“Perdón, voy a servirme un té mientras hablamos”, dice Matt Smith, siempre tan cortés, efectivamente interrumpiendo el diálogo para servirse la infusión con una tetera china. Impecablemente peinado y vestido con jeans negros y botas, el actor suena dolorosamente monárquico. Quizá el haber estado dos años interpretando al príncipe Philip, Duque de Edimburgo, en la serie The Crown, haya empezado a meterse en su personalidad.

Debe ser difícil evitarlo. La semana pasada fue la première, y los protagonistas –incluyendo a dos perros corgi– se reunieron en el Hotel Corinthia de Londres para promover la segunda temporada, que subirá a la plataforma de Netflix este viernes. Para el actor de 35 años ha sido una buena adición a un currículum ya de por sí ecléctico, que lo ha visto saltar del rol del legendario Doctor Who a un musculoso lunático en Lost River (dirigida por Ryan Gosling), y de allí al asesino serial Patrick Bateman creado por el escritor Bret Easton Ellis en la versión musical de American Psycho montada en el Almeida Theatre. Si este último papel “hizo resonar las campanas alrededor mío”, hacer al Príncipe fue igualmente aterrador en cuanto a la exposición que supuso. Fue, dice, el carácter de “macho alfa” del personaje que lo hizo reaccionar. “Hay todo un conflicto en él”, explica Smith. “Pensé ‘¿sabés qué? ¡No quiero arrodillarme ante mi esposa!’. Quería pelear esa batalla. En estos días me he vuelto bastante defensor de Philip”.

Con el escritor Peter Morgan nuevamente como fuerza creativa detrás de la producción, esta continuación de la serie que con su primera temporada ganó el Globo de Oro se concentra en el período que va de 1956 a 1964. En los primeros episodios el foco se concentra en buena medida en las dificultades en el matrimonio de Elizabeth (Claire Foy) y Philip. Aun antes de revelar el primer trailer en agosto, Morgan participó de un panel en el que dio pistas sobre la posibilidad de que esta temporada asumiera los rumores sobre las infidelidades del duque, y apuntó: “¿Acaso no sabe todo el mundo en Inglaterra que él tuvo un romance?” En el pasado, varios libros se metieron en los supuestos deslices del duque con la actriz teatral Pat Kirkwood y la presentadora televisiva Katie Boyle –entre otras–, aunque The Crown prefiere hacer lo que Smith llama “alusiones oblicuas” en escenas del duque en su tour de cuatro meses por los dominios del Reino en 1956, sin la reina ni sus hijos. Esto incluye a la secretaria privada de Philip escribiendo una carta –en el segundo episodio– en la que detalla la conocida “infidelidad” cometida en esa gira. Pero, tal como apunta Smith, la ficción es muy cuidadosa en lo que muestra: “No creo que lo veamos flirteando”.

De todos modos, es un timing extraño, teniendo en cuenta que la Reina y el Príncipe Felipe acaban de celebrar el 70° aniversario de su boda. Pero Smith celebra el coraje que muestra Morgan al tocar el tema. “Creo que él aborda a la familia real de una manera no apologética. Son la familia real, sí, pero son falibles como cualquier otra familia, y Philip es un ser humano. En el pasado ha cometido errores, o quizás no. No creo que nunca hagamos algo gratuito o deliberadamente escandaloso o explícito sobre esas cosas. Yo hice ciertas elecciones con respecto al personaje, y estoy intrigado por ver qué elecciones toma a su vez la audiencia.”

Lo que The Crown ciertamente continúa haciendo es humanizar a la casa Windsor. En un breve pasaje se ve a Philip volver al dormitorio real en puntas de pie, quitarse los zapatos y hacer avances sobre Su Majestad en la cama (la escena se interrumpe antes de mostrar algo subido de tono). “Ese es el asunto, ¿o no?”, dice Smith. “Como miembro del público, uno piensa ‘Bueno, la familia real no hace esas cosas, no tienen sexo’. Pero ellos comen, respiran, cagan, duermen como el resto de los mortales. Serán de la realeza, pero son una familia como cualquier otra.”

Los primeros recuerdos de Matt Smith sobre Philip (quien, de acuerdo a varias fuentes, no ha visto The Crown) se centran en ver la marioneta que lo representaba en el show televisivo satírico Spitting Image. “Pero cuando te metés a fondo con la persona, lo estudiás, encontrás que es un hombre muy interesante, divertido e inteligente”, asegura. Y lo compara con el mismo Doctor Who: ambos son como forasteros a su manera, rebeldes u outsiders que “nunca piden permiso”. La segunda temporada explora un poco más su pasado, particularmente en el penúltimo episodio. “El príncipe atravesó varias tragedias. Esencialmente es un huérfano que fue enviado a vivir con su tío. Tuvo una infancia y juventud bastante duras”, sostiene.

Dado que la tercera temporada, planeada para estrenarse el año próximo, tendrá un salto temporal de un par de décadas, Smith, Foy y Vanessa Kirby (quien interpreta a la princesa Margaret) ya no volverán a la pantalla. Pero Smith no puede esperar a ver qué es lo que hace Morgan. “En el futuro tenés la aparición de Margaret Thatcher, tenés a Diana y Charles. Yo creo que va a abordar a la Princesa Diana desde una óptica realmente muy interesante. Tenés a Blair, y tenés Irak. Y después viene Bush y después viene Clinton... hay muchos personajes maravillosos para cruzar en la historia. Básicamente, nos va a permitir atravesar los tiempos del mundo moderno”. Aunque ya se anunció que Olivia Colman será el reemplazo de Foy, aún no se sabe quién asumirá el papel de Philip (“Escuché algun rumor por ahí”, es lo único que dice Smith). Pero él ya despegó y sigue adelante; acaba de terminar una película sobre Robert Mapplethorpe, el fotógrafo conocido por sus controversiales fotos en blanco y negro sobre temas eróticos, de sadomasoquismo y desnudos masculinos. “No conocía mucho de su trabajo, pero cuando te metés en eso... ¿quién podía imaginar que las fotos de penes fueran tan irresistibles?”, se ríe. “¡Pero de algún modo lo son! No podés evitarlo”. 

Nacido y criado en Northampton, donde empezó a actuar luego de que una seria lesión en la espalda terminara con sus sueños iniciales de convertirse en futbolista profesional, Smith es una persona que claramente no le teme a los desafíos. Dice que quiere que cada rol que encara se sienta “difícil”. “Nunca es algo fácil, nunca vuelvo a casa diciendo ‘me encantó hacer esto’. Siempre es... para mí es como una batalla. Cuando algo se siente creativamente poco confortable, algo que no terminás de saber o entender del todo, algo que de algún modo te enerva, es a menudo cuando conseguís sacar lo mejor de tu trabajo. La mejor temporada que hice de Doctor Who fue la primera, cuando me sentí más inseguro sobre lo que estaba haciendo”.

Smith tenía solo 26 años cuando se convirtió en el décimoprimer Señor del Tiempo, el más joven en ponerse en la piel del personaje. Su elección no fue recibida precisamente con entusiasmo. “Antes de que hubiera pronunciado una sola palabra en la serie, podía salir a la calle y la gente me gritaba cosas: ‘¡No destruyas a Doctor Who!’. Fue bastante duro, fueron momentos algo difíciles”. Siente simpatía por Jodie Whittaker, la primera Doctor Who femenina de la historia, que está recibiendo una hostilidad similar en las redes sociales. El actor sostiene que Whittaker le parece una elección de casting “brillante”, y luego sonríe. “Siento mucha curiosidad por ver qué es lo que hacen los Daleks con ella.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.