El Tribunal Oral en lo Criminal 10 porteño condenó a Joel Báez y Víctor Blanco a 18 y 16 años de prisión, respectivamente, por el asesinato de la bailarina de tango María Cecilia “Tati” Caviglia, cuyo cuerpo fue encontrado calcinado dentro de una valija a la vera de la autovía 2, en 2016. Los jueces Silvia Mora, Alejandro Noceti y Alejandro Becerra consideraron a los dos acusados coautores del delito de “homicidio simple en concurso real con hurto”. El 22 de agosto del año pasado, Caviglia fue asesinada a puñaladas en su hostel del barrio porteño de San Cristóbal. Báez y Blanco trabajaban en ese hospedaje que también funcionaba como salón de baile.

La lectura de la sentencia estaba pautada para el mediodía de ayer en el sexto piso de los Tribunales porteños. El viernes pasado, en la última audiencia antes del veredicto, el fiscal Carlos Giménez Bauer había pedido 18 años de prisión para los dos acusados, al señalar a ambos como coautores del asesinato de Tati Caviglia, de 50 años. Seis días después, los tres jueces del Tribunal tomaron nota del alegato de Giménez Bauer y condenaron a los dos empleados de “La Casa de Tati” a la pena solicitada por el fiscal, aunque a Víctor Blanco le redujeron dos años de prisión. Las razones de esa diferenciación en las condenas se conocerá el 17 de noviembre, cuando se lean los fundamentos del veredicto.

Antes de la lectura de la sentencia, los jueces dieron lugar a las últimas palabras, en el proceso, de los entonces acusados. Allí, Blanco, quien era encargado del hostel durante los fines de semana, dijo que “se arrepentía”. Por su parte, Báez, con los ojos puestos en los familiares de Caviglia, también ofreció disculpas: “Pido perdón a los allegados de la señora, estoy muy arrepentido, es la primera vez que paso por esto”, manifestó. Las dos primas de la víctima, María Inés y Ana María, coincidieron que las disculpas de Blanco fueron “bastantes llamativas”, ya que nunca se había dirigido al público durante todo el tiempo que duró el juicio. “Tati era querida por todos, muy cariñosa, y Ezequiel (por Blanco) era como un hijo para ella”, se lamentó María Inés. Las dos defensas habían solicitado una condena más cercana a la mínima de ocho años de prisión que establece el Código Penal para los delitos de homicidio, al argumentar que los acusados “habían confesado el asesinato”, a la vez que “manifestaron su arrepentimiento”.

El fiscal Giménez Bauer, en cambio, aseguró que “habíamos llegado al juicio con imputaciones recíprocas en la etapa de instrucción” y agregó que “lo único está probado es que mataron a Tati Caviglia y ninguno de los dos puede salir de esa realidad”.

La noche del 25 de agosto de 2016, Tati Caviglia –reconocida en el ambiente del tango– desapareció del hostel que administraba en la avenida Independencia. Al día siguiente, al no poder ubicarla, una amiga suya realizó la denuncia en una comisaría porteña y explicó que Blanco, empleado suyo, también estaba desaparecido. Horas después, el cadáver calcinado de una mujer fue hallado dentro de una valija incinerada junto a un árbol ubicado en el kilómetro 222 de la ruta 2, a la altura de Dolores. El informe preliminar de la autopsia determinó que la víctima había sido asesinada a puñaladas, aunque recién días más tarde se pudo confirmar con un cotejo dactiloscópico que se trataba de Caviglia. De acuerdo a los investigadores, tras cometer el crimen, Blanco y Báez quemaron el cuerpo y escaparon hacia Bolivia por el paso terrestre de La Quiaca-Villazón. El 2 de septiembre, Blanco regresó al país y se presentó ante la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional. “Yo sé que hubo un homicidio en Independencia 1636”, declaró en aquella oportunidad.