El juez federal de Garantías Julio Bavio hizo lugar a la imputación y a la prisión preventiva requerida contra un cabo primero de Gendarmería Nacional, identificado como Diego Hernán Delgado. El suboficial, que cumplía funciones en el Destacamento Móvil N°1 de Campo de Mayo, había sido detenido el domingo último cuando transportaba más 303 kilos de cocaína en la caja de su camioneta, valuados en más de 4 mil millones de pesos.

La acusación fue por el delito de "transporte de estupefaciente agravado por la calidad de funcionario público encargado de la prevenir y combatir el narcotráfico" y fue formalizada por la auxiliar fiscal Carolina Aráoz Vallejo.

Además de este delito, la auxiliar fiscal lo acusó por resistencia y atentado a la autoridad porque Delgado intentó embestir al personal de Gendarmería que lo había detenido para un control de rutina sobre la ruta provincia 5, a la altura del kilómetro 170, en el pequeño pueblo de General Pizarro, en el departamento de Anta.

El gendarme fue detenido a las 6 de la mañana del domingo último, cuando conducía una camioneta Volkswagen Amarok que circulaba a gran velocidad, procedente del norte provincial. Los gendarmes del Escuadrón 45 le hicieron señales de luces para que se detuviera, pero Delgado intentó evadir el control. Los gendarmes encendieron la sirena de su móvil y se prepararon y al parecer esto convenció al cabo de que era mejor detenerse.

La auxiliar fiscal precisó que cuando los efectivos se acercaron a la camioneta, Delgado bajó su ventanilla y la del asiento trasero, dejando a la vista su uniforme de gendarme y un bolso propio de esa fuerza, aparentemente, con la intención de relajar la atención de sus camaradas. También entregó su credencial como integrante de esa fuerza y sostuvo que había sido beneficiado con cinco días de descanso, tras una comisión, por lo que había decidido hacer un viaje relámpago a la provincia de Salta.

Los gendarmes del puesto de control hicieron una requisa de la camioneta y en la cajuela posterior se dieron con siete cajas que contenían paquetes amarillos con droga. Ya descubierto, el propio conductor reconoció que llevaba cocaína. El peso total de esa carga ascendió a 303 kilos con 820 gramos. El gendarme fue detenido en ese mismo momento y le secuestraron dos teléfonos celulares y poco más de medio millón de pesos.

Al fundar la imputación, la fiscalía afirmó que se trata de un hecho de suma gravedad, no sólo por la cantidad de droga sino también por la condición del autor del transporte de la droga. Asimismo, destacó el llamativo hecho de que Delgado había sorteado con facilidad varios controles fijos de la misma Gendarmería, entre ellos los de Pichanal y Embarcación.

Añadió que, con la autorización judicial, se realizaron allanamientos en varios inmuebles, tanto en Salta como en Buenos Aires, y que estas medidas permitieron secuestrar otros elementos de interés para la investigación.

La auxiliar fiscal solicitó la prisión preventiva. Entre las razones, resaltó lo accesible que resultó para el cabo primero cruzar casi toda la provincia con esa carga, la condición de absoluta confianza que tenía el acusado y, en especial, la organización narcocriminal a la que pertenecería, pues remarcó que la droga iba casi a la vista.

También destacó que Delgado no actuó por sí solo ni aisladamente, sino que existen otros eslabones en la cadena delictiva, que ahora serán investigados. En ese contexto, solicitó una serie de peritajes para poder avanzar con el esclarecimiento total de la operación de tráfico.