Tras dos jornadas de asambleas y ante la promesa patronal de abonar el dinero adeudado a la brevedad, los trabajadores de la fábrica de termotanques, cocinas y calefactores, volvieron a trabajar normalmente este jueves.
El conflicto se originó en la demora en el pago de las quincenas, obligación que la empresa empieza a saldar luego de comprometerse con el secretario general del sindicato a nivel local, José Luis Rocha. La rápida intervención de la UOM fue decisiva para alcanzar una solución.
Sin embargo, cualquier irregularidad genera en los trabajadores una sensación generalizada de alerta y zozobra. Esto se debe a los antecedentes recientes negativos que tiene la empresa, tanto como el sector metalúrgico en su conjunto, muy golpeado por el combo de caída de la demanda, tipo de cambio atrasado y apertura indiscriminada de importaciones.
Eskabe es una empresa familiar que lleva ya tres generaciones. Fue fundada en la ciudad costera por Juan Carlos Nasi en 1950, en pleno proceso de sustitución de importaciones alentado por el peronismo y sus planes quinquenales. Hoy la preside Juan Carlos Nasi (h).
Además de ser muy importante en el mercado local, también pudo exportar. Llegó a tener más de quinientos empleados pero hoy son menos de trescientos. Achicó drásticamente su plantilla durante el macrismo y sobrevivió a la pandemia pagando sueldos parciales con ayuda de los Aportes al Trabajo y la Producción (ATP).
Su parábola es la de la industria argentina en general. A un ciclo de expansión del mercado interno le sigue otro de financierización y desindustrialización, con su saldo en desempleo. El año pasado, Eskabe debió suspender a buena parte del personal durante tres meses, por la falta de demanda.
Es que uno de los principales mercados de la firma está vinculado a la construcción de vivienda nueva, algo que prácticamente dejó de ocurrir. El gobierno nacional abandonó toda política pública dedicada a vivienda social y, además, usurpó de manera ilegal las últimas obras hechas a través del Procrear durante la gestión anterior.
Y la obra privada se encuentra paralizada, a la espera de una devaluación que ofrezca una ecuación más razonable. "Antes construíamos a 800 dólares el metro cuadrado, hoy vale el doble. Para construir a ese costo, tendría que vender arriba de 3.000 dólares y no veo demanda que convalide esos números. Es mejor quedarse quieto", explicó a Buenos Aires/12 un empresario del sector.
La crisis de Eskabe debe anotarse en una larga lista de empresas de la ciudad. En las últimas semanas despidieron gente empresas icónicas como la textil Textilana, que produce los sweaters Mauro Sergio, y el frigorífico Sadowa, que había reabierto sus puertas en 2022. El sector pesquero casi no opera, porque sus costos se encrecieron en dólares y los servicios turísticos, hotelería, comercio y gastronomía experimentaron el peor invierno desde 2001.
El intendente de General Pueyrredón, el sanisidrense Guillermo Montenegro, encabeza la lista de candidatos a senadores provinciales por la Quinta sección electoral de La Libertad Avanza y reparte su tiempo entre las actividades de campaña y la gestión del municipio.
Datos (cada vez más) duros
Se conoció recientemente un informe producido por el Grupo Estudios del Trabajo de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), que pone en números lo que los marplatenses perciben en sus bolsillos y en la calle.
"La proporción de asalariados disminuyó del 74,7 por ciento al 72,7, mientras que el cuentapropismo creció del 21,9 al 23,5 por ciento. Además, el trabajo no registrado dentro del sector asalariado subió del 35,7 al 36,3 por ciento. La tasa de desocupación local aumentó al 6 por ciento, afectando a unas 20.000 personas, mientras que a nivel nacional pasó del 7,7 por ciento al 7,9, sumando 48 mil desocupados más", sostiene el trabajo.
"Existe en Mar del Plata una tendencia negativa desde mediados de 2024: en marzo de 2025 se registró una destrucción neta del empleo del –1,2 por ciento, con fuerte impacto en construcción, transporte y servicios financieros", concluye.