De acuerdo al economista Ricardo Arriazu, la caída del consumo y de la actividad no se explican simplemente por el deterioro de los ingresos de la población ante el impacto inflacionario que tuvo la devaluación con que Milei inició su gestión. Tampoco por el fuerte ajuste del gasto del Estado con un parate brutal de las obras públicas. 

“El principal impacto inicial de una devaluación es la pérdida de valor que sufren los activos denominados en moneda local, que genera un efecto riqueza negativo", dice. Esa menor riqueza habría derivado en una caída de la demanda (efecto renta de la ecuación de Slutsky, en la jerga académica) dado el intento de recomponer parte de los activos en los agentes. 

Según Arriazu, los argentinos tenían activos en pesos (depósitos bancarios, FCI, acciones y bonos, entre otros) por un valor de 160 mil millones de dólares al asumir Milei, que se licuaron hasta los 71 mil millones de dólares luego de la devaluación con baja de tasas de interés implementada por el nuevo presidente. Esos activos luego se recuperaron hasta alcanzar un valor de 90 mil millones a finales de diciembre, hecho que hace presuponer al economista que muchos argentinos redujeron el consumo para ahorrar más y recomponer sus activos licuados.

La explicación del efecto renta de la devaluación no parece muy convincente. Por un lado, la recomposición de los activos en pesos a valor dólar de diciembre que menciona parece ser más la consecuencia de la recomposición nominal de los ingresos (no sólo por paritarias, sino también por el aguinaldo) con la política de dólar planchado que implementó Caputo luego de la devaluación inicial. 

Por otro lado, no se toma en cuenta que en una economía bimonetaria, los activos de la población están en gran parte dolarizados. De hecho, el Indec informa que los activos externos del sector privado no financiero sumaban unos 383.729 millones de dólares al tercer trimestre de 2023, es decir, casi 2,4 veces el valor de los activos en pesos. 

De esa manera, la devaluación incrementó inicialmente la riqueza patrimonial de los argentinos en relación al producto interno, ya que la mayor parte de su patrimonio se encontraba dolarizado. Pero entonces, ¿por qué no se dió un efecto renta al revés, donde quienes se enriquecieron con la devaluación por su patrimonio dolarizado incrementaron el consumo movilizando la producción?

Algo de ello pudo suceder, al menos si se toma por cierta la tesis de que el dólar financiero cayó, en gran parte, por la venta de dólares de quienes desahorraron para intentar mantener su status de consumo ante una reducción pronunciada de los ingresos reales. Sin embargo, ese efecto no parece ser tan importante y la baja del dólar financiero puede responder más al ingreso de algunos fondos especulativos de corto plazo para aprovechar la política de dólar planchado post-devaluación. 

La traba para que los activos externos se vuelquen masivamente a la economía argentina, tradicionalmente a inversiones inmobiliarias que expanden la construcción, es la elevada incertidumbre que aún existe sobre el valor futuro del dólar, cuya estabilidad circunstancial se ve ensombrecida por la elevada inflación que carcome su valor real.

@AndresAsiain