“Nos juntamos sin mayores pretensiones que festejar la música”, dicen desde Cordal Swing, el grupo de jazz gitano platense que este año cumple cuarenta años de historia, y para celebrar tocará el 20 de septiembre a las 17.30 hs en el playón de la Estación Provincial (17 y 71) de la capital bonaerense.

Actualmente conformado por Sergio Poli en violín, Néstor Gómez en guitarra, Francisco Seglie también en guitarra, y Maximiliano Nahuel Miraballes en contrabajo, el grupo nació en 1985, cuando Poli y Gómez cruzaron sus destinos y decidieron hacer música juntos. En ese entonces, Poli tenía veinticuatro y Gómez apenas diecinueve. “Éramos muy pibes y nos conocimos de casualidad”, dice el violinista. Fue en el cumpleaños de un amigo en común en el que, como suele pasar en los eventos donde hay músicos, se les pidió que tocaran y ambos le dieron el gusto al público. Sergio quedó deslumbrado por la forma de tocar de Néstor, a quien nombra una y otra vez como uno de los guitarristas más importantes del país. “Ya en esa época, tan pibe, se notaba todo lo que iba a tener… Bueno, lo que ya tenía”, recuerda Poli.

Es común que los padres pasen el oficio a sus hijos, y la música no es la excepción. Tanto Sergio como Néstor venían de familias de músicos. El abuelo Poli entró a la estable del Teatro Argentino como contrabajista, después lo hizo su hijo con el mismo instrumento, y más tarde entró Sergio, que a diferencia de sus antecesores eligió el instrumento más pequeño de la familia de las cuerdas. “Yo estudié violín toda la vida, sabía que mi destino estaba ahí”, explica. Los Gómez, por su parte, son de Santiago del Estero, y todos se dedican a la música argentina de raíz folklórica. “Yo había aprendido de oreja gran parte de ese repertorio y, más formalmente, había estudiado guitarra clásica. Hacía apenas unos meses que estaba entrando en el mundo del jazz cuando me llegó el llamado de Sergio. Yo no estaba muy instruido en el jazz en general, pero lo que sí tenía era facilidad para la música. Me puse a investigar, a escuchar, a sacar temas, a tratar de meterme en ese estilo… y me enamoré para toda la vida”, explica el guitarrista.

El estilo que eligieron no era cualquiera: se trataba del único tipo de jazz que no había nacido en Estados Unidos, sino en Francia, de la mano del violinista Stéphane Grappelli y Django Reinhardt. Django, guitarrista manouche, mezcló la influencia de Duke Ellington, compositor, pianista y líder de una Big Band, con la tradición gitana y creó un sonido único, el gypsy swing o jazz gitano. Con ese espíritu nació la primera formación del grupo, junto a Marcelo “Pato” Ramos en guitarra y Marcelo Pachi” Torrillas en contrabajo.

“Era como inventar la rueda, porque no teníamos mucho recorrido”, recuerda Poli. Aprendían sobre la marcha, tocaban todas las semanas en La Plata y encontraban lugar en donde podían. Acababa de volver la democracia y todo era efervescencia. Si bien fue una época en donde los grandes géneros de la música popular eran el folklore y el rock, el grupo poco a poco fue encontrando su espacio, tocando en bares de amigos rockeros, e incluso en centros de estudiantes de las distintas facultades de la Universidad. “El rock me atravesó siempre”, explica Sergio sobre las tocadas de jazz manouche compartidas con músicos de ese género. “Es generacional, no hay nadie de mi edad que no haya mamado Spinetta o Charly, y el jazz también me gustaba de chico. Como instrumentista, sobre todo solista, la posibilidad de explayarme en el jazz fue muy importante”, dice.

Durante los veranos del ’85 al ’88, la banda se instaló en Villa Gesell, donde tocaban cinco veces por día, hasta la tardecita en la calle y después en boliches. “Fueron años de mucha intensidad y formación”, recuerdan. “Creo que cada uno de nosotros tenía una personalidad muy fuerte como músico, y eso le dio al grupo una impronta propia”, explica Gómez.

Después, los amigos siguieron su camino: Néstor se mudó primero a Bahía Blanca y después a Córdoba, mientras que Sergio se enfocó en su trabajo en la orquesta del Teatro Argentino y encaró nuevos proyectos. Sin embargo, el vínculo nunca se cortó. “Yo armé un cuarteto de jazz más ‘moderno’, después mi propio ensamble, más fusión con jazz y rock. Cada uno siguió por su lado, pero con Néstor siempre mantuvimos un vínculo fuerte de amistad y proyectos compartidos”, explica Poli, que cumplió su deseo de hacer rock al ser convocado por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota para participar de las grabaciones de “Lobo suelto, Cordero atado” y "Último Bondi a Finisterre", además de actuar junto a la banda en los shows en el Estadio de Huracán. Gómez, por su parte, explica que con el tiempo a él le empezó a interesar más la música de sus raíces. “Combinada con mi formación en música clásica y en jazz, lo que me sale más naturalmente es la música argentina de proyección, fusionada con otros estilos. Así que encaré por ese lado. En 2002 formamos ‘Cuarto Elemento’, y a partir de ahí me metí de lleno en esa dirección. Después me llamó el Chango Farías Gómez para otros proyectos en la misma línea”, explica. Después de un tiempo, a los dos les picó el bicho de extrañar el grupo, por lo que a comienzos de los 2000 rearmaron el proyecto para grabar el disco “Los Salieris de Django” (un homenaje de Gómez al famoso guitarrista), y, más tarde, Poli continuó con nuevas formaciones y grabó el álbum Grappelliana, (en homenaje a Stéphane Grappelli).

La amistad entre ambos siguió firme. Durante la entrevista individual a cada uno, los músicos no paran de elogiar al otro. “Para mí Néstor es el mejor guitarrista de la actualidad. Un tipo con un perfil bajísimo, que juega otro partido. Tocó con todo el mundo: con el Chango Farías Gómez, con Raúl Carnota, con músicos enormes. Tiene una ductilidad impresionante: puede hacer este estilo, jazz moderno, folklore, tango”, dice Poli sobre su amigo. “Django se convirtió en uno de mis grandes referentes cuando él me lo mostró. Eso es algo que siempre le voy a agradecer a mi amigo Sergio: haberme metido en este mundo maravilloso”, recuerda Gómez.

El año pasado ambos fueron convocados para un homenaje en la última casa de Rodolfo Walsh, en Tigre, donde acompañaron con música en vivo la lectura del cuento “Esa mujer” por Leonardo Sbaraglia. En la lancha rumbo al evento, Sergio, como quien no quiere la cosa, le dijo a Néstor: “El año que viene cumplimos cuarenta años, habría que hacer algo”. Ambos coincidieron: se trataba de volver a tocar juntos por el puro placer del estilo que los unió y que tantos platenses guardan en el recuerdo.

Así, este año volvieron a ensayar, sumaron a un contrabajista y un guitarrista y armaron una nueva propuesta. Este sábado, a las 17.30 hs, tocarán en la Estación Provincial. “Estoy con muchas ganas de este reencuentro con el estilo que nos vio nacer en la música popular y que selló un vínculo que todavía perdura”, dice Poli. “Hace muchos años que no compartimos escenario y tenemos ganas de hacer cosas juntos”, sonríe Gómez.  Y avisa que no se suspende por lluvia.