El Gobierno tiene previsto avanzar con una reforma laboral que eliminaría los convenios colectivos de trabajo para flexibilizar las condiciones en las que los empresarios puedan  despedir empleados. La promesa se estableció en caso de imponerse en las elecciones del 26 de octubre. Así lo anunciaron funcionarios del Gobierno en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, entre ellos el secretario de Trabajo, Julio Cordero, y el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Los acuerdos por empresa deberían primar sobre los de actividad, aunque no necesariamente los mejoren, y los trabajadores “más productivos” podrían recibir aumentos salariales diferenciales, fueron algunas de las definiciones vertidas durante el evento. Aplausos entre los CEOs y figuras clave del círculo rojo.

El hombre de Techint en la gestión libertaria es Cordero, quien como titular de Trabajo pidió la “actualización” de los convenios colectivos porque llevan “un tiempo de duración muy largo”. Además volvió con la idea remanida de priorizar los convenidos por empresa y no por actividad. Algo que intentó la dictadura y luego gobiernos democráticos como el de Raúl Alfonsín para quitarle peso a los sindicatos, que pueden de esa manera defender los derechos de los trabajadores. 

Minutos antes el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, se manifestó en la misma dirección: sostuvo que las paritarias deberían ser provinciales y no nacionales y sectoriales; contrapuso el sistema argentino, similar al europeo, con el alemán, que es regional y aseguró que "eso permite en zonas menos productivas emplear con menores salarios": algo así como un nivelar para abajo, y de paso diluir el Estado nación, que delega los conflictos permanentemente a los gobernadores. “Convenio inferior prevalece sobre convenio superior”, sentenció el ministro apoyando una convergencia hacia salarios de miseria. De esa forma, según Sturzenegger, se crearían más puestos de trabajo. Y dibujó un dato: “crecería un 16 por ciento el empleo en el norte argentino”.

La exposición del ministro se puso picante cuando recriminó simpáticamente a los empresarios que no hicieron propuestas en materia de desregulación laboral. “El Gobierno les da la libertad para diseñar el contrato laboral que quieran, y no hacen nada, muchachos. No se entiende”, interpeló, para que tomen un rol más activo en la discusión que se viene.

Otra propuesta de Trabajo fue lo que llamó “incrementos salariales dinámicos”, es decir, que los trabajadores más “productivos” puedan recibir incrementos salariales discrecionales. El básico y el aumento en paritarias por inflación es para todos, pero otros ajustes podrían premiar a una mayor dedicación (o explotación) del trabajador individual. “No es igual remuneración por igual tarea, necesariamente se requiere que quien trabaja más tenga mejor retribución”, sentenció Cordero.

Luego dijo que “también los gremios están trabajando estos tema en sus internas”. Y aclaró: “se pensaba que iba a ser un caos la calle, y estamos en época electoral y hay paz social”. La discusión en Idea se da días después de la difusión de los últimos datos de empleo del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Entre noviembre de 2023 y julio de 2025 se perdieron más de 200.000 puestos de trabajo, con fuerte impacto en la industria y la construcción. El Gobierno no logra resolver el problema de la economía real, crear puestos de trabajo y dinamizar el consumo. Sectores que no están en crisis, como el minero-petrolero y el financiero, también mostraron retrocesos significativos.

Los juicios laborales están en el centro de la agenda de reforma laboral. Desde IDEA reconocieron que “ya se produjeron avances en materia de multas laborales y la reducción del período de prueba” y que "es tiempo de discutir los juicios laborales". 

La exposición de Cordero finalizó con un pedido de aplausos de pie porque “hoy las nuevas generaciones no quieren trabajar en relación de dependencia”. Polémico y difícil de comprobar empíricamente, para el secretario no todo trabajo autónomo debería interpretarse como “carente” de derechos y compararse con el registrado.