Segunda audiencia del juicio oral por el doble femicidio de Romina Wilson y su hija “Abril” Estefanía. A sala completa, cubierta la mitad al menos por las amigas de Abril que impulsaron y siguen impulsando el reclamo de justicia. La audiencia de ayer se desarrolló con más testimonios de vecinos que fueron reforzando la idea de que ambos crímenes fueron cometidos como femicidios: hablaron de celos, de restricciones, de pérdida de libertad, de control permanente. La defensa intentó forzar la idea de que los vecinos (ahora testigos) habían confundido los gritos y que no provenían de un departamento sino de la calle, tal como el propio acusado, Juan José Campos, dijo el 20 de febrero de 2015, cuando la policía llegó al edificio por un llamado al 911 y le preguntó si había escuchado algo.

Declararon cinco testigos que cerraron la etapa testimonial. Los testimonios corroboraron lo que ya se había dado por cierto la audiencia del lunes pasado, al confirmar la presencia de Campos en el lugar y los días posteriores en el edificio. 

Ayer declararon uno de los policías que acudió al llamado, una amiga de Abril y Romi, dos vecinas y la mujer encargada de la limpieza del edificio.

Los testimonios de los más cercanos sostuvieron que Romina sufría violencia por parte de Campos: sentía muchos celos, no la dejaba salir sola a la calle, ejercía un estricto control del uso de las redes sociales, y la sometía a malos tratos. La data habilita al fiscal a calificar el caso como crímenes por género, es decir, femicidios.

El miércoles 20 tendrán lugar los alegatos, y después, el fallo del Tribunal Oral 7. En ese momento, las amigas de Abril y Romi sabrán si fueron escuchadas.