Los caminos de El Umbral continúan, bifurcan, marcan senderos nuevos; tras un horizonte de sonidos que los convocan y logran la grabación de un séptimo disco: El Umbral (BlueArt Records), que el grupo presentará este miércoles a las 20 en Teatro El Círculo (Laprida 1223), en el marco del ciclo “FilaCero”, con el público ubicado junto a los músicos en el escenario. El cuarteto integra los nombres de Mariano Suárez (corneta), Luis Suárez (flauta, saxo alto), Charli Pagura (contrabajo) y Pablo Dawidowicz (batería), y el nuevo trabajo incluye composiciones de todos y cada uno de ellos. “En todos los discos de El Umbral tratamos de que haya una especie de paleta variable, sonora y estilística. Siempre ha sido una de las pautas”, comenta Luis Suárez. “Hay composiciones de todos, aun cuando yo no me considere compositor; cada uno ha hecho su aporte”, completa Mariano Suárez; los dos en diálogo con Rosario/12.
-Hay un criterio sonoro que articula y logra unidad.
Mariano Suárez: -Se supone que el tratamiento sonoro y demás es lo que le da una coherencia a las composiciones, que son muy distintas entre sí. En los discos de El Umbral ha habido siempre distintas maneras de encarar las cosas. A veces hay una idea, que puede llegar a mantenerse en todo un disco, pero siempre nos ha gustado saltar entre temas distintos, que luego, en la parte interpretativa y de arreglos, puedan lograr una unidad.
-¿Cómo es este proceso de trabajo para ustedes?
Luis Suárez: -Es reconfortante; bueno, con Mariano lo ha sido toda mi vida, y trabajar con Charli Pagura y Pablo Dawidowicz, es hacerlo con dos personas absolutamente creativas. Las cosas fluyen y la verdad que da gusto. Estoy muy contento y además muy cómodo, porque es realmente gratificante, las cosas se resuelvan de maneras mucho más fáciles.
Mariano: -Siempre me gusta tener la mirada de los demás. Uno, a veces, va con una idea, y esa idea, cuando es intervenida por los otros músicos y uno interactúa con ellos, sale para un lado que no se había pensado. Eso para mí es muy interesante.
Luis: -Algunos temas uno los piensa en relación a la formación con la cual va a estar trabajando. Una vez que uno tiene la pauta de que, más o menos, eso puede funcionar, después es un trabajo creativo grupal; por eso digo que la cosa fluye, porque lejos de que haya una persona que de alguna manera te ponga las partituras, esto es participación, sugerencia, y creatividad por parte de todos. Y eso es lo que enriquece la cuestión. Siempre hemos trabajado en grupo; en este disco, hay un tema de Jorge Migoya, un amigo de toda la vida; y otro de Nono Belvis, que era integrante de El Umbral (fallecido en 2009).
-Ese tema de Belvis (“Ángel misterioso 2”), ¿lo habían grabado antes?
Luis: -Está en Laberinto (2010, BlueArt). Pero a partir de esta formación, le buscamos la vuelta por otro lado, nos gustó como quedó y por eso lo grabamos. Es bueno saber qué es lo que hay y a cuál tema se le puede sacar el jugo, en relación a los músicos y a la instrumentación que puedan existir.
Mariano: -En Laberinto grabó Nono Belvis, que al tiempo falleció, y tuvimos un parate muy importante. Recién volvimos a tocar en un festival de Rosario Jazz, del 2012. Justamente, el tema “Pequeña trompeta, en vivo” es una versión que rescatamos de ese festival; fue la última vez que nos presentamos, y quedó como un arrancar de nuevo.
-Es el tema que abre y cierra el disco; una versión de estudio y la versión en vivo.
Mariano: -Más allá de que quisimos grabarla otra vez, esa versión en vivo había quedado grabada, y cuando la escuchamos nos gustó. Es una grabación que nos permitió ver cuándo fue el último toque con el grupo, y ahora retomamos desde ahí.
En este retomar, hay músicas que el grupo grabó y son difíciles de hallar. Según explica Mariano, “16 Pistas (2002) y Laberinto están editados por BlueArt; pero hubo dos que salieron en casete, un tercero que se editó en Melopea: Luna negra (1992); y un cuarto que es La zurda bendita (1997), editado por un sello de Buenos Aires, La Contumancia, de la periodista Mónica Maristain. Es el único disco, como los casetes, que tenemos pendientes de subir a las plataformas”.
-¿Cómo trabajan la improvisación y la grabación?
Luis: -Si bien hay cosas con improvisaciones que son irrepetibles, se van moldeando los temas durante los ensayos. Nosotros tenemos una ventaja, y es que tenemos una suerte de estudio de grabación propio, y podemos reescuchar lo que grabamos, por ejemplo, hace un par de semanas. Cuando vas a un estudio, el tiempo pasa y no estás igual de relajado; así que disponer de bastante tiempo es importante, porque te permite reflexionar, escuchar, y probar otras ideas.
Mariano: -El tiempo que llevamos tocando y compartiendo, nos permite trabajar con tranquilidad, las cosas se van dando con cierta naturalidad. Además, nos entusiasma mucho el tema de grabar, disfrutamos del proceso creativo.
En este proceso creativo, Luis agrega una cuestión nodal: “Es difícil para un grupo no contar con un instrumento armónico, con guitarra o piano, eso ya te acota un poco las posibilidades. Por eso, hay que redoblar esfuerzos para suplir esa cuestión. Y estamos contentos con el resultado”.