El 6 de junio de 1999 Ramón “Sugus” Santillán se dirigía en tren a un asado para festejar el bicampeonato de su amado club Boca Juniors. La formación se detuvo antes de llegar a la estación William Morris. En ese momento las fuerzas de seguridad privada irrumpieron en los vagones y entraron a golpear a la gente, que comenzó a descender por las vías, uno por uno.

Cuando Ramón estaba por bajar vió que en el vagón del fondo un gendarme, que luego se supo que era el cabo Juan Sebastián Acosta, le estaba pegando a un pibe con la tonfa. Ramón no fue indiferente a lo que estaba pasando y decidió involucrarse, volvió y le dijo al gendarme: ‘No le pegues más al nene’. El gendarme le respondió “Callate vos negro de mierda. No te metas.” Empezaron a discutir y a tironear. Finalmente Ramón y el nene pudieron saltar por la puerta del vagón. El gendarme le disparó a Ramón en la cabeza, quien recibió el impacto de una bala hueca (prohibidas por la Convención de Ginebra). Murió prácticamente al instante. Acosta dijo que le tiró en legítima defensa, pero las pericias demostraron que él estaba arriba del tren y Ramón estaba abajo, agachado.

Por ese entonces la empresa Trenes Metropolitanos S.A. era la concesionaria del ferrocarril San Martín. La empresa intentó desde un primer momento deslindarse de su responsabilidad y de la de la empresa de seguridad privada SUAT. Voceros de Trenes Metropolitanos aseguraron que el personal de vigilancia “no lleva armas”, ya que tenían prohibida la portación de armas.

Un año y siete meses después, durante el juicio, el joven al que Sugus defendió relató los acontecimientos. Acosta fue condenado a diez años de prisión domiciliaria hasta que la Cámara de Casación de La Plata dictara sentencia firme. El presidente del Tribunal, Federico Domínguez, demoró la definición más de cuatro años e ignoró los pedidos de audiencia de Lilia Saavedra del Valle, madre de Ramón, quien llegó a encadenarse en la puerta de su oficina. Domínguez consideró que el asesino debía quedar en libertad por cumplir todos los términos legales, por lo que nunca cumplió su condena en la cárcel. En el marco del Día Nacional de la Lucha Contra la Violencia Institucional, en mayo de este año, Lilia Saavedra remarcaba que “El caso de Sugus fue uno de los primeros en tener un juicio oral por gatillo fácil. Si bien hubo condena, no hubo justicia. Fue a medias”. Y a su vez destacó que: “La lucha comienza en soledad pero rápidamente se hace colectiva”.

En 2007, Lilia Saavedra creó la Fundación VEI (Vidas en Interacción para el Desarrollo de la Comunidad) para asesorar a víctimas de gatillo fácil y colaborar con clubes barriales de fútbol donde acuden niños y adolescentes de sectores humildes, tanto de Capital Federal como de la provincia de Buenos Aires.

En 2021, la organización Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) realizó la campaña “Violencia Institucional es Racismo” junto a la Fundación VEI y familiares, donde resaltaron que: “La violencia institucional es toda práctica estructural de violación de derechos por parte de las fuerzas pertenecientes al Estado. Quiénes deberían velar por nuestra seguridad son los mismos que cometen los crímenes más atroces. Es necesario que estas violaciones a los Derechos Humanos sean catalogadas como tales: Crímenes de Estado en democracia, considerando también el agravante del perfilamiento racial que tiene la brutalidad de las fuerzas de seguridad. No existen hasta ahora estadísticas que permitan generar políticas públicas para parar el flagelo del racismo”.

El 30 de diciembre de 2022, fecha en que Ramón “Sugus” Santillán hubiera cumplido 45 años, se realizó un acto de señalización en su homenaje, en el paso nivel de la estación William Morris del ferrocarril San Martín. Durante el acto de señalización, Lilia Saavedra sentenció: “La violencia institucional es racismo”. Ramón es uno más de la larga lista de jóvenes racializados que es asesinado por miembros de las fuerzas de seguridad.

Este viernes a las 18hs se realizará un acto homenaje al conmemorarse 26 años del asesinato de Ramón. Lilia Saavedra, su madre, acompañada por familiares, amigos y organizaciones, invitan a este acto para mantener viva la memoria de Sugus.