Juan Vattuone, Alejandro Szwarcman, Franco Luciani y Manu Navarro se juntan esta noche en el Tasso (Defensa al 1500), en una velada tanguera que promete poesía y música bajo un mismo fin: cantar y contar verdades, en tiempos de posverdades. “A los 20 años me topé con Un héroe de nuestro tiempo, una novela de Mijaíl Lérmontov que, en el prólogo escrito por él, decía: `Se han prodigado en exceso las golosinas. Quizás por eso el público tiene arruinado el estómago. Se precisan medicamentos amargos`… La reflexión es que el tango ha sido a lo largo de más un siglo testigo narrador de nuestros afanes, conflictos, costumbres. De todo aquello que nos identifica como pueblo ¿Por qué deberíamos dejarlo convertirse en estatua de sal o en una lengua muerta?... También con esa maliciosa y para nada inocente finalidad ha operado el poder mediático, para borrar toda huella de identidad y memoria”, enmarca uno de los cuatro protagonistas del encuentro –poeta, cantor y docente– en claro centro a gol hacia otros dos: Juan Vattuone y Franco Luciani. Muy tanguero uno; algo tanguero el otro. “Este encuentro pretende ser una invitación a que el público acceda al nuevo cancionero de tangos, pero también de otros géneros de nuestra música”, interviene Franco Luciani, matizando el potencial monopolio del 2 por 4.  

 “Todas las canciones y poemas que vamos a hacer confluyen en lo mismo: contar las historias de este tiempo, de nuestros lugares, de nuestras vivencias, de nuestros reclamos que son los de ayer y los de hoy. En mi caso, que nací como intérprete, esta ofrenda de canciones propias me entusiasma y me compromete en el mejor sentido”, se emociona el armoniquista rosarino que, de estar en tantos lados, parece clonado. El otro clon de sí mismo es Vattuone, cantor y poeta nacional y popular. “Siento este encuentro como un `acto revolucionario`, en estos tiempos en los que hablar de poesía, amor, identidad, y tantas cosas más se nos ha hecho tan difícil”, se expide el hombre. El cuatro partícipe (Manu Navarro) focaliza su mirada en la amistad y también en la catarsis. “Lo que nos junta fundamentalmente es la amistad, esa amistad que nos hermana en estos tiempos tan duros. Tenemos la fortuna de ver la vida de manera muy similar, y así tratamos de reflejarla en nuestras canciones. Somos dos generaciones distintas: Luciani y yo por un lado, Vattuone y Szwarcman por el otro, pero unidos en convicciones, en música y en poesía.  Es eso lo que queremos hacer junto al público: unirnos, provocar una catarsis artística y colectiva, algo que por ahora no pueden quitarnos. De esto se trata la lucha: que no nos quiten lo nuestro”, sentencia el músico nacido en Burzaco.