El oficial Manuel Colque, que estuvo a cargo del grupo investigativo conformado en abril de 2022, cuando ya se había desechado la primera línea investigativa que terminó en 2021 con un juicio fallido por falta de pruebas, detalló ayer el camino que condujo a los hermanos Saavedra como posibles autores del asesinato de Jimena Salas, cometido el 27 de enero de 2017 en Vaqueros. 

Este policía fue quien encabezó la investigación que confluyó en septiembre de 2022 en la detención de Javier Nicolás "Chino" Saavedra en la localidad de Santa Victoria Este, sindicado como el principal responsable del asesinato. El 20 de septiembre de 2022 también fueron detenidos en el barrio Parque Belgrano sus dos hermanos Carlos Damián y Adrián Guillermo Saavedra.

El oficial expuso largamente las tareas realizadas por los equipos de investigación a su cargo y detalló los aspectos de pesquisas y datos que siguieron para llegar a la conclusión de la participación de los hermanos Saavedra en el crimen.

Colque señaló que también analizaron la anterior hipótesis, por la que este caso fue elevado a juicio en 2021. En ese proceso Sergio "Porteño" Vargas fue absuelto por el principio de la duda de la acusación de partícipe secundario del asesinato, también por aplicación del principio de la duda fue absuelto el esposo de la víctima, Nicolás Cajal Gauffín, al que se acusó por encubrimiento. Ahora el viudo es querellante en este proceso. 

Pesquisas

Durante la cuarta audiencia del juicio contra Carlos y Adrían Saavedra (Javier Saavedra quedó fuera de este debate porque se quitó la vida el día antes del inicio), el oficial Colque describió que al retomar la investigación una de las principales tareas fue analizar los antecedentes de personas relacionadas a robos en Vaqueros y La Caldera. Detalló que se encomendaron tareas a oficiales designados por diferentes zonas de la ciudad de Salta y alrededores. “Designé a cada área un investigador por zona”, reseñó.

Describió que en la lectura analítica de los datos recolectados hasta que entonces concluyó que “el victimario utilizó un ardid de engaño, un elemento sensibilizador, un ‘abre puertas’ como se lo conoce en el ámbito delictivo”. Ese ardid fue un perro caniche toy gris. Meses antes de este hecho Javier Saavedra había comprado una perrita con estas características. 

Las pruebas que presentó el oficial se basan por un lado en las últimas imágenes tomadas por la víctima, en las que se observa a un hombre sosteniendo un perrito; las imágenes aportadas por una vecina de Jimena Salas ante cuya vivienda se presentó un hombre diciendo que la perrita estaba perdida, y el testimonio de otra vecina, quien residía en diagonal a Salas y declaró que el mismo día del crimen a las 12.30, Jimena se cruzó a su casa junto a su hija y la perrita y le consultó si era de ella o de algún vecino porque estaba perdida. Poco después Jimena fue asesinada en su casa, de 40 puñaladas, y sus hijitas, de tres años, fueron encerradas en el baño.

Colque señaló que la declaración de esta última vecina es un “testimonio de mucha importancia” y agregó el testimonio de otra vecina que también dijo que un hombre se acercó a su domicilio sosteniendo un caniche, vestido formalmente, aparentemente con lentes recetados, llavero del Club Gimnasia y Tiro y mochila militar, y le consultó si sabía de quién era la perrita, porque estaba perdida.

El investigador aportó además otro dato: fotos aportadas por una habitante de Vaqueros que cuatro días antes del crimen recibió la visita de un joven que dijo llamarse Matías y aseguró haber encontrado una perrita perdida. La testigo le tomó fotos al animal y el joven le dio un número de teléfono, al que más tarde intentó contactar sin obtener respuesta. Ese número tenía coincidencia con una línea registrada a nombre de Javier Saavedra, modificando apenas la posición de un dígito.

“Verdad real”

El oficial Colque señaló que tras la frustración de la primera línea investigativa, en 2022 se realizaron diferentes tareas de campo y pesquisas para dar con “la verdad real del caso”.

En ese sentido, hizo hincapié en el análisis de teléfonos, la búsqueda de testimonios y elementos considerados claves que condujeron a Javier Saavedra. Repasó que elementos que aparecían en las fotografías tomadas por Salas del asesino antes de que entrara a su casa, “Camisa color gris, collar de la perrita, pantalón gabardina, zapatos mocasines”, se constató que pertenecían a Saavedra porque aparecía con ellos en publicaciones suyas en su perfil de Facebook.

En cuanto a los objetivos específicos de su investigación, describió que dado que las pruebas genéticas habían determinado que en el crimen habían participado dos hombres que compartían línea paterna, y con la hipótesis de que el ataque se hizo en el marco de un intento de robo, buscaron “a grupos de personas que actúen en familia o amistades que pertenezcan a la misma banda o grupo estrecho”.

El investigador añadió que otro elemento clave fue el dictado de rostro hecho por las vecinas, que permitió realizar identikits que después se difundieron y que reflejan características similares a las del rostro de Javier Saavedra. 

También señaló que los automóviles vistos fuera de la vivienda de Salas el día del crimen son del tipo de los que tenía la familia Saavedra. Estos datos se complementaron con registros de cámaras de seguridad de una despensa en días previos al hecho que captaron imágenes de los automóviles.

Colque repasó que investigaron a integrantes de la banda “La Torcida” y otras bandas del Club Gimnasia y Tiro “que solían estar en ambiente delictivo, personas con antecedentes de robos y abusos sexuales, referencia que anteriormente fueron investigadas”, señaló. En ese sentido describió que a través de “entrevistas simuladas” llegaron a la familia Saavedra: “Personas allegadas contaron que se dedicaban ‘a ganar’, cometían hechos delictivos, robos y hurtos en La Caldera y Vaqueros, manifestaban que lo hacían en autos”. 

Denuncias 

El investigador describió los hechos delictivos por los que se había denunciado a Carlos y Javier Saavedra, tales como resistencia a la autoridad, amenazas, lesiones contra terceros, daño a la autoridad y robos. Mientras que Adrián Saavedra “figuraba en código blanco”, es decir, sin antecedentes policiales.

Sobre Javier Saavedra, el policía dijo había sido denunciado por robo, y también una denuncia por lesiones culposas 17 días antes del asesinato. Por otro lado, afirmó que “Javier Saavedra intentó abusar sexualmente de una mujer" y que por eso "lo despidieron. La mujer no quiso hacer denuncia para no ensuciar a la ONG”, describió.

Asimismo, detalló que en Santa Victoria Este, Javier Saavedra “Manejaba una camioneta de la Iglesia y atropelló a un niño wichí e hizo abandono de persona, hasta la fecha el niño se encuentra haciendo fisioterapia”. Señaló que “la madre del niño quiso denunciar esto ante autoridades, pero tanto el padre Caserta como Saavedra les dijeron que los iban a ayudar con cosas, que no denuncie porque era culpa del niño”.

Por otro lado, agregó el incidente ocurrido cuando era trasladado a la ciudad de Salta. Viajaban por la ruta nacional 34 cuando Saavedra “se abalanzó esposado hacia el chofer, le dio un golpe en la cara". "El chofer paró de manera repentina el móvil" y Saavedra fue reducido. El oficial dijo que le habían colocado las “esposas hacia adelante como acto humano, ya que eran 4 o 5 horas de viaje”.

Asimismo, recordó que tras la detención de Javier Saavedra se realizó la prueba de ADN que dio positivo, es decir que estuvo en la casa de la víctima el día del hecho.

Respecto al otro hermano también con denuncias, el oficial refirió: “Carlos Saavedra reflejaba antecedentes en Policía de Salta”, por lesiones y agresiones, robo en banda y "lesiones en perjuicio de una mujer”. 

Sobre esta última denuncia, describió que una madrugada a eso de las 5, los hermanos se encontraban en su vivienda en Parque Belgrano consumiendo bebidas alcohólicas, que le convidaron a esta mujer y luego "recuerda que (Carlos) Damián se le abalanzó", le dio un puñetazo y perdió la noción del tiempo. Después vio sus prendas manchadas de sangre y volvió a desmayarse. Despertó en el hospital, tenía un desgarro anal y vaginal. Después "La madre de los hermanos le pedía que levante la denuncia, a cambio le ofrecía un puesto laboral en Aguas del Norte y dinero”. La denunciante terminó mundándose del barrio. 

El interés por el crimen 

Entre los datos o indicios que les llevaron a sospechar de los Saavedra, el oficial detalló que en los dispositivos y cuentas de Javier Saavedra contabilizaron cerca de 80 búsquedas referidas al femicidio de Jimena Salas. Tanto interés le despertaba el caso que hasta se había unido al grupo “Justicia por Jimena Salas” y tenía activada una alerta para que cada vez que alguien publicara algo sobre el tema le llegara una notificación a su correo electrónico.

Por otro lado, el oficial Colque detalló fotografías, mensajes y audios que compartieron Javier Saavedra y su novia en días posteriores a la difusión de imágenes de la perrita utilizada como ardid para ganarse la confianza de Jimena Salas. 

La chica exteriorizaba su sorpresa por el parecido de este animal con su mascota, que le había regalado Javier Saavedra. También veía un parecido entre su novio y el hombre de las imágenes sosteniendo a la perrita. “Hay una (foto) que podrías ser vos quien la alza”, le dijo.