Las usinas comunicativas de la Casa Rosada buscan instalar la imagen un cambio de actitud. Consistiría en dejar a un lado las discusiones para avanzar en los acuerdos necesarios previos al Pacto de Mayo. Sin embargo, o quizás como otra cara de las usinas, José Luis Espert debutó como integrante oficial de La Libertad Avanza convocando a una rebelión fiscal contra la Provincia de Buenos Aires. Y el Presidente lo avaló.

A través de las redes sociales, Javier Milei volvió a elegir al gobernador Axel Kicillof como blanco de sus ataques. Apuntó sobre la suba de impuestos que, en su mirada, descarga sobre los bonaerenses. Todo eso, mientras Kicillof ya empezó a llevar a la Justicia los reclamos por los fondos que el Gobierno nacional retiene en detrimento de los recursos que podrían estar en manos de la Provincia para hacer frente a la crisis.

"Parece que cuando habla del derecho de propiedad, el Gobernador no entiende que subir los impuestos netos es una violación del derecho de propiedad”, escribió Milei, al citar una entrevista en la que Espert acusaba al mandatario bonaerense de haber generado “un impuestazo fenomenal”.

“El aumento de patentes, del inmobiliario residencial y del inmobiliario rural no hay que pagarlo”, dijo Espert, titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación que llamó a una “rebelión fiscal con sentido común”. “Yo soy diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires y mi obligación es defender al pueblo", lanzó el hombre que ingresó a la Congreso en el 2021 desde la boleta de Avanza Libertad, fue precandidato desde las listas de Juntos por el Cambio que encabezó Horacio Rodríguez Larreta y esta semana pegó el salto a las filas de las fuerzas del cielo. Con gorrita incluida.

El esquema bonaerense

Las acusaciones que apuntan contra los "aumentos desmedidos" en materia impositiva de parte del gobierno bonaerense empezaron a finales del año pasado, cuando la Provincia debía trazar la hoja de ruta económica para este 2024.

Fue el ministro Pablo López el encargado de echar por tierra esos los cuestionamientos con un informe detallado que explicó el contexto general en el que se tomaban las medidas, incluso antes de conocerse el recorte al que la gestión libertaria descargó sobre las finanzas bonaerenses.

El ministro explicó entonces que la proyección del 2024 en materia impositiva se calcula partiendo de una base que encontraba el último aumento en diciembre de 2022. Desde ese momento, hasta diciembre del 2023, la inflación alcanzaba el 210 por ciento y la proyección que las consultoras privadas proyectaban superaba el 300.

“Que quede claro: en términos reales lo que paga y pagará un bonaerense sigue debajo de 2019”, afirmó López en un informe público en el que agregó que “sólo el 8 por ciento de las partidas, las propiedades más grandes y valiosas, pagará en línea con la inflación”.

A lo largo de los cuatro años de gestión de Kicillof, los impuestos nunca estuvieron por encima de la inflación anual, explicó López que aclaró que el aumento promedio tanto del impuesto inmobiliarios rural y así como del urbano será de 200 por ciento, teniendo en cuenta las distintas escalas.

En ese contexto, según el propio ministro, el 31,6 por ciento de las de las partidas del impuesto urbano anual no supera los 5 mil pesos, por lo que hoy en día son cuotas que están por debajo de los mil pesos. “El 49,1 por ciento de las partidas no superará los 10 mil pesos anuales, es decir, cuotas de menos de 2 mil pesos”, remarca el ministro a la vez que agrega que solo un 15 por ciento tendrá que pagar un valor anual mayor a 50 mil pesos.

Ese cálculo, vale recordar, se dio en un marco en el que la gestión bonaerense se vio obligada a prorrogar el Presupuesto 2023 empujada por la decisión del Gobierno Nacional de no enviar una nueva Ley de Presupuesto al Congreso de la Nación. Algo que complica la proyección de todos los ejercicios contables de las provincias.

Los papeles de trabajo del gobierno provincial a los que tuvo acceso este diario indican que para el impuesto inmobiliario rural, la ley estableció en su Artículo 10 una escala de topes (progresivos) para los incrementos a emitir en relación al impuesto emitido en 2023, según el valor de la base imponible sobre la que debe pagar el impuesto cada partida: 140%, 180%, 190% y 200%, quedando por fuera de los topes aquellas propiedades con una base imponible superior a $198.940.000 para el valor tierra.

