y regular la actividad en el país. La información comenzó a circular a partir de versiones off the record, pero enseguida se formalizó a través de un comunicado emitido por ATE INCAA, entidad que nuclea a los trabajadores de la Institución. Ahí se resume la primera reunión con su actual presidente, el economista Carlos Luis Pirovano. 

Solicitada por la comisión interna que representa a los empleados del Instituto, la reunión fue aprovechada para acercarle al funcionario las preocupaciones de los trabajadores respecto de la continuidad de los puestos, en especial aquellos tercerizados bajo la figura del monotributo. Esta situación precaria alcanza a 170 empleados, que el comunicado desglosa: “90 compañerxs que desempeñan tareas habituales y permanentes en distintas áreas del Instituto, y 80 trabajadores miembros de comités y tutores de proyectos, nombrados por Resolución". 

En respuesta, Pirovano señaló que “el INCAA gasta en sueldos y funcionamiento más del 60 por ciento de su presupuesto, incumpliendo con la Ley de Cine”. Y señaló que el Gobierno no está dispuesto a dar marcha atrás en su intención de achicar aquellos órganos estatales que considera inútiles o deficitarios. Ante eso, señala el comunicado, se le recordó al funcionario que antes de tomar medidas en contra del Incaa o sus empleados correspondería hacer cumplir la Ley del Cine, norma que regula, financia y garantiza la producción cinematográfica local. 

En ese sentido, los trabajadores remarcaron la necesidad de comenzar a gravar la actividad de las plataformas de streaming que operan en el país, como establece dicha Ley “al referirse su alcance a cualquier medio de exhibición”. El documento sostiene que si “ingresaran estos fondos, el Instituto volvería a ordenar sus cuentas sin necesidad de ningún tipo de despidos, cierres de áreas, programas o actividades". 

Lejos de mostrarse receptivo, Pirovano confirmó la continuidad del plan sistemático para desmantelar el INCAA. Según el comunicado de ATE, el actual presidente “enfatizó su pretensión de continuar en una segunda etapa con nuevos despidos de planta transitoria, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas para la planta permanente”. Además, mostrando un profundo desconocimiento de las funciones del organismo que preside, el funcionario se preguntó: “¿Por qué tener un canal de televisión y una plataforma?”, en referencia a Cine.ar y Cine.ar Play. 

En vistas a profundizar la reducción de gastos, Pirovano detalló el siguiente cronograma de acción: cierre de los programas de alcance federal, clausura y venta del Cine Gaumont, y finalización de cualquier tipo de apoyo a festivales de cine. “Y hasta esbozó un plan de esponsorizar el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y Ventana Sur, para evitar directamente su cierre por considerarlo innecesario a las funciones del Organismo". 

De forma extraoficial, se supo también que Pirovano cuestionó que la escuela de cine del INCAA, la ENERC, tuviera tantas sedes (seis en total, cuya distribución federal garantiza que los estudiantes de todas las regiones del país puedan acceder a sus carreras). Además, consideró que la ENERC no forma parte del fomento y propuso su privatización. Y, en línea con el lema “No hay plata”, confirmó que el INCAA no recibirá fondos para destinar al fomento durante los próximos seis meses. 

Ante un panorama que implica el desguace de una de las instituciones centrales de la cultura en la Argentina, el comunicado llama a los miembros de la comunidad audiovisual “a declararse en estado de alerta y movilización”. Y cierra de modo contundente: “Entendemos que esta es una declaración de guerra a un cine nacional que es emblema en el mundo, a los 700.000 puestos de trabajos directos e indirectos en todo el país y una nueva embestida a la soberanía audiovisual para transformar la cultura en otro nicho para capitales privados y extranjeros".