En medio del “efecto Weinstein”, el Parlamento Europeo instó a la Comisión Europea a elaborar una estrategia integral a nivel europeo para luchar contra todas las formas de violencia de género, con una atención especial al acoso y los abusos sexuales, formas de agresión a las que no escapó la propia Eurocámara.

La resolución aprobada ayer en el pleno de la institución recupera una propuesta que el Parlamento ya había planteado a principios de 2014 para impulsar una iniciativa a nivel europeo para combatir todas las formas de violencia machista, sensibilizando a las mujeres sobre sus derechos y a los hombres sobre la obligación de respetar la integridad de las mujeres.

Además, los parlamentarios instaron a la Comisión y a los Estados miembros a que garanticen que la financiación de los programas de lucha contra la violencia machista pueda emplearse para sensibilizar y apoyar a organizaciones dedicadas a este tema, incluido el acoso sexual.

Los eurodiputados pidieron también a los países que conforman la zona que ratifiquen y apliquen el Convenio de Estambul sobre violencia contra la mujer mediante medidas como un sistema de recopilación de datos de los agresores, que los desglose por edad, género y relación con la víctima, y en el que también se incluya el acoso sexual.

La resolución, votada con una abrumadora mayoría de 580 votos a favor, 10 en contra y 27 abstenciones, fue impulsada como consecuencia del escándalo internacional que provocaron las denuncias por acoso sexual contra Harvey Weinstein, un poderoso productor cinematográfico de Hollywood. Tras esas acusaciones, otros miembros del mundo del espectáculo y otros ámbitos, incluidos el empresario, fueron despedidos por denuncias de vieja data que pesaban sobre ellos por el mismo tema.

Un grupo de eurodiputados mayoritariamente euroescépticos, conservadores británicos y no inscritos en ningún grupo fue el que se opuso a la aprobación.

El voto llega también tras una condena unánime de todo el arco político de la Eurocámara a los casos de acoso sexual en ese Parlamento que sacaron a la luz varios medios de comunicación en las últimas semanas. En un debate celebrado el miércoles, muchas eurodiputadas, como la socialista española Iratxe García, mostraron su apoyo a la campaña en redes sociales que animó a miles de mujeres de todo tipo de sectores laborales a denunciar experiencias en las que fueron víctimas de acoso sexual bajo el lema #MeToo (#YoTambién).

El texto aprobado ayer subraya que “la credibilidad de las instituciones europeas exige una posición firme contra toda forma de discriminación de género o toda actuación contraria a la igualdad de género”. Además de pedir una investigación “con urgencia y exhaustiva” de los casos que salieron a la luz en la prensa, como informaciones que inculpan al exdiputado ecologista Yves Cochet, los eurodiputados propusieron crear un registro confidencial de agresiones. El diario británico The Times constató más de una docena de casos de abuso en la institución comunitaria y en particular aportó capturas de pantalla de mensajes de texto que inculpan a Cochet. 

La resolución pide al presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, y a la administración de la institución que formen un grupo de expertos independientes para estudiar la situación en el Parlamento y evaluar el funcionamiento del comité que tramita las quejas por acoso.

El eurodiputado español Ernest Urtasun fue uno de los que llamaron la atención sobre el hecho de que prácticamente ninguno de los casos publicados en la prensa fuese denunciado oficialmente a través de los mecanismos de las propias instituciones. La eurodiputada popular francesa Elisabeth Morin-Chartier, que preside el comité parlamentario para luchar contra el acoso laboral, señaló que este cuerpo debe mejorar sus actividades en tres frentes: publicar testimonios, crear un servicio de mediación entre instituciones y víctimas y dar más informaciones a los diputados y trabajadores del Parlamento.

El presidente de los socialis- tas europeos, Sergei Stanishev, apuntó que contar los casos y buscar ayuda “es la única forma de contribuir a revelar la verdadera escala de esta lacra moderna y de animar a otros a denunciar casos de acoso”, también en las instituciones europeas. “Creo que la campaña #MeToo fue exitosa en al menos una cosa: hacer saber a las víctimas que no están solas en absoluto”, dijo Stanishev.

La parlamentaria del grupo liberal Beatriz Becerra abogó también por “un cambio en nuestra cultura y sociedades, un cambio hacia una tolerancia cero con cualquier tipo de acoso sexual o violencia”.