“Paren el mundo que me quiero bajar”. Es una frase falsamente atribuida a la Mafalda de Quino que nosotros los “viejos meados” todavía recordamos. Bifo Berardi no dijo esa frase pero, después de haber encarnado durante tantos años las palabras de la emancipación, del obrerismo insurgente, en un hoy aparentemente todo-bélico de objeto genocida, plantea la deserción

Son también “viejos meados” -Netanyahu tiene 76 años; Trump, 79- los que propagan el exterminio del adversario. Rita Segato , importante teórica feminista sudamericana, se declara no-humana en una renuncia a nuestra especie “siniestra”. Cita a la relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Francesca Albanese, quien afirma que Gaza es el último clavo en el ataúd de la Carta de los Derechos Humanos pero ella -Segato- da un paso más: se trataría de una nueva carta la de la ley de poder de muerte.

Son declaraciones que retiran la palabra a un presente de misoginia estatal y guerra nuclear para un genocidio a ojos vista –la Shoá fue una sorpresa porque era algo que sucedía pero estaba oculto, dice Segato-.
 

Es el tiempo de los monstruos mientras los verdaderos monstruos (los divisados por una expedición submarina del Conicet en Mar del Plata) son bellos, tímidos y con sus variados mimetismos , nadan en contra de toda identidad duradera. ¿Será la estrella roja un homenaje visual a las revoluciones del pasado, una memoria?

¿Qué hacer entre declararnos no- humanos o desertar? No siempre hay que hacer algo. Es lo que dijo Alejandro Kaufman en FM La Patriada:  “No siempre hay que hacer algo”. Siguiéndolo, ante el despliegue bélico de Patricia Bullrrich, rico en artefactos defensivos -esos cascos de astronautas, esos escudos de antiguos guerreros nipones, esas armas que apuntan directamente a los ojos, sugieren un enemigo altamente militarizado-. Y no.

Kaufman llama acciones de baja intensidad a ese hacer no haciendo. En la resistencia Kaufman ve mujeres y en esas mujeres el legado de las Madres de Plaza Mayo, el Ni Una Menos, los “cagón” emitidos a Espert por las diputadas kirchneristas Florencia Carignano y Paula Penacca, las intervenciones mediáticas de Malena Pichot.

La Columna Mostri, antifascista, antirracista, transfeminista, antisionista con sus colores arcoíris y sus carteles llenos de palabras -el fin de las palabras desencadena las guerras-son el ejemplo del hacer no haciendo para resistir el nombre que nos quiere bélicas para poder exterminarnos en nuestros derechos. 

Este hacer no haciendo corrige la redacción de Bullrrich, que considera que el fotógrafo Pablo Grillo arrojó su cabeza contra una granada de gas lacrimógeno y mientras apoyamos la caída de veto en veto, es la presencia vitalicia en la protesta.

¿Para qué? No hay resultadismo en la protesta, o si lo hay no es sino por añadidura. No tiene la economía de inversión para un objetivo como una ganancia. La protesta es. Por eso no deberíamos sorprendernos ante esa risa loca, oculta por banderas y carteles, tantos cuerpos de colores que nunca podrán verse como un ejército.