En una tarde de lluvia tempestuosa, mientras se realizaba el primer cacerolazo contra el nuevo gobierno, un grupo de jóvenes artistas se reunió bajo la glorieta de la plaza 9 de Julio. Allí, entre poemas, canciones y discusiones sobre el presente, nació JAS, Juventudes Artistas Salteños, un colectivo que desde entonces articula distintas expresiones del arte y la militancia cultural.

“La JAS nace en diciembre de 2023, con un gobierno recién asumido, si no me equivoco, en el primer cacerolazo que se hizo en la plaza, un día de lluvia torrencial. Nos habíamos juntado todos los que hacíamos el Poesía Pue, un ciclo que ya venía haciéndose hace un año, y quisimos nombrarnos. Entonces nos reunimos todos en la glorieta para debatir qué podíamos hacer, cómo nos íbamos a llamar. Ahí nos conocimos muchos de los que después íbamos a formar parte de la JAS”, recuerda Pilar, “Pilu”, una de las fundadoras.

Antes de aquel encuentro fundacional, el Poesía Pue funcionaba como un espacio itinerante de micrófono abierto, en el que poetas, músicos y performers compartían sus creaciones, “era un ciclo que ya tenía su público, se hacía en lugares distintos cada vez, pasó por mucha gente que lo organizó y fue creciendo”, cuenta Pilu.


Los primeros pasos fueron de organización y reconocimiento mutuo: “empezamos a tener debates, a reunirnos solo para conversar, para leer. Tuvimos una participación en el Niáca, en el festival contra el recorte en cultura, y de a poco fuimos haciendo diferentes eventos. La mayoría somos estudiantes, y la mayoría también hacemos arte aparte del estudio”, resalta Pilar.

Un espacio de encuentro y militancia cultural

Por su parte, Oriana, también integrante de la JAS, describe el origen del colectivo como una continuidad del espíritu del Poesía Pue, pero con una nueva mirada política y social: “siempre fue un lugar de encuentro entre personas jóvenes y un espacio un poco salido del formato tradicional de experiencia artística. Mucha gente que se presenta en la JAS no tiene trayectoria; hay personas con mucha experiencia escénica y otras que recién comienzan a escribir o cantar. Es un lugar para compartir y para incentivar a mostrarse desde el arte”.

Con la creación de la JAS, ese encuentro tomó otro sentido; así lo describe Oriana: “se da en un contexto de emergencia política, donde vimos una urgencia de hablar sobre temas que antes no se habían tratado. Así surge la JAS, como un encuentro entre jóvenes con participación activa en debates sobre la realidad social y política”.



Para Oriana, el colectivo combina arte y militancia. “Se transformó en una militancia cultural, en entender la potencia del arte como transformadora de la realidad social. Hay mucha diversidad de trayectorias, eso nutre el espacio. Aprendemos no solo de la academia, sino de las experiencias personales, de la potencia política y artística del arte, y del encuentro colectivo”.

Consolidación y nuevos proyectos

Emi, otro integrante, habla sobre la actualidad del colectivo: “hoy la JAS está parada como un grupo consolidado, con personas que estuvieron desde el principio hace casi dos años, y con nuevos integrantes que se sumaron hace poco por una convocatoria abierta que hicimos desde las redes. La convocatoria fue muy grata porque se sumaron muchos chicos y eso hizo que se nutra de nuevo la JAS con nuevas energías para afrontar nuevos desafíos”.

Y en estos nuevos y grandes pasos, uno de los más importantes fue la creación de la Casa JAS, ubicada en Zavala 445, “es la proyección de un espacio cultural que se planteó cuando cumplimos el primer año de la agrupación. Hoy tiene un salón de usos múltiples y dos oficinas que se alquilan como coworking. La idea es consolidarnos como un espacio situado dentro de la ciudad de Salta, abierto y autogestivo”, explica Emi.


Actualmente, la agrupación sostiene actividades de tipo eventual, formativa y de investigación. Entre ellas, un proyecto llamado “Tejeríos”, que apunta a fortalecer redes con otros colectivos y organizaciones sociales. “Estamos coorganizando las primeras jornadas sobre experiencias de activismos y organizaciones travestis, trans, no binarias, lesbianas, mujeres y gays, junto al ICSOH (Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades), Ballroom Salta, la Facultad de Humanidades, La Ventolera y otras instituciones. Se trata de tejer redes y conocer otras formas de habitar el mundo y el activismo”, comenta Oriana.

Arte, redes y esperanza

La JAS se propone como un refugio y plataforma, de hecho, para Pilu, el espacio recupera algo que se había perdido, “antes de la existencia del Poesía Pue, un antecedente muy importante fue la Feria de Arte y Literatura. Cuando dejó de hacerse, muchos artistas jóvenes nos quedamos sin un lugar donde ir a tocar, donde nos abrieran las puertas. La JAS es ese espacio donde los que recién empiezan pueden conocer a otros, dejar de sentirse solos y darle valor a las labores artísticas, especialmente en este momento de vaciamiento cultural”.

Y sin duda, la dimensión política es parte de esa búsqueda. “Veo una desconexión entre las juventudes, y es muy loco ver que la mayoría de quienes votaron a este gobierno son jóvenes. En ese contexto, la JAS puede ser un lugar que devuelva la ilusión”, afirma Pilu.

Algo que coincide con el sentir de su compañera Oriana: “la juventud tiene una potencia muy fuerte, pero el encuentro se vio amenazado por una ideología individualista. Recuerdo la primera reunión de la JAS: fue una mezcla de tristeza y esperanza por un futuro para nosotros. Este lugar fue como un abrazo colectivo, un sitio donde sentirnos seguros y poder enfrentar lo que viene”.


“Cada evento muestra esas potencialidades”, agrega Oriana, “es un lugar donde podés crear proyectos y manifestarlos en la realidad, agarrar un micrófono y decir algo, y que la gente te escuche. La riqueza de la organización es que no todos pensamos igual: debatimos desde el respeto y la afectividad, buscando comprendernos mutuamente”.

Para Emi, esa diversidad es la clave, “las juventudes están cargadas de ideas y la JAS funciona como soporte para poder realizarlas. Creemos que la fortaleza está en las redes entre las personas y los espacios. Eso ayuda a que las propuestas salgan adelante”.

Entre lluvias, ferias, micrófonos abiertos y asambleas, la JAS se consolida como un laboratorio de creación colectiva en tiempos de incertidumbre política y social. Un espacio donde el arte se convierte en una forma de acción y comunidad, mostrando que los jóvenes, tienen mucho para dar.