Hera Hyesang Park es una de las sopranos más interesantes de la actualidad. No solo por las cualidades técnicas y expresivas que desde hace tiempo le permiten cantar en los teatros importantes del circuito operístico del mundo, sino además por la manera en que proyecta su imagen y descifra las dinámicas actuales de la circulación musical y sus posibilidades. Empática con las estrategias de la música comercial masiva sin por eso renunciar a los espacios de la tradición lírica, la cantante surcoreana ofrecerá este lunes a las 20 en el Teatro Colón, un recital con el formato “presentación de disco”, que incluirá además la proyección de un videoclip y, a la postre, un “Meet & Greet”, en el que dialogará con sus fans.

Acompañada por la Asociación de Profesores de la Orquesta Estable del Teatro Colón dirigida por Marcelo Ayub, Hera presentará las obras de Breathe, su segundo trabajo discográfico para el prestigioso sello alemán Deutsche Gramophon. El recital, parte de la serie “Conciertos extraordinarios del Colón”, incluirá además la proyección de While You Live, el corto sobre el tema que abre el disco, obra de Mariano Nante. La película fue filmada en el Teatro Colón y producida por Mama Húngara, con el apoyo del Centro Cultural Coreano de Buenos Aires.

La canción “While You Live”, con la música de Luke Howard, se basa en el Epitafio de Sícilo, una pieza musical del siglo I o II a.C, de las más antiguas que se conservan. “El descubrimiento del Epitafio de Sícilo me ayudó a cambiar la perspectiva. Este álbum surgió del miedo que sentí durante la pandemia y las pérdidas que produjo y de las respuestas que fui encontrando en medio de la imperfección”, dice Hera en el inicio de la charla con Página/12. “Entendí que el miedo, como emoción, es universal y entonces tomé el coraje de profundizar en el significado de la muerte, reconocerla como parte de la vida. Sícilo escribió esa canción para honrar a su difunta esposa y tiene un verso que me impactó ‘Mientras vivas, brilla / No tengas ningún dolor / La vida existe sólo por un corto tiempo / Y el tiempo exige su peaje’. Esa forma de sabiduría resumida en lágrimas me conmovió profundamente, al punto que en la elección de la música del disco busqué expresar el caos, la locura y la profunda comprensión de la vida de Sícilo. Ahora quiero expresarlo en este recital”, asegura Hera.

El programa que anuncia Hera para su recital en el Colón incluye páginas de Gioachino Rossini, Henry Purcell, Richard Strauss, Edward Elgar, Vincenzo Bellini y Giuseppe Verdi, junto a obras de compositores surcoreanos, como Hyo-Won Woo, Un-Yung La y Doo-Nam Cho. “Creo que la cultura coreana es próspera porque en un mundo acelerado la gente reconoce el poder de la simplicidad, y nosotros poseemos ese poder más que cualquier otra cultura”, asegura Hera. “Me gusta incluir en mis reperotorios canciones con características coreanas distintivas, porque siento que el alma resuena de otra manera. Particularmente en la canción “Gasiri”, de Hyo-Won Woo, busqué recrear la técnica de vocalización tradicional coreana conocida como 'chang'. La melodía se combina con un acompañamiento simple y la repetición constante llena el vacío con energías invisibles, en momentos de calma escucho cosas que normalmente no oigo y veo cosas que normalmente no veo”, continua la cantante, que en la pasada temporada del Colón brilló en el papel de Pamina, en la puesta de La flauta Mágica.

–Naciste en Corea, estudiaste en Nueva York y hoy trabajás en todo el mundo. ¿Cómo te sentís espiritual y profesionalmente viviendo en una encrucijada de culturas?

–En plenitud. No tengo como objetivo dejar una imagen específica de mí misma en nadie. Para mí, la honestidad y el valor del proceso detrás del glamour en el escenario son los valores más preciados. Tengo un sonido ideal en mi cabeza y la práctica es la única forma de llegar a ese sonido. Practicar diariamente y acercarme a él es como ganar una batalla. Viajar me enseña, claro, sobre los otros y sobre mí misma, y eso hace más divertida mi vida de cantante, que puede parecer simple y sencilla para algunos, incluso repetitiva, pero es en la rutina donde aparecen las oportunidades.

–A esta altura de tu carrera has grabado para Deutsche Grammophon y te has destacado en teatros importantes. ¿Cómo imaginás tu futuro en el mundo de la ópera?

–Siento una sensación de responsabilidad sagrada junto con gratitud. En cada momento, doy mi mejor esfuerzo y pongo todas mis fuerzas en crear. En lugar de grabar música que sea popular o que se venda bien, concentro mi corazón y mi mente en contar las historias que quiero contar. Es por eso que el proyecto de este álbum fue particularmente agotador emocionalmente. Agradezco sinceramente a Deutsche Grammophon por creer en una persona excéntrica como yo. Aspiro a convertirme en un músico que mejora un poco más cada día a través de la práctica, con el objetico de canalizar a través de la música nada más que energía positiva en el alma de los demás. Quiero seguir creciendo como música y si realmente puedo crear música que reconforte a alguien, siento que mi existencia no tiene mayor valor.

Hera cuenta que para cuidar su voz bebe mucha agua, duerme lo suficiente, tiene una dieta equilibrada, no abusa de la calefacción y trata de minimizar el estrés. Aunque reconoce que no siempre es posible. “Trato de hacer lo que haría cualquier persona”, dice, y asegura que saber elegir los roles en el momento adecuado es otra manera de cuidarse. “Interpretar música que entendés profundamente es mucho más efectivo que tratar de interpretar lo que no entendés como artista, independientemente del repertorio”, dice. “En los conciertos exploro las posibilidades de mi voz, y eso me permite cultivar la fuerza necesaria para luego desempeñar un papel de ópera completo. Creo que dentro de una técnica sana, reconociendo los límites, cualquier música es posible”, asegura la cantante y cita como modelos a Maria Chiara e Ileana Cotrubas, sopranos de culto, que brillaron en las décadas del ’60 y ’70 del siglo pasado. “Aunque no eran tan dramáticas como otras sopranos de la época, crearon música de la más alta calidad, al reconocer sus límites con precisión. Sabían lo que podían hacer y lo hacían al máximo nivel. Esa es la clave”.