En su editorial en la 750, Víctor Hugo Morales apuntó a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia y se preguntó si la votación de ayer en el Senado cambia algo en la "relación de fuerzas".
El editorial de Víctor Hugo Morales
No hay suficiente democracia para tanto fascismo. Tan dramático es que se celebra la votación de ayer. Serán otros, el día menos pensado. Y, sino, será lo mismo. Una Corte de delincuentes del sistema. Corporativos en manos de las fuerzas mediáticas.
¿Hay alguien que piensa seriamente que no permitir el ingreso de los bribones enviados por Milei cambia la relación de fuerzas? ¿Rosenkrantz y Rosetti están preocupados por la llegada de otros?
Si pudiera echaron cada uno de ellos a los otros dos. Pero sí, de todas maneras, ganar aunque sea un amistoso le levanta el ánimo a mucha gente y le da un pequeño aviso a Milei.
En lo económico puede hacer lo que sea, como lo ha hecho porque el establishment lo quiere así. Entonces metele para adelante, los DNU, todo lo que le ha dado a los más ricos. En otros asuntos iremos paso a paso, le dicen. Está bien.
Cada día dejamos atrás episodios que asfixian a la democracia.
Lo del miércoles, contra los jubilados, ya no cuenta. El odio de Bullrich expresa el de todos los enanos fascistas. Término que me lleva al gran libro de Daniel Feirstein, más que recomendable, entre tantos libros que hablan del fascismo de este gran especialista argentino: La construcción del enano fascista: Los usos del odio como estrategia política en la Argentina. Ahí señala que no es un asunto individual, sino que es una práctica social, el fascismo de la actualidad. Llevada a cabo, así como antes contra judíos, gitanos y árabes, ahora contra villeros, piqueteros, inmigrantes, abortistas, pibes chorros o jubilados molestos.
De no haber un fuerte sostén fascista para el Gobierno de Milei, las insólitas victorias parlamentarias que le permitieron arruinar a millones en beneficio de los pocos de siempre, no hubieran sucedido.
Ayer trastabilló en un asunto sin importancia en realidad en el devenir de la historia.
Que García-Mansilla le pregunte a los otros dos de la Corte “che, ¿les parece si continuo?” Ese desprecio por la Constitución demuestra que las fuerzas que ellos respetan no son las de la democracia, la votación de ayer.
García-Mansilla le va a preguntar a los tres integrantes de la Corte. “¿Qué hago? ¿Me voy o me quedo?”
Qué herida está la democracia. Y así, de todas maneras, herida y en el piso, lo que sería si fuera la gran vencedora del sistema, igual pudo lanzar, por lo menos, un arañazo en el rostro del sistema.


