Una alegoría es una representación simbólica de un relato, como corresponde en este caso, que significa algo más allá de lo que expresa literalmente. La alegoría, a diferencia de la metáfora, consiste en una sucesión o conjunto de metáforas que forman un sistema de significados.

Esta introducción viene a cuento a fin de interpretar la cadena nacional para presentar el Presupuesto 2026, donde fue el propio Javier Milei quien introdujo la alegoría del cocinero y la receta. El presidente, más que especificar el Presupuesto, centró su narrativa en interpretar el duro golpe de las urnas y lanzar la campaña nacional de las elecciones de medio término.

Muy suelto de cuerpo expresó literalmente “el problema no es el cocinero, sino la receta”. De este modo intentó introducir dos metáforas: la del cocinero, integrada por él mismo y su mesa chica y la receta, que no es otra cosa que el “modelo económico”. Y agregó: “el problema no es el cocinero, sino la receta”. ¿Qué quiso decir? Muy sencillo y contundente: la receta que representa al modelo económico no se toca ni se negocia; que el cocinero, que representa a la política, es lo que puede cambiar.

Esta afirmación, que por primera vez reconoce problemas políticos y de personalidad, parte de una interpretación errónea de los resultados en la provincia de Buenos Aires. Su círculo íntimo acepta maquillar la imagen del presidente, tal si fuera un verdadero cambio. Eso explica el tono medido, pausado, sin insultos ni expresiones violentas de su mensaje. Y por primera vez desde que es presidente no cerró con el “¡Viva la libertad, carajo!

La idea de la primera metáfora de la alegoría se basaba en instalar que el gobierno no supo explicar el modelo, que la economía se está estabilizando y “que lo peor ya pasó”.

La opinión de los argentinos dejan al descubierto una verdadera radiografía de la crisis, demuestra que la alegoría es incorrecta, ya que al fin de cuentas es diametralmente opuesta.

Los que votaron al peronismo, especialmente los pertenecientes al núcleo duro, la periferia opositora y hasta la mayor parte de los independientes votó con bronca, por los salarios que no alcanzan, por quedarse sin expectativas y perder la esperanza; también por la convicción que la economía no arranca y que es necesario y urgente cambiar dicho rumbo.

Por consiguiente, en este caso el orden de los factores si altera el producto. La alegoría existe pero el orden de las metáforas es el inverso: cambiar la economía es la absoluta prioridad. Y todo parece indicar, que para la mayor parte de los argentinos lo que es innegociable es que este modelo económico ha fracasado y no se soporta más. ¿El cocinero? Si cambia podría llegar a ser mejor, pero bajo ninguna circunstancia es lo más importante.