Dicen los documentos que en la Provincia de Buenos Aires existen 300.723 partidas rurales. Solo 2.138 propiedades rurales, es decir, un 0,71% del total, poseen una valuación superior a los $198.940.000 de base imponible. Es para ese reducido y exclusivo grupo de partidas, las tierras de mayor valuación de la provincia, que la emisión del impuesto inmobiliario no estuvo limitada por topes:

• Tope del 140% de aumento hasta el tramo 4 ($ 3.544.400): cantidad de partidas 112.117 (37,28%)

• Tope del 180% de aumento hasta el tramo 7 ($ 8.127.288): cantidad de partidas 46.432 (15,44%)

• Tope del 190% de aumento hasta el tramo 11 ($ 19.986.324): cantidad de partidas 60.874 (20,24%)

• Tope del 200% de aumento hasta el tramo 17 ($ 198.940.000): cantidad de partidas 79.162 (26,32%)

• Sin tope a partir del último tramo 18 ($ 198.940.000): cantidad de partidas 2.138 (0,71%)

Los funcionarios consultados argumentan también que en febrero se registró una inflación mensual de 13,2%, ubicándose la inflación interanual en +276,2%. "Como resulta evidente, más del 99% de los propietarios rurales habrán recibido incrementos en el impuesto emitido por debajo de la inflación", dicen. "Es decir que, en rigor, Kicillof está bajando el impuesto rural, no aumentándolo. Si ponemos la cuestión en perspectiva, resulta que el impuesto inmobiliario rural, en promedio, viene bajando durante la gestión de Kicillof, en términos reales: en 2023 fue un -18,5% menor que en 2019, último año de la gestión de Vidal. En base a la ley impositiva 2024, este año se ubicará en niveles similares (un -16,3% debajo de 2019)."

El mito del despilfarro

Apuntando contra Kicillof, Espert puso el ojo en los dineros que maneja el gobierno bonaerense y definió al mandatario como “un vampiro dentro de un banco de sangre”. “¿Mastica plata?”, se preguntó al insistir con una situación que desde la Provincia definen como un “mito” que el propio Kicillof viene queriendo desarticular desde hace ya tiempo.

Más allá de los reclamos por los recortes aplicados sobre las finanzas bonaerenses, en algunos casos con el específico fin de debilitar el accionar estatal, como la eliminación del Fondo de Fortalecimiento Fiscal, Buenos Aires viene denunciando que es el territorio más perjudicado por el actual esquema de coparticipación.

Buenos Aires concentra el 38 por ciento de la población del país y el 44 por ciento de la totalidad de las personas por debajo de la línea de la pobreza de todo a nivel nacional. Pero al mismo tiempo, es la que más produce, con un 50 por ciento de aporte en materia industrial, es la que más exporta, y es la que provee a la Nación del 40 por ciento de los fondos coparticipables. Pero proporcionalmente es la que menos recibe en recursos: sólo un 24 por ciento.

En su informe de diciembre, que no contemplaba el posterior recorte, López también remarcó que durante los cuatro años del Frente de Todos, la Nación sólo le giró el 40 por ciento de las transferencias no automáticas. En detalle, entre fondos automáticos y no automáticos, la provincia de Buenos Aires recibió entre 24 y 25 pesos por cada 100 que distribuyó la Nación.

Esta desproporción también está presente al momento de dilapidar el argumento de que el Estado provincia es “elefantiásico” o que debería ajustarse. López expuso que la provincia de Buenos Aires es la que menos fondos destina por habitante, y al mismo tiempo es la segunda provincia con menos empleados públicos cada mil habitantes, sólo por debajo de Córdoba.

Actualmente, el gobierno de Kicillof tiene 34,6 trabajadores estatales por cada mil bonaerenses, más de 30 por debajo del promedio general del país que está por encima de los 66 trabajadores cada mil habitantes.

La estrategia

El vocero de la nueva avanzada contra la Provincia, y puntualmente contra Kicillof, es el mismo que debe conducir el debate para empujar la nueva versión de la ley ómnibus que el Ejecutivo envió al Congreso nacional. O sea que la discusión que precisa el apoyo de gobernadores y legisladores arrancó con un grito de guerra.  También es Espert al que puntualmente le tocará coordinar los acuerdos para llegar al supuesto paquete de “alivio fiscal” para las provincias. Por su densidad territorial, Buenos Aires es la que mayor representación tiene en la Cámara, y también en la comisión.

Verborrágico, mediático y de perfil tan confrontativo como el Presidente, Espert es uno de los dirigentes que más ruido viene generando en las filas originarias que acompañaron a Milei hasta su llegada a la Casa Rosada. Sucede que a medida que los candidatos del macrismo fueron quedando fuera de carrera, el economista se arrimó a su colega, que le devolvió la confianza que en algún momento había perdido.

Eso molestó a los más leales que empezaron a hacer públicas sus críticas cuando Espert se quedó con la presidencia de una de las comisiones más importantes y estratégicas de la Cámara Baja. Siempre le reconocieron la idoneidad para ocupar ese lugar, pero el problema era político, esos que desde las filas de La Libertad Avanza siempre se esmeran en ocultar.

Fiel a su estilo, el diputado no bajó el perfil ni moderó sus posicionamientos. De hecho, luego de haberse sumado oficialmente al gobierno, no apuntó también contra el Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación. “Yo soy productor rural y si quieren que empecemos a ver si pagamos el aumento, que nos eliminen Impuesto Inmobiliario Complementario que es otra cuota más que nos encajó el imbécil de (Daniel) Scioli hace varios años”, disparó.