Lucía Levy es periodista y fundadora de La Curva de la Moda, el medio digital independiente que desde hace años marca agenda en la conversación sobre moda, estética y cultura en Argentina y la región. También creó Modapedia, el podcast distinguido con el Premio Aural 2024 a mejor podcast del año.
Entre correos, grabaciones y reuniones, se concede una pausa: el tiempo justo para frenar la agenda y conversar. Se acomoda el flequillo frente a un espejo ubicado a su costado y, con entusiasmo, pregunta si la nota saldrá en Las12. ‘¡Qué honor!’, exclama. Desde el primer momento, deja ver su deseo de ampliar la conversación sobre moda, llevándola más allá de las páginas de las grandes revistas internacionales como Vogue, Elle o Harper´s Bazaar, para situarla también en espacios locales y cercanos.
Desde niña le fascinaba el “bling bling” de la moda, pero su primer camino profesional la llevó a formarse como docente en Lenguas Vivas. Durante esa etapa, se acercó a sus primeras lecturas de autoras feministas. Pronto descubrió que la docencia con niñxs no era lo suyo, por lo que dio el salto a TEA y, finalmente, al periodismo. Recuerda un ejercicio de la carrera: elegir una revista para trabajar. Su elección fue Vogue o Harper’s Bazaar, pero se sintió frívola: era una joven de Chacabuco, sin contactos en la moda ni en el periodismo, y con el prejuicio de que la moda era “una boludez”. Así comenzó un camino autodidacta: leer, investigar y descubrir referentes como Susana Saulquín, y tomar clases con Javier Arroyuelo, quien le enseñó que la moda no es solo estética, sino un lenguaje y un actor social. En su práctica periodística, Lucía integra herramientas pedagógicas aprendidas en la docencia, lo que le permite conectar de manera directa con su audiencia y transformar la forma de contar la moda: con profundidad, mirada crítica y un enfoque que entrelaza género, clase y cultura. Así, aquel interés inicial por el “bling bling” de niña se transforma hoy en un eje de su trabajo, comunicando moda desde perspectivas que ella considera transversales en gran parte de sus contenidos.
¿Cuál es la búsqueda de la Curva de la Moda?
--En esta época de contenido más “snack” y consumos rápidos, si en tres minutos alguien se lleva un dato que lo hace sentir más inteligente o sofisticado, vuelve. Ese es el espíritu de La Curva y Modapedia: acercar la moda desde otros lugares. Con mis socias, Marianela y Ana Julia, vimos que Instagram era muy efímero. Todo quedaba atrapado ahí, sin control ni perdurabilidad. El podcast, en cambio, es contenido evergreen: nunca muere y puede ser descubierto con el tiempo. Además, en Argentina no había un podcast de investigación periodística sobre moda. Así nació Modapedia: la primera temporada giró en torno a prendas icónicas, como la remera o la chaqueta de cuero; la segunda fue audiovisual, con un lenguaje creativo e irónico, muy propio de internet. Nos pusimos más filosoficas. Para mí, entrevistar a Alejandro Dolina fue un hito. ¡Hasta le cosí un botón antes de grabar!
Democratizar la conversación
“Hace 15 años que soy periodista de moda y conozco el paño, conozco a mis colegas y los códigos del mundo de la moda, que muchas veces tiene mucho de snob. Además, es un ambiente muy cerrado y chico en Ciudad de Buenos Aires, donde todas nos conocemos”, explica Lucía. “Me daba cuenta de que, aunque hay colegas que hacen un periodismo de moda excelente, quizá no era un periodismo popular o que llegara al público general. Todo bien con que alguien presente una colección en colaboración con un artista, pero ¿en qué repercute eso a alguien que cuenta los centavos para llegar a fin de mes? Desde La Curva buscamos incluir a quienes nunca fueron parte de este discurso. Cuando esa persona se siente incluida y comprendida, se genera lealtad. La moda deja de ser un tema exclusivo y empieza a ser un lenguaje que atraviesa a todas las clases sociales”.
¿Qué te llevó a incluir en tus contenidos autores como Marx, Bourdieu o John Berger?
--Para mí es clave darle profundidad a la moda haciéndola conversar con textos que parecen lejanos, como el Manifiesto Comunista, o al menos algunas ideas más relevantes en la obra de Marx. Después me crucé con Modos de ver de John Berger, que primero descubrí como documental en la BBC, lo vi dos veces y después conseguí el libro. Ahí me impactó cómo analiza la mirada: el arte desde sus orígenes mostró a las mujeres de cierta forma, muchas veces como objetos, y eso después se traslada a cómo se representa el cuerpo en la moda. La pregunta sobre quién mira, quién tiene el poder de la mirada, es central para pensar género y vestimenta. Cuando empezás a profundizar, te das cuenta de que la moda no solo es transversal, sino que es un modo de hablar de lo que nos atraviesa, es un lenguaje. Si sacás una fotografía de dos o tres atuendos populares de cada década, y sabés leer esa imagen, podés detectar si había una crisis económica o un momento de bonanza, cuál era el rol social de las mujeres, cómo se pensaba la infancia, incluso. La moda es un archivo social, pero también un lenguaje vivo que nos permite interpretar la historia y el presente.
Entre identidad y conformidad: cómo la política moldea la vestimenta
¿De qué manera creés que los gobiernos de derecha afectan los avances que habían logrado los feminismos en relación con los cuerpos y la vestimenta de mujeres y la comunidad LGBTIQ+?
--La vestimenta es fundamental en la construcción de la propia identidad. Imaginá que para las personas que transicionan, lo primero que pueden modificar es su apariencia: el uso o no de maquillaje, falda, tacos, corbata… Son signos que representan la identidad autopercibida. Por supuesto, vemos diferencias cuando el péndulo político se inclina hacia ciertos lados. Las ideas que se popularizan repercuten en el modo de vestir del pueblo y en las distintas clases sociales. Eso, a su vez, abre toda una conversación sobre imitación y diferenciación: cuando la clase popular adopta ciertos códigos de las élites, estas últimas buscan distanciarse. Antes de la pandemia, creo que estábamos en un buen momento: había cierta libertad discursiva, y la sensación era que lo natural estaba bien, que uno podía relajarse y estar en paz con quién era y cómo se veía. Ahora, con el avance de gobiernos de derecha, no solo en Argentina, observo un fenómeno de homogeneización: se busca no llamar demasiado la atención. Parece que todos deben ser una “fotocopia” de la chica linda del momento. Surgen tendencias como el llamado “lujo silencioso”: un mecanismo que, de alguna manera, tranquiliza a quienes quizás no llegan a fin de mes, pero que les permite aparentar pertenecer a una clase más alta. Es el color beige, el pelo prolijo, la actitud correcta; es seguir lo que el sistema indica que uno debe ser para encajar. Además, esto va acompañado de un consumismo voraz, muy individualista, que se centra en la cáscara: si la apariencia está bien, todo está bien. Es como una obediencia estética al sistema: la moda deja de ser un lenguaje de identidad y se convierte en un mecanismo de conformidad y de supervivencia social, más que en una expresión auténtica.
Vestimenta, género y consumismo
¿Cuál es el impacto, por ejemplo, de la apertura de importaciones, por ejemplo elacceso a Shein, y cómo esto afecta la cuestión de género?
--La moda es una industria feminizada: la mayoría de las trabajadoras a nivel mundial son mujeres. También sabemos que históricamente es un sector muy poco reglamentado dentro de los límites de la ley. Hoy mismo subí una nota sobre la situación durísima que atraviesan muchas marcas locales. Creo que el problema más grande sigue siendo el consumismo. Y surge la pregunta: ¿existe el consumo ético hoy en día? Yo creo que casi no. Bajo el capitalismo siempre hay alguien que queda afuera. Podés decidir no comprar en Shein o Temu y optar por industria nacional, pero no siempre sabés cómo funciona esa marca, cómo trata a sus trabajadoras, cuál es su trazabilidad. No podemos esperar que la clienta tenga toda esa información solo para comprar una camisa.
Volviendo al inicio de la entrevista: ¿cómo no hablar de Marx si estamos pensando al capitalismo como un sistema que atraviesa nuestras decisiones, incluso al momento de vestirnos o de comprar nuestra ropa?
--Exacto. Leí en algún libro que ahora no recuerdo: la moda es la hija predilecta del capitalismo. Se renueva constantemente; nace para morir y para que el deseo surja y desaparezca rápidamente. Hoy esos tiempos son segundos o días. La moda funciona perfectamente dentro de este capitalismo salvaje, potenciado por el poder visual de las redes sociales.



