“En nuestro país campea la muerte, la ‘muerte antes de tiempo’, como definía la pobreza el querido Gustavo Gutiérrez (n. de r.: teólogo de la liberación peruano, 1928-2024); el ‘no tener derecho’, como repite la teología feminista”, afirma el grupo de Curas en la Opción por las y los Pobres (COPP) en uno de los párrafos del documento difundido con motivo de la próxima celebración de la Pascua cristiana.

En el mismo texto los sacerdotes que desarrollan su acción fundamentalmente en barrios populares denuncian que “las mentiras y el odio se propalan desde el gobierno en todo momento con el apoyo de los medios cómplices; el insulto y la ofensa al que no piensa igual; la represión a los que reclaman con justicia; la pobreza y la desesperanza; un nuevo endeudamiento con el FMI que reduce aún más nuestra poca libertad de decisión; las mentiras desde el INDEC hasta repetir cifras insensatas que solo cree quien así lo decide”.

El pronunciamiento de los curas comienza diciendo que “celebrar la Pascua, para nosotros, no es una mera fiesta litúrgica, sino una apuesta militante por la vida en tiempos de muerte” porque “hubo faraones, babilonias, césares, Herodes y Pilato, pero Dios mostró siempre que la vida está en medio de su pueblo, que camina con él, que ilumina caminos y hasta da sentido a la muerte que nace del amor”.

En atención a eso, los COPP afirman que “el nuevo mundo de hermanas y hermanos es posible, que el amor vence al odio, que la justicia, la verdad, la paz y la esperanza está por sobre la crueldad, la mentira, el odio y el individualismo”.

En el momento de seguir reflejando los padecimientos que sufre actualmente el pueblo los sacerdotes católicos advierten que “la preocupante baja del índice de natalidad (que un insensato atribuyó al trabajo femenino), el alarmante crecimiento de suicidios juveniles, la frecuencia del acceso al juego, al alcohol o a consumos problemáticos son -entre otros- claros indicios de desesperanza, algo comprensible ante la mentira sistemática, y la burla constante que llega ‘desde arriba’ “.

Frente a ello los sacerdotes afirman que “queremos repetir que la esperanza sí tiene sentido” dado que “la esperanza no está en la dirigencia y sus políticas, sino esperanza en Dios”. En un Dios, agregan, que “pronuncia palabras de vida, en un Dios que camina con su pueblo, aunque pareciera ausente, callado e indiferente, en un Dios que está acompañando los procesos comunitarios y comprometiendo su presencia con los últimos”.

A renglón seguido, el documento sacerdotal sostiene, en directa alusión a la festividad litúrgica que se aproxima, que “la muerte de Jesús fue un crimen, pero ocurrió porque no le ‘corrió el cuerpo’ a su compromiso por el bien de los suyos mostrando el sueño de Dios para historia”. Porque, agregan, “mientras algunos buscaban los primeros puestos, Jesús aceptó la muerte, ‘¡y muerte de cruz’!”. En consecuencia, continúan diciendo los COPP, “ante la proliferación de ‘ofertas políticas’ que buscan su lugar, Jesús nos enseña, una vez más, que es poniéndose en el último puesto, junto a los últimos, que la semilla de vida puede brotar y ser alimento para una multitud”.

Por ese motivo, argumentan los curas, “decir ¡felices Pascuas! es marcar un rumbo, reconocer un camino, celebrar una meta”. Se trata, dicen, de “una meta de hermanas y hermanos, una meta de justicia social y paz, de derechos humanos y verdad, una meta de vida, y vida plena”. Reconociendo que la misma es “a veces ardua, en ocasiones obstaculizada por los poderes que quieren oponerse a que sea Dios y no ellos quien reine, pero no menos festiva, no menos real, no menos humana”.

El texto cierra afirmando que “de humanidad se trata, de vida se trata”.

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