El avance de la inflación por encima de lo previsto a comienzos de 2017 puso sobre la mesa de negociación la activación de la cláusula gatillo. En bancarios y estatales se va a activar y Comercio y Sanidad también están cerca. De todas formas, la recuperación del salario real de los registrados ronda en el mejor de los casos los dos puntos porcentuales, por debajo de la caída de casi seis puntos de 2016. Si se toma la estimación de inflación realizada por la CGT, no hay crecimiento del poder adquisitivo. Economistas advierten que en 2018 la situación de los salarios podría ser negativa.

Los salarios no le ganaron por goleada a la inflación, como pronosticó a mitad de 2017 el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El partido terminó raspando con diferencia de un gol o directamente empatado. Los números oficiales marcan que en octubre la mejora interanual del salario era del 4,5 por ciento, pero ese margen quedó recortado luego de la inflación de noviembre y diciembre, que estuvo en forma acumulada en el 5 por ciento. El Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (Cetyd) de la Unsam calculó una mejora del salario del 2,3 por ciento en noviembre. La situación del poder adquisitivo es peor entre los trabajadores no registrados.

El Instituto de Economía y Trabajo Fundación Germán Abdala advierte que “si bien el Gobierno instaló que a nivel nominal los acuerdos salariales del año pasado rondaban el 20 por ciento, en realidad están más cerca del 26 por ciento”. Para justificar ese número, argumentan que en varias de las paritarias más importantes hubo adelantamiento de las cuotas y además se incluyeron las cláusulas gatillo, que suponen la aplicación de nuevos aumentos si la inflación supera determinado rango. Las cláusulas operan en función de los períodos paritarios, que comienzan mayormente en abril/mayo, con lo cual en general la inflación todavía no superó a las paritarias.

Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) relacionado a la cláusula gatillo detalla que la excepción hasta ahora es el gremio de bancarios, en donde la cláusula opera automáticamente desde octubre, cuando la inflación superó el 19,5 por ciento. Se está negociando cómo abonar los aumentos que se retrotraen a enero y alcanzarían un 4,5 por ciento.

Un gremio que estaría cerca de activar la cláusula es Comercio, que inicia su convenio en abril y acordó un 20 por ciento de aumento. Anteayer hubo una reunión entre el gremio y las cámaras de donde surgió un rumor de acuerdo por una suba adicional del 6 por ciento. Pero las cámaras negaron la versión y se volverán a reunir la semana que viene.

Otro sector en donde jugará la cláusula es en Sanidad, que acordó una mejora salarial del 22 por ciento o dos puntos por arriba de la inflación de 2017. De hecho, las prepagas justifican la última suba del 4 por ciento en las cuotas a partir de una probable activación de la cláusula gatillo.

Para los estatales hay una cláusula no automática que debería operar porque se acordó una suba salarial del 20 por ciento hasta mayo. El lunes próximo habrá una reunión en Modernización, que ofreció pagar 2/3 puntos porcentuales en varios tramos. En el gremio de la construcción, el acuerdo del 22 por ciento que vence en abril también incluye una cláusula no automática a pagar retroactiva a octubre de 2017 y enero de 2018. Otros gremios importantes como la UTA, Camioneros, Aceiteros, Metalúrgicos y Gastronómicos no incluyeron cláusula gatillo en la negociación paritaria de 2017.

En 2016 y 2017, la cláusula gatillo fue una herramienta útil para los gremios. Este año las patronales quieren evitar ese punto. Con la inflación del año pasado por encima del 24 por ciento y la virtual imposibilidad de que se cumpla la meta del 15 por ciento en 2018, las negociaciones este año prometen ser complejas. Ayer Miguel Bein vaticinó que “es muy difícil que con un tipo de cambio más alto y una tasa de interés más baja los salarios le vuelvan a ganar en 2018 a la inflación. Los salarios van a estar un punto abajo o en el mismo nivel que la inflación”. Si eso ocurre, en tres años de Gobierno de Cambiemos el poder adquisitivo del salario real de los trabajadores formales habrá caído en promedio 5 a 6 puntos porcentuales.