El gobernador Miguel Lifschitz consideró que la saga de homicidios que dominó la primera quincena del año ‑a razón casi de uno por día en Rosario‑ se limita a un enfrentamiento entre dos grupos de la zona sur, y descargó responsabilidades compartidas en el Poder Judicial y en "las áreas sociales", en cuanto al deber de contener y reinsertar a quienes protagonizan esos episodios de violencia a uno y otro lado del gatillo.

"El tema nos preocupa objetivamente. Venimos de un año en el que hemos reducido notablemente la cantidad de homicidios, y creo que este pico es muy puntual, tiene que ver con un enfrentamiento entre dos grupos que se desató en la zona sur de Rosario y que debe tener una mirada especial de la policía y de la Justicia", circunscribió el mandatario ayer, al ser consultado por la prensa durante una recorrida por las obras en el aeropuerto Islas Malvinas, de Fisherton. De esta manera, no quiso dejar pasar la estadística que a principios de diciembre propaló el ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro: que en Santa Fe la tasa de homicidios había descendido a 8 cada 100.000 habitantes y que se había estabilizado. "Ahora nos queda reducir la cantidad de robos callejeros", dio por hecho el ministro entonces. Pero en los 13 asesinatos cometidos en las dos primeras semanas de enero, ninguno tuvo como desenlace el robo, o al menos no exclusivamente.

Ayer Lifschitz expuso el rebrote de violencia como un asunto específico de un barrio rosarino. "Estos jóvenes o involucrados como víctimas o victimarios son personas que estaban detenidas, con salidas transitorias, que están dentro del ámbito de trabajo que se lleva adelante y a veces necesitamos que estas cosas se aceleren y que estemos más atentos", lanzó en un tono que sonó a reclamo hacia el aparato judicial.

"La seguridad es la policía, pero también es un trabajo conjunto con la Justicia y un trabajo de las áreas sociales también. El jueves tendré una reunión con la junta de seguridad de la provincia, con los fiscales de cada distrito, para analizar la situación en general y estos hechos en particular", cerró el gobernador.

 

En el aeropuerto

Lifschitz paseó ayer por la mañana por las obras de ampliación del aeropuerto rosarino. Lo hizo acompañado por el presidente del directorio, Matías Galíndez. Los trabajos duplicarán la plataforma comercial para aumentar la capacidad de estacionamiento de aviones y contribuir a incrementar el flujo de vuelos y de pasajeros. "Es una inversión de casi 600 millones de pesos que está ejecutada en un 60 por ciento y permitirá estacionar 8 aviones en simultáneo, y eso aumentará la capacidad operativa del aeropuerto, incluso con aviones de fuselaje ancho, los que vuelan a Europa y Estados Unidos", precisó Lifschitz. Por la aeroestación de Fisherton pasaron en 2017 unos 750 mil pasajeros, y para 2018 quieren superar el millón de personas transportadas. "Esto brindará la posibilidad de buscar nuevas rutas y conexiones antes impensadas, como un vuelo directo a Europa o Estados Unidos, o a Centroamérica", destacó Lifschitz.

El gobernador aprovechó para poner de relieve la ausencia del gobierno nacional en el financiamiento de la obra. "En todas las aeroestaciones nacionales bajo concesión de Aeropuertos Argentina 2000 las obras las hace el gobierno nacional. En el caso del de Rosario, las obras las está realizando exclusivamente el gobierno provincial", apretó. Reprochó que el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, no lo atendió hasta ahora y fundamentó el reclamo en que "se está haciendo una inversión importante que incorpora a todo el sistema aeroportuario nacional un eslabón de jerarquía. Al fin de la pista estamos haciendo una expropiación para alargar la señalización para vuelos internacionales. Será un aeropuerto de jerarquía internacional y corresponde que el gobierno nacional acompañe".

El proyecto, a cargo de las empresas Obring y Helport, consiste en la reconstrucción de la plataforma actual, llevándola de 32.200 metros cuadrados a 36.800 metros, y la duplicación de la plataforma comercial hasta 69.000 m2.

Por otra parte, Lifschitz definió la relación con Casa Rosada como "buena" aunque lamentó que "todavía no se resolvió la deuda por coparticipación, que hemos planteado como una prioridad". En este sentido, dijo que no hubo avances en cuanto a ir definiendo la forma y el monto de la deuda que Nación debe cancelar, fecha que quedó fijada al 31 de marzo, según se convino con la firma del llamado "consenso fiscal". "Espero que en los próximos días podamos retomar", concluyó.