Vuelve a la ciudad de Buenos Aires el Ciclo de Cine LGBTIQ+ organizado por el Suplemento Soy de Página/12 y el Cine Arte Cacodelphia, durante cinco jueves consecutivos y con una selección de películas argentinas atravesadas por la diversidad sexual y la identidad de género. Ante un poder político que persigue y busca censurar expresiones culturales disidentes, llega una programación especial contra los discursos de odio que incluye funciones homenaje, clásicos, estrenos recientes y preestrenos exclusivos abiertos a toda la comunidad.

La cita está fijada para todos los jueves a las 19, comenzando el 14 de agosto y finalizando el 11 de septiembre: el segundo Ciclo de Cine LGBTIQ+ presentará una selección de films para poner en diálogo el más reciente cine queer con aquellas otras producciones que fueron fundantes y piezas claves del cine LGBTIQ+, en momentos en donde ni siquiera se lo clasificaba de esa manera. Por segundo año consecutivo, el ciclo se desarrolla en el Cine Arte Cacodelphia, un espacio histórico que supo ser la mítica sala de Cine Arte Diagonal y luego el Buenos Aires Mon Amour (BAMA), ahora renovado y renombrado como Cine Arte Cacodelphia: un multiespacio de cine de autor, estrenos exclusivos y reposiciones de películas inolvidables creado por Gastón Gallo, Sebastián Gallo y Oscar Feíto bajo una filosofía que incentiva el encuentro, la diversidad de miradas y una programación marcada por una oferta completamente distinta a las salas de cines comerciales, con cinematografías no convencionales que no se proyectan en otros espacios.

El jueves 14 de agosto llega el turno de la primera de las cinco funciones consecutivas del ciclo: No puedo tener sexo, el auto documental dirigido y protagonizado por Bel Gatti, performer, drag king y cineasta, mediante un ensayo personal dedicado a la búsqueda de comprensión del repentino trauma vuelto fobia que está desarrollando en torno a la posibilidad de experimentar placer. "Mi psicóloga me dijo que mis posiciones mentales en relación al sexo están extrañas", confiesa Gatti, y da cuenta de una película surgida por la recomendación de su terapeuta a modo de exorcismo, para sublimar los traumas en la cámara y transferirlos a la pantalla. El resultado es una película divertida, fresca, con una estética y una dinámica muy cotidiana y muy al estilo del Bel Gatti, que ya pudo comprobarse en sus cortometrajes anteriores y realizaciones audiovisuales como Volver a Lobos, creado junto a Julia Lucesole. 

No puedo tener sexo es su primer largometraje, filmado enteramente en selfie a única toma y plagada de filtros de Instagram, orgulloso de una estética pop e hiperrealista que no se preocupa por ocultar el dispositivo celular como herramienta de creación audiovisual entre momentos íntimos con amigues, pareja o peluches, y a medida que se fue filmando, sin guion y a puro acto de presencia frente a la cámara. Como las propias palabras de Bel lo declaran, este no es un documental, sino un híperdocumental e hípercine, un trabajo que pone en tensión elementos del hiperrealismo con el híperpop, las telenovelas que miraba con su abuela y la estética televisiva de los años '90 como MTV, combinada con las redes sociales de nuestros días. 

A medida que avanza la historia avanza la terapia, y entre ambos espacios, el cinematográfico y el terapéutico, se van intrincando los mundos hasta encontrar múltiples direcciones que no ofrecen una salida clara pero demarcan su carácter urgente: "Necesito hacer esta película, necesito tener sexo". En su corta existencia, No puedo tener sexo ya formó parte de la Selección Oficial del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente de 2025 y de la edición 2024 del Tallinn Black Nights Film Festival de Estonia.

Un año sin amor.
 

 

El jueves 21 de agosto llega la segunda cita del ciclo con una función homenaje a un ya clásico del cine BDSM nacional: Un año sin amor, basado en la novela homónima del escritor y periodista Pablo Pérez. Dirigida por Anahí Berneri, protagonizada por un joven Juan Minujín en el papel de Pablo Pérez y con figuras de la talla de Osmar Núñez, Mónica Cabrera, Carlos Portaluppi y Juan Carlos Ricci, el film atraviesa en primera persona las derivas de un escritor obligado a convivir y transitar el virus de vih en los años noventa en Buenos Aires, acompañado de la incertidumbre, los estigmas, las drogas experimentales, las pérdidas cercanas y las estrategias de supervivencia en un momento en el que virus representaba un callejón sin salida para quienes lo contraían. 

La novela de Pérez llevada a la pantalla grande también deviene un ensayo profundo sobre la búsqueda personal para encontrar un verdadero amor, sin abandonar el esfuerzo cotidiano por existir y sobrevivir en tiempos vertiginosos. A 20 años de su estreno en 2005, pero ubicada en 1996, año de la introducción de la terapia antirretroviral combinada (TARGA) que finalmente logró cambiar el status del vih-sida de su condición de enfermedad potencialmente mortal a convertirse en una condición crónica bajo tratamiento, la película también es un retrato de la búsqueda de placer sadomasoquista y de la disciplina en los círculos de relaciones y prácticas BDSM en los clubes de la Ciudad de Buenos Aires. Oscura y fetichista, erótica, histórica, autobiográfica y ficcional, Un año sin amor fue, el mismo año de su estreno, galardonada en el Festival de Berlín y en el Festival de Mar del Plata, además de obtener nominaciones en festivales tan prestigiosos como el Chicago International Film Festival.

El polvo.
 

 

La tercera función, programada para el 28 de agosto, llega de la mano de El polvo, ensayo documental en primera persona del director y sonidista Nicolás Torchinsky, que el año pasado se llevó el premio a la Mejor Película en el 10º Queer Porto – International Queer Film Festival de Portugal. Realizado en 2023, el film se propone la reconstrucción del recuerdo de la recientemente fallecida July Regina Romero, mujer trans y tía del director, a través de joyas, medicamentos, objetos personales, cartas, videos, ropa, los documentos de su exilio a Brasil durante la dictadura militar, la fuerza de su vida como portadora de vih, su huella en el mundo del espectáculo, su existencia artística, las conversaciones con amigos y familiares y todo aquello que permite recuperar la memoria de su existencia para revelar y reconstruir su personalidad, sus deseos y su transición, en medio del doloroso proceso de limpieza de su departamento que lleva a cabo su familia y allegados una vez fallecida. 

No es casualidad que, luego de esta experiencia, Torchinsky haya declarado que "El cine es un instrumento de memoria fascinante" en una entrevista reciente para un medio francés, con motivo de la proyección del film en una de las salas independientes más míticas de París como el Cinéma Saint-André des Arts. Caracterizada por el director como nacida de un impulso amoroso, El polvo es un documento que sostiene la continuidad directa con sus dos anteriores películas como La Nostalgia del Centauro (2017) y Érase una vez en Quizca (2021), atravesadas por los tópicos de la memoria, la pérdida y el rescate como lugar privilegiado en sus reflexiones. Seleccionada en el Festival de Mar del Plata, la película es un profundo homenaje de Torchinsky a su tía, con quien desde 2015 se encontraba trabajando en la idea de una biografía audiovisual sobre sus andanzas existenciales, y que ahora recobran vida mientras la cámara inmortaliza el último lugar por el que July habitó junto a sus cosas, con su estilo de vida y en su mundo maravilloso.

La Raulito.
 

 

El mes de septiembre arranca con otro homenaje a un clásico indiscutido de la cinematografía nacional queer como La Raulito, dirigida por Lautaro Murúa y protagonizada por una Marilina Ross en maravillosa performance, acompañada por Fernanda Mistral, Duilio Marzio, Cristina Banegas y María Vaner. El jueves 4 de septiembre, a 50 años de su estreno, se podrá disfrutar en pantalla grande la biopic basada en hechos reales de la fanática del Club Atlético Boca Juniors más querida y famosa de su historia, que adoptó una identidad masculina y abordó un sinfín de procesos judiciales. Una película adelantada a su tiempo, atravesada por la represión y la persecución criminal de la Triple A, cuyo personaje principal es una figura marginal y queer en el contexto de su adolescencia: un momento marcado por un entorno hostil, la violencia institucional, la pobreza, la desnutrición, la persecución y el encierro en reformatorios, cárceles y hospitales psiquiátricos, entre las muchas tragedias y aventuras que La Raulito atravesó escapando de la autoridad. 

El film surgió por un impulso personal de Ross, quien en 1970 junto con el grupo Gente de Teatro representó el papel protagónico de un episodio de la serie televisiva Cosa juzgada sobre La Raulito. La experiencia la dejó impactada, encarnando ese mismo papel cinco años después en la que fue una de las películas más exitosas de la década del 70 en Argentina y en España entre otros países, figurando en las primeras 20 mejores películas argentinas del Top 100 realizado en el año 2000 por el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken.

Perro Perro.
 

 

Finalmente, el jueves 11 de septiembre se cierra el ciclo con Perro Perro, la última película del director Marco Berger, quien supo forjar una identidad cinematográfica propia marcado por una clara identidad queer con títulos como Hawaii, Taekwondo, Un rubio o Los amantes astronautas, buscando ahora, con su última producción, desafiar incluso la propia marca registrada de su filmografía. Realizada este año, protagonizada por Germán Flood, Matías Quiroga, Juan Ramos y Antonia De Michelis y definida por el propio Berger como “Mi película más rara, más dulce, más provocadora”, pone el foco en unas vacaciones de Juan, quien tiene un encuentro casual con un hombre que actúa como si fuera un perro y, entonces, decide cuidarlo, bañarlo, alimentarlo y darle cariño como a cualquier mascota, aunque su novia intenta poner algunos límites a un vínculo que rápidamente empieza a fugarse de toda norma. 

Así, Perro Perro se debate entre la comedia absurda, la ciencia ficción queer y ciertos postulados de las filosofías animalistas leídos bajo la lupa narrativa de los cuentos de hadas. Un dispositivo audiovisual surrealista dedicado a tensar las relaciones interespecie, en donde las cualidades humanas y los instintos animales buscan eludir toda clasificación conocida y le juegan una mala pasada a la heteronorma, tan domesticada por las políticas conservadoras que desgraciadamente reinan en el panorama local e internacional.

 

* Del 14 de agosto al 11 de septiembre, todos los jueves a las 19 en el Cine Arte Cacodelphia, Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1150.