La Justicia citó a indagatoria a 20 personas, entre ellas 12 policías, acusadas de conformar una banda que robaba cables de cobre telefónicos subterráneos en el microcentro porteño y el barrio de Recoleta, en el marco de una causa en la que fueron allanadas tres comisarías de la Policía de la Ciudad porque, de acuerdo con la investigación, en sus jurisdicciones les “liberaban la zona”.

El expediente está en manos de la jueza de instrucción 38, Wilma López, tras una investigación iniciada por el fiscal Julio Argentino Roca, quien al haber personal policial implicado puso a trabajar en la pesquisa a la División Operaciones Judiciales de la Superintendencia de Asuntos Internos de la Policía Federal Argentina (PFA).

Las tres comisarías de la Policía de la Ciudad que fueron allanadas en dos etapas fueron, en principio, la 1ª (en el microcentro) y la 3ª (en la zona de Tribunales) y luego la 19ª, que tiene jurisdicción en parte de Recoleta y Barrio Norte.

En uno de sus requerimientos, el fiscal Roca describió a la banda como una “organización criminal” dedicada “a la comisión de delitos indeterminados”, entre los cuales se destaca “la sustracción de cables” de cobre y fibra óptica. Según el fiscal, la banda se hacía pasar por una cuadrilla de operarios de empresas de servicios públicos que se desplegaban con vehículos, vallados e indumentaria con logos de la concesionaria Aysa (del servicio de agua) en el sitio donde descendían a sustraer los cables para así “disfrazar la sustracción en una supuesta reparación efectuada en la vía pública”. Una vez obtenidos los cables, la organización los trasladaba para su pesaje a la localidad bonaerense de Caseros y luego a un galpón de Ciudad Jardín, donde los pelaban y picaban para dejar al descubierto el cobre que luego fundían y vendían.

El fiscal Roca describe que este accionar delictivo contaba “con el auxilio de personal policial de las comisarías correspondientes a las zonas donde se efectuaban tales sustracciones, los que a cambio de dinero ‘liberarían la zona de control’ y en consecuencia, les brindarían ‘protección’ para llevar a cabo el desapoderamiento”.

En la causa, hay varias escuchas telefónicas que prueban la complicidad policial, como cuando el 1º de junio pasado, uno de los delincuentes convoca a sus cómplices para ir a “jugar a la 1-9”, en referencia a la comisaría 19 de Recoleta, donde robaron cables por las avenidas Las Heras, Pueyrredón, Córdoba y Santa Fe.

En otra de las escuchas, del 3 de junio, uno de los policías que conformaban la banda llamó al jefe de servicio de la comisaría 19ª y le dijo: “Voy a estar acá por tu zona, voy a revisar qué podemos hacer. Cuando voy a levantar te aviso”, mientras que el interlocutor contestó: “Sí, sí, dale tranquilo, yo estoy acá al pedo, estoy escuchando. Mandame un mensajito con las calles”.