A casi una semana de las elecciones legislativas, el gobernador Axel Kicillof volvió a apuntar al presidente Javier Milei. Con la campaña terminada, lo hizo a través de una carta pública en la que volvió a enumerar los reclamos que desde el comienzo de la gestión presidencial viene sosteniendo el bonaerense.
La movida está en sintonía con lo que trascendió de la reunión transcurrida ayer entre el gobernador, su gabinete y los 40 intendentes que militan en el Movimiento Derecho al Futuro. El horizonte está ubicado en 2027 y el adversario está en la Casa Rosada. Para llegar, la apuesta consiste en priorizar la gestión y antagonizar sólo con Milei.
"Los resultados de las elecciones nacionales del 26 de octubre fueron favorables para su fuerza política. Sin embargo, las calamidades que su modelo económico provoca en nuestra sociedad siguen su curso. Jubilados, trabajadores, comerciantes, industriales, estudiantes, sectores vulnerables y sectores medios continúan siendo golpeados por un ajuste que se traduce en recesión, feroz caída del consumo y las ventas, pérdida de empleo y, sobre todo, angustia y desesperación", afirma el gobernador desde el primer párrafo de la misiva.
"En esta nueva etapa de su gobierno, usted modificó su tono y su estilo, pero aún le falta lo más importante: enfrentar la realidad", sostiene, y le recuerda a Milei que "los dólares de Scott Bessent pueden haber sido eficaces para calmar a los mercados financieros, pero de ninguna manera resuelven los problemas de la vida cotidiana de la mayoría de los argentinos". "Cabe recordar que usted tuvo que recurrir a este nuevo “salvataje” luego de que su propio plan económico pusiera a la economía y a la sociedad argentina al borde del abismo", dice.
Respecto a la intervención de Donald Trump, cuyo gobierno por estas horas amenaza con un ataque a Venezuela, agrega que "si bien esta intervención puede haber calmado los mercados y contribuido a su resultado electoral, lo hizo al precio de una pérdida de soberanía y dignidad nacional. Y a cambio de compromisos que no se dieron a conocer porque, claramente, no se trata de una sociedad de beneficencia".
También recupera para sí la bandera de la institucionalidad, un reclamo histórico de otro campo político ideológico. "No es buena señal excluir a los gobernadores que considera “enemigos”. Las provincias que usted decidió no convocar representan a más del 40 por ciento de la población argentina. Y los gobernadores que las conducimos fuimos elegidos democráticamente, al igual que usted, para defender los intereses de nuestros pueblos. La exclusión de nuestras provincias es un gesto antidemocrático y contrario al espíritu federal".
Ocurre que Kicillof integra una suerte de "lista negra", junto con el formoseño Gildo Insfrán, el riojano Ricardo Quintela y el fueguino Gustavo Melella. El grupo de opositores férreos lo suele completar el pampeano Sergio Ziliotto, que en esta ocasión fue invitado y asistió para repetir el reclamo por los recursos que nación le adeuda a su provincia.
El texto incluye, además, una radiografía de la situación estructural histórica que afecta a los bonaerenses, hoy agravada por la motosierra de Milei. "El ajuste fiscal al que usted llama “superávit” se construyó en gran medida sobre la quita ilegal de fondos a las provincias. En el caso de Buenos Aires, se eliminaron el Fondo de Seguridad, el Fondo de Incentivo Docente, el Fondo Compensador para los Jubilados, se paralizaron 1.000 obras y 16.000 viviendas, entre otros. Nos debe a los bonaerenses más de doce millones de millones de pesos. Ese supuesto ahorro nacional está hecho con recursos que le pertenecen al pueblo de mi Provincia y de las demás. La Provincia de Buenos Aires es la más poblada del país, la que más produce y la que menos recursos recibe: aporta el 40% de la recaudación nacional y recibe apenas el 7%. Eso no es austeridad: es injusticia estructural".
El subtexto, tanto de la carta como de la reunión, es que los problemas generados por la administración libertaria permanecen intactos a pesar del resultado electoral y muy probablemente se profundizarán.
El ejemplo más reciente es el de Mauricio Macri: ganó las elecciones en octubre de 2017, el diciembre intentó sancionar la reforma previsional que significó su divorcio con las mayorías y en abril del año siguiente, debió recurrir al FMI en busca de financiamiento. Llegó al final de su mandato, pero su proyecto político se había agotado un ano y medio antes.
Aritmética
Más adelante, el gobernador le pone contexto y límites a la victoria de Milei. "A usted le gusta recordar que 2 + 2 es 4. Debo señalarle, al respecto, que la suma de quienes no votaron por su fuerza política y los millones de argentinos que no fueron a votar –seguramente desalentados luego de sucesivas frustraciones económicas y decepciones políticas– constituyen una mayoría social que no lo está aplaudiendo precisamente".
Ese universo, el tercio que permaneció en su casa ajeno a los comicios, es el universo al que debe interpelar Kicillof para que su candidatura gane volumen, algo de lo que están pendientes los peronismos de las demás provincias.
Por otro lado, aunque Kicillof no lo menciona, la victoria libertaria, apretada si se considera que La Libertad Avanza absorbió al PRO y con ello al conjunto del antiperonismo, mientras este tuvo fugas (Fernando Gray y Santiago Cúneo), es la primera después de cuatro derrotas consecutivas: tres en 2023 y una en septiembre de este año.
Futuros antagónicos
Los analistas políticos coinciden en que, con medio padrón por debajo de los cuarenta años de edad, el peronismo debe dejar de apelar al pasado y construir una narrativa de futuro. Sostienen que "Milei tiene una y es la única que hay" y que es ahí donde el gobernador debe concentrar sus esfuerzos.
A modo de ejemplo, un año atrás, se habían completado los estudios de impacto ambiental y las habilitaciones para comenzar la construcción de la planta de Gas Natural Licuado (GNL) en el puerto bahiense, lo que sería la mayor Inversión Extranjera Directa (IED) de la historia, tras casi diez años de gestiones entre YPF y Petronas, cuando Kicillof integraba el directorio de la petrolera estatal.
La inversión gestionada por Kicillof iba a generar empleos industriales, valor agregado a un recurso natural y divisas genuinas. Pero una intervención de Milei detuvo el proyecto, supuestamente para relocalizarlo en Río Negro. Pocos meses después quedó claro que se trataba sólamente de perjudicar al gobernador y a los bonaerenses. Petronas se retiró, el proyecto quedó trunco y finalmente el gas se licuará en barcos extranjeros, que obtendrán grandes ganancias a partir de recursos argentinos.


