Una de las realidades de esta ciudad es que puede expandirse, teóricamente, más o menos hasta Chile. Buenos Aires no tiene más que un límite real, que es el río, que impone caros rellenos para crear espacios pequeños aunque rentables y deseados. Pero esta realidad física de la ciudad se tiene que entender en función de la regla de oro de la industria inmobiliaria, la que dice que la ubicación es lo que manda. Un sucucho en Recoleta, parece, es más deseable en principio que una casa con todo en San Cristóbal. Lo que hace claro la estrategia del PRO en temas de tierras y terrenos urbanos, su negativa absoluta a preservarlos y abrirlos al público si están en un lugar deseable para los especuladores. Los macristas no son gente muy eficiente, pero de terrenos saben, empezando por el jefe.

Esto introduce la denuncia del Observatorio del Derecho a la Ciudad sobre el decreto 928 que autoriza la venta de 16000 metros cuadrados cercanos a la ribera. Es el predio de “Flechabus”, que explícitamente estaba incluido en la plantilla de urbanización de la Villa 31 y la 31bis, pero que ahora se va a vender al mejor postor. El tema de estas villas arrancó en 2009 cuando se aprobó la ley 3343, que entre otras cosas creaba una mesa de gestión y planeamiento de la obra, que tenía que ser participativo y multidisciplinario. La mesa trabajó algo más de un año y en mayo de 2011 aprobó un Dictamen Urbanización Barrio 31 Carlos Mugica.

Para que quede claro: una ley válida crea una entidad, la Mesa de Gestión, que prepara y aprueba un Dictamen con fuerza normativa. 

En el dictamen se incluye la tierra del predio Flechabus, cosa que ahora queda contradecida por el decreto de venta firmado por el Ejecutivo Nacional.

Pero no es lo único que el decreto quiere vender, porque también está incluido el terreno conocido como La Containera por la pila de enormes cajas de metal que todavía lo domina. Curiosamente, en este terreno ya se están construyendo viviendas para los vecinos del barrio Cristo Obrero, lo que muestra una casi cómica contradicción entre negociados. Los vecinos del Cristo Obrero van a ser mudados de prepo, sin mayores discusiones, por el absurdo proyecto de cambiar la traza de la autopista Illia y la construcción de un parque lineal. Aquí no se negoció nada, no hubo mesa participativa, ni debate de modelos urbanos: se trató de hacer realidad un proyecto-capricho de Horacio Rodríguez Larreta.

Pero resulta que la contradicción es aparente, porque un negocio habilita al otro. Como los terrenos para mudar a los vecinos del Cristo Obrero son nacionales, se firmó un convenio entre la Ciudad y la Nación por el que los porteños compramos la tierra para hacer las viviendas, que luego serán transferidas a sus nuevos habitantes. Pero el decreto del PEN habla de toda La Containera, más de tres manzanas, y no del recorte para las viviendas populares. Con lo que el negociado de hacer una nueva autopista por capricho habilita el negociado de vender un terreno muy valioso frente al río, con la excusa de la vivienda social. 

Y si queda alguna duda sobre qué se busca crear en la zona, este mismo jueves la Legislatura aprobó un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo porteño para que se habilite la construcción de viviendas en altura sobre la avenida Libertador, casi Ramos Mejía. Nuevamente, son casi tres manzanas y se habla de torres de 45 metros de altura, lo que daría un total de más de 80.000 metros cuadrados.

Un delicioso caramelo para los amigos especuladores. 

Paréntesis

Hace un par de semanas, un diario muy amigo del gobierno publicó una nota sobre un terreno en Almagro que iba a ser plaza, pero resultó que era privado. La historia es muy rara, porque primero denota una incompetencia extrema y luego una marmórea pasividad, todo disimulado en la nota. Resulta que los vecinos se creyeron eso de que podían votar un proyecto por mail y se alegraron cuando su propuesta de hacer una plaza en un terreno de Rocamora y Pringles fue aprobado y anunciado para 2018. 

Pero resulta que el programa BA Elige ni siquiera revisa si es posible legalmente hacer lo que proponen los vecinos, y no se dieron cuenta que el terreno es propiedad del Automóvil Club Argentino, un papelón de libro. El ACA tuvo que despejar el lugar luego de un accidente en 2001, cuando dos personas murieron en un derrumbe, y nunca más lo usó. 

Los vecinos desilusionados tal vez no se dieron cuenta de una alternativa: el gobierno porteño podría haber comprado esos 2500 metros para hacer una plaza en un barrio asfixiado y sin verde. Pero nadie movió un dedo. El dinero es para cementos, para contratos para amigos, y nada más.

En el aire

Es Nuestra Buenos Aires va a hacer hoy a las cuatro de la tarde una radio abierta para hablar de los problemas de nuestra ciudad y debatir soluciones. La radio es literalmente abierta, cualquiera puede hablar, y las ONGs participantes también van a montar una Feria de Conflictos Urbanos. El temario va de las privatizaciones a las ventas de tierra pública, la falta de verde, los servicios públicos, el transporte, la especulación y la falta de vivienda, el arbolado y la seguridad, y todo lo que traigan los vecinos. Es en el Parque Tres de Febrero, al lado del Planetario